Termino de cambiarme, y al salir del baño, me doy cuenta de que ella esta en la terraza. La veo sentada en la reposera y a pesar de que no la estoy viendo a la cara, puedo notar lo pensativa que esta. Rápidamente preparo dos cafés con la ayuda de la cafetera que tenemos en el bungaló, y mientras lo hago, llamo al servicio de habitación para que nos traigan un desayuno continental y luego salgo a la terraza con las dos tazas en mis manos.—¿Te sientes mejor? —averiguo sentándome a su lado y le entrego una de las tazas.Ella asiente y me mira fijamente.—Si, es solo que el vapor del baño me hizo sentir muy mal, creí que me iba a desmayar —me explica y sonrió de lado.—¿Fue eso o que no pudiste soportar tanta intensidad? —bromeo y reímos cómplices.—Eres un engreído —me regaña divertida.—¿Y crees que tengo motivos para serlo o no? —le sigo el juego y se muerde el labio inferior.—Grandes motivos —pronuncia y su mirada me recorre de pies a cabeza dejándome saber que sus palabras están ll
Dos días después: 27 de junioMiami, FloridaSi hubiese sido por mí, me hubiera quedado en Nueva Zelanda unos cuantos días más junto a ella, pero si hay algo que caracteriza a Haizea, es lo trabajadora que es. Ella ha insistido que regresáramos, que no era bueno extender nuestro viaje tal y como yo lo deseaba, así que tan solo he podido complacerla.—Haizea, ¿Qué ocurre? —le cuestiono cuando la veo terminándose de arreglar.Ella me mira a través del reflejo de espejo, y luego voltea para encontrarme frente a frente. —¿De qué hablas? —pregunta haciéndose la desentendida.—De que apenas hemos llegado esta madrugada y ya te estas yendo, ¿vas a la oficina? —averiguo un tanto confundido.—Iré más tarde, primero iré a ver a mi mejor amiga, la tengo muy olvidada desde que empezó todo esto —me cuenta tomándome por sorpresa.—De acuerdo, entonces, ¿nos vemos más tarde? —sugiero acercándome a ella y asiente.—Si, nos vemos más tarde —concuerda y me da un beso en la mejilla que me alarma.—¿Así
Haizea y yo apenas nos hemos visto el día de hoy. Sé que vino a la oficina, que estuvo trabajando en el plan de implementación del sistema de automatización, pero apenas hemos cruzado palabra. Como si eso fuera poco, al llegar a la casa, se ha encerrado en la oficina y se la ha pasado trabajando en su computadora. Termino de preparar las dos tazas de café, e inmediatamente voy hacia la oficina. Golpeo la puerta, y una vez que escucho su voz, entro y dejo una de las tazas sobre el escritorio.—Te traje café, supuse que estarías trabajando y que necesitabas esto —digo y me siento en la silla del otro lado, pero ella solo mira la taza, sonríe y respira hondo.—Te lo agradezco, pero no quiero café, después no podré dormir —menciona.No sé qué está pasando, pero está actuando de manera muy extraña.—¿Hice algo que te molestara? —me atrevo a cuestionar.Haizea asiente, pero no deja de hacer lo suyo.—Solo estoy haciendo unas mejoras al sistema —dice como si nada, pero no le creo.Bebo un s
Un poco más de dos semanas después: 15 de julioCuando Haizea me dijo que quería el divorcio, pensé por un momento que se trataba de un arrebato, pero me equivoqué. Quise descubrir los motivos detrás de su decisión, pero fue imposible, ella se cerró tanto me dio oportunidad alguna de averiguar qué es lo que le estaba pasando. Por si todo esto fuera poco, fue a la empresa cuando yo no estaba y entrego todo el plan de integración del sistema para no tener que volver nunca ni a la empresa, ni a verme. No sé porque ha renunciado a todo de esta manera. Mi cabeza no deja de darle vueltas al asunto y las teorías son cada vez más.Estoy perdido mirando a través del ventanal cuando un llamado a la puerta me hace regresar a la realidad. Me entusiasmo pensando que puede ser ella, pero todo se desvanece cuando al entrar es mi abogado. Respiro profundo, me acomodo la corbata, y me acerco a mi escritorio.—Buenas —saludo con desanimo y hago un ademan para tome asiento mientras yo hago lo mismo de
