—¿En qué piensas? —le pregunto mientras paseo la yemas de mis dedos por el centro de su espalda desnuda.Se ve perfecta acostada boca abajo completamente desnuda después de habernos vuelto fuego en esta cama. Ella me mira, mueve su cabello a un costado, y sonríe.—Es difícil pensar teniéndote a mi lado —responde y cruza sus brazos para luego apoyar su cabeza sobre estos.Su cabello rubio cae de manera desordenada y yo, en un acto reflejo lo muevo para acomodarlo.—A mí también me cuesta mucho pensar, me distraes demasiado —susurro y me acerco un poco más—. Nunca me paso esto con alguien —expreso y continúo acariciando su piel tal y como si fuese vital para seguir respirando. —¿Qué cosa? ¿Estar casado por conveniencia y tener sexo sin sentimientos involucrados? —inquiere tal y como si estuviésemos hablando de cualquier cosa.—Eres muy directa, eso me gusta mucho —menciono —Supongo que el mundo de los negocios me ha hecho ser así, supongo que a ti te pasa igual —dice como si nada.—Es
Al día siguiente: 25 de junioObservo el reloj que hay en la mesita de noche y apenas son las siete de la mañana, yo y mi maldita costumbre de levantarme temprano sin siquiera tener en cuenta el cambio de horario, o lo poco que he dormido. La miro a ella durmiendo boca abajo y su cabello dorado cayendo por su espalda, y no puedo dejar de pensar en todo lo que paso anoche en esta cama.Haizea, sin duda alguna es una mujer impresionantemente hermosa. Si ella se lo propusiera, podría tener a cualquier hombre a sus pies y soy consciente de ello. Sin embargo, no consigo sentir más que deseo por ella, y supongo que se debe al hecho de que ya no me queda corazón para amar.Resoplo al darme cuenta de lo roto que estoy y me levanto de la cama permitiendo que ella continue descansando. Camino directamente hacia el baño y abro el grifo de la ducha. Me quedo de pie frente a la encimera del lavamanos y respiro hondo.—No permitas que esa mujer te arruine este momento, has venido aquí para olvidar
Termino de cambiarme, y al salir del baño, me doy cuenta de que ella esta en la terraza. La veo sentada en la reposera y a pesar de que no la estoy viendo a la cara, puedo notar lo pensativa que esta. Rápidamente preparo dos cafés con la ayuda de la cafetera que tenemos en el bungaló, y mientras lo hago, llamo al servicio de habitación para que nos traigan un desayuno continental y luego salgo a la terraza con las dos tazas en mis manos.—¿Te sientes mejor? —averiguo sentándome a su lado y le entrego una de las tazas.Ella asiente y me mira fijamente.—Si, es solo que el vapor del baño me hizo sentir muy mal, creí que me iba a desmayar —me explica y sonrió de lado.—¿Fue eso o que no pudiste soportar tanta intensidad? —bromeo y reímos cómplices.—Eres un engreído —me regaña divertida.—¿Y crees que tengo motivos para serlo o no? —le sigo el juego y se muerde el labio inferior.—Grandes motivos —pronuncia y su mirada me recorre de pies a cabeza dejándome saber que sus palabras están ll
Dos días después: 27 de junioMiami, FloridaSi hubiese sido por mí, me hubiera quedado en Nueva Zelanda unos cuantos días más junto a ella, pero si hay algo que caracteriza a Haizea, es lo trabajadora que es. Ella ha insistido que regresáramos, que no era bueno extender nuestro viaje tal y como yo lo deseaba, así que tan solo he podido complacerla.—Haizea, ¿Qué ocurre? —le cuestiono cuando la veo terminándose de arreglar.Ella me mira a través del reflejo de espejo, y luego voltea para encontrarme frente a frente. —¿De qué hablas? —pregunta haciéndose la desentendida.—De que apenas hemos llegado esta madrugada y ya te estas yendo, ¿vas a la oficina? —averiguo un tanto confundido.—Iré más tarde, primero iré a ver a mi mejor amiga, la tengo muy olvidada desde que empezó todo esto —me cuenta tomándome por sorpresa.—De acuerdo, entonces, ¿nos vemos más tarde? —sugiero acercándome a ella y asiente.—Si, nos vemos más tarde —concuerda y me da un beso en la mejilla que me alarma.—¿Así
Haizea y yo apenas nos hemos visto el día de hoy. Sé que vino a la oficina, que estuvo trabajando en el plan de implementación del sistema de automatización, pero apenas hemos cruzado palabra. Como si eso fuera poco, al llegar a la casa, se ha encerrado en la oficina y se la ha pasado trabajando en su computadora. Termino de preparar las dos tazas de café, e inmediatamente voy hacia la oficina. Golpeo la puerta, y una vez que escucho su voz, entro y dejo una de las tazas sobre el escritorio.—Te traje café, supuse que estarías trabajando y que necesitabas esto —digo y me siento en la silla del otro lado, pero ella solo mira la taza, sonríe y respira hondo.—Te lo agradezco, pero no quiero café, después no podré dormir —menciona.No sé qué está pasando, pero está actuando de manera muy extraña.—¿Hice algo que te molestara? —me atrevo a cuestionar.Haizea asiente, pero no deja de hacer lo suyo.—Solo estoy haciendo unas mejoras al sistema —dice como si nada, pero no le creo.Bebo un s
Un poco más de dos semanas después: 15 de julioCuando Haizea me dijo que quería el divorcio, pensé por un momento que se trataba de un arrebato, pero me equivoqué. Quise descubrir los motivos detrás de su decisión, pero fue imposible, ella se cerró tanto me dio oportunidad alguna de averiguar qué es lo que le estaba pasando. Por si todo esto fuera poco, fue a la empresa cuando yo no estaba y entrego todo el plan de integración del sistema para no tener que volver nunca ni a la empresa, ni a verme. No sé porque ha renunciado a todo de esta manera. Mi cabeza no deja de darle vueltas al asunto y las teorías son cada vez más.Estoy perdido mirando a través del ventanal cuando un llamado a la puerta me hace regresar a la realidad. Me entusiasmo pensando que puede ser ella, pero todo se desvanece cuando al entrar es mi abogado. Respiro profundo, me acomodo la corbata, y me acerco a mi escritorio.—Buenas —saludo con desanimo y hago un ademan para tome asiento mientras yo hago lo mismo de
«Voy a ser papá» de repente esa es la única frase que se repite una y otra vez en mi cabeza. No tengo idea de que rayos siento, ¿alegría? ¿rabia? ¿miedo? ¿preocupación? Y es que esto no estaba en mi planes, eso es lo único que sé.—Haizea me va a matar —habla Carla y su voz me regresa a la realidad.—No puede huir para siempre —es lo único que digo mientras que ella abre la puerta de su casa.—No entiendes nada —sentencia y me mira—. Pasa, yo me iré para que puedan hablar —finaliza y yo tan solo asiento para después entrar.La casa es bastante amplia y moderna. Esta pintada en tonos neutros y tiene muebles de estilo moderno y prácticos. Al llegar al salón, me llama la atención las maletas que se encuentran a un costado. «Tal vez es porque se ha mudado recién» pienso por un momento.—Carla, que bueno que viniste, ¿crees que salga muy caro comprarme ropa de invierno en Suiza? ¿o la llevo desde aquí? Es que ya no quiero llevar más maletas… —habla cuando nos encontramos en el pasillo que
Consulto el reloj una vez más y respiro profundo «ya te estas tardando» me digo por dentro. Vuelvo a mirar la pantalla de mi celular con la intención de saber si ella me ha llamado o no, pero no veo ninguna llamada suya. Estoy comenzando a ponerme nervioso, ¿y si no viene? ¿y si se va con mi hijo sin importarle las amenazas que hice? Son demasiadas las preguntas que tengo y es que de verdad la noticia del embarazo ha sacudido todo mi mundo. No esperaba una cosa como tal y está claro que ella tampoco. Quise comprender los motivos por los cuales huyo, pero simplemente no puedo. Ha sido demasiado egoísta en irse de esa forma con un hijo mío creciendo en ella.¿Cómo pudo dejarme fuera de algo como esto? No es como si se estuviera llevando un cuadro de la casa, es un hijo y no puede tomar decisiones de las cuales yo también debo ser participe. Siento rabia de que haya hecho que ese acuerdo de divorcio a ciegas. Si hubiese sabido que los motivos por los cuales quería alejarse de mi eran es