«Voy a ser papá» de repente esa es la única frase que se repite una y otra vez en mi cabeza. No tengo idea de que rayos siento, ¿alegría? ¿rabia? ¿miedo? ¿preocupación? Y es que esto no estaba en mi planes, eso es lo único que sé.—Haizea me va a matar —habla Carla y su voz me regresa a la realidad.—No puede huir para siempre —es lo único que digo mientras que ella abre la puerta de su casa.—No entiendes nada —sentencia y me mira—. Pasa, yo me iré para que puedan hablar —finaliza y yo tan solo asiento para después entrar.La casa es bastante amplia y moderna. Esta pintada en tonos neutros y tiene muebles de estilo moderno y prácticos. Al llegar al salón, me llama la atención las maletas que se encuentran a un costado. «Tal vez es porque se ha mudado recién» pienso por un momento.—Carla, que bueno que viniste, ¿crees que salga muy caro comprarme ropa de invierno en Suiza? ¿o la llevo desde aquí? Es que ya no quiero llevar más maletas… —habla cuando nos encontramos en el pasillo que
Consulto el reloj una vez más y respiro profundo «ya te estas tardando» me digo por dentro. Vuelvo a mirar la pantalla de mi celular con la intención de saber si ella me ha llamado o no, pero no veo ninguna llamada suya. Estoy comenzando a ponerme nervioso, ¿y si no viene? ¿y si se va con mi hijo sin importarle las amenazas que hice? Son demasiadas las preguntas que tengo y es que de verdad la noticia del embarazo ha sacudido todo mi mundo. No esperaba una cosa como tal y está claro que ella tampoco. Quise comprender los motivos por los cuales huyo, pero simplemente no puedo. Ha sido demasiado egoísta en irse de esa forma con un hijo mío creciendo en ella.¿Cómo pudo dejarme fuera de algo como esto? No es como si se estuviera llevando un cuadro de la casa, es un hijo y no puede tomar decisiones de las cuales yo también debo ser participe. Siento rabia de que haya hecho que ese acuerdo de divorcio a ciegas. Si hubiese sabido que los motivos por los cuales quería alejarse de mi eran es
Al día siguiente: 17 de julioSaberla tan cerca y lejos a la vez ha sido una tortura para mí. La noche se me hizo eterna, no entiendo como pasamos de aquellos días de ensueño a esta mezcla de rabia y pesadilla. Algo que debía ser bueno ha terminado poniéndonos en veredas opuestas que me ha llevado a hacer cosas que no quería.Salgo de mi cuarto en medio de todas mis contradicciones, y al llegar a la cocina, me sorprendo al verla a ella comiendo helado a cucharadas directamente del recipiente, eso sin mencionar el corto camisón que aun lleva puesto y que podría resultar ser una gran herramienta para distraerme. Miro la hora tratando de asegurarme de que no me he quedado dormido y me doy cuenta de que todo está en orden.—¿Helado a las ocho de la mañana? —pregunto y su mirada lo dice todo.—¿Acaso hay un horario para comer helado? ¿o es que también me lo prohibirás? —me reta.«Respira profundo» me digo a mí mismo tratando de tranquilizarme ya que no quiero volver a tener un nuevo enfren
Miro el papel donde anoto esas reglas de convivencia que se ha inventado y no puedo entender en qué momento sucedido todo esto. Haizea volteo mi mundo patas arribas y no tengo manera de defenderme de lo que ella causa en mí. Ahora, por si fuera poco, hay una guerra entre los dos y un bebé de por medio que todavía me cuesta creer que sea una realidad.“No entrar a los cuartos sin permiso” leo en voz alta y niego con mi cabeza sin dejar de pensar en que antes no podíamos ni siquiera soltarnos, y ahora no nos podemos ni ver.“No opinar de lo que come el otro ni de lo que viste” sonrió con esto y es que empiezo a creer que buscara torturarme lentamente.Continúo leyendo las normas de convivencia, las prohibiciones que ha puesto y que han levantado un muro entre los dos, y no dejo de pensar en que serán unos meses muy difíciles para ambos. Sin embargo, me cuestiono que pasara después cuando nazca el bebé.¿Cómo será nuestra vida cuando tengamos a nuestro hijo? ¿Cómo viviremos? ¿Cómo pasare