Para el momento que Nicole y Thiago bajan del auto, ya el sol de la tarde se encuentra iluminando la entrada de la mansión, creando un contraste entre la calidez del entorno y la frialdad que desprende esa casa. Nicole insiste en que aquel lugar, es un museo frío y sin alma. Mientras toma la mano de su hijo para guiarlo hacia la entrada, un sonido familiar hace que se detenga. El celular en su bolso vibra, señal de un nuevo mensaje.Instintivamente, Nicole puede sentir como el nudo comienza a formarse en su estómago. No tiene que mirar la pantalla para saber que es otro mensaje anónimo. Todos sus contactos están identificados, y que aquel sea el sonido genérico de su celular, no es una buena señal. Sin embargo, respira hondo, disimulando su nerviosismo, y se inclina hacia Thiago con una sonrisa suave.—Cariño, ve entrando a la casa, ¿sí? —dice, con un tono tranquilo que busca no revelar la tormenta de nervios que está comenzando a experimentando.Escuchando las palabras de su mami, T
La única voz rompe la tranquilidad del comedor es la de Thiago, quien relata con entusiasmo todo lo que vio en el centro comercial ese día. Sus palabras se entrelazan con la emoción en su voz, mientras describe las tiendas, los juguetes y el parque de McDonald's donde jugó. Alessandro, sentado en la cabecera de la mesa, escucha atentamente a su hijo, disfrutando del brillo en sus ojos mientras habla. Por un momento no puede creer que esa imagen de él cenando junto a Thiago y Nicole después de un día de trabajo sea real.Sin embargo, su atención no está completamente en el relato de Thiago. Sus ojos se desvían de vez en cuando hacia Nicole, quien parece distante, preocupada. Aunque está sentada en la mesa, apenas ha tocado su comida, y su atención se centra más en el teléfono a su lado que en lo que ocurre a su alrededor. Cada vez que la pantalla del dispositivo se ilumina, Nicole desvía la mirada hacia él, como si temiera algo.Alessandro no puede evitar notar el gesto, la forma en qu
Bajando la mirada, Alessandro observa el cheque sobre el escritorio, y aunque cuando el pequeño papel se puede ver como algo inofensivo, suelta un profundo suspiro al tomarlo, negándose a iniciar una discusión que ambos lamenten. Abriendo el cajón de su escritorio, decide guardar el cheque en él, que lo esté aceptando no significa que tenga pensado cobrarlo. Cerrando el cajón, se recuesta en su silla, sus ojos fijos en el techo por un momento mientras busca las palabras adecuadas. Quiere hablarle de lo que ha estado haciendo, de la investigación que pidió iniciar, y de su preocupación por ella y por Thiago, pero no está seguro de cómo lo tomará. La Nicole que conoció siempre fue independiente y ahora, aunque ella no tenga la confianza de contarle nada, puede ver que protectora es una de las cualidades que puede sumarle, y no sabe si revelarle que está interviniendo será lo correcto. Tras pensarlo un poco y cerrar brevemente sus ojos, se endereza en la silla y abre sus ojos, lo mej
Nicole entra en su oficina después de tantos días de ausencia, no puede evitar sentir alivio por retomar su rutina. Tan pronto como cruza la puerta, lo primero que capta su atención es un hermoso ramo de narcisos colocado en el centro de su escritorio. Las flores están perfectamente arregladas, sus pétalos amarillos brillan como la luz de la mañana, llenando la habitación con una fragancia delicada y fresca.Una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro al ver el ramo. Es un gesto sencillo, pero logra tibiar su interior. Sin embargo, su expresión se vuelve pensativa al darse cuenta de algo: George siempre le ha regalado tulipanes, nunca narcisos. ¿Por qué cambiarlo ahora? La pregunta ronda en su mente mientras se acerca al escritorio, su mano extendiéndose hacia la pequeña tarjeta que acompaña al ramo.Justo cuando sus dedos rozan la tarjeta, la puerta se abre de golpe y su secretaria entra apresurada, interrumpiendo sus pensamientos.—¡Señorita Antonelli! —exclama la joven, un poco agita
Al bajar de su auto, Nicole lo hace con un paso presuroso, la preocupación reflejada en cada uno de sus movimientos. Su mente aún está completamente absorta en la llamada que recibió de la directora de la escuela mientras busca procesar sus palabras. Su corazón late con fuerza mientras avanza hacia la entrada del edificio, sin siquiera percatarse del auto de Alessandro estacionado cerca, parcialmente oculto por la sombra de un árbol.Al entrar en el pequeño edificio de la escuela, su velocidad aumenta, sus tacones resonando en el suelo de los pasillos vacíos. Su mente da vueltas, imaginando mil y un escenarios de lo que podría haber pasado con Thiago. Cuando finalmente llega a la puerta del despacho de la directora. Toma una respiración profunda, intentando calmarse y regular su respiración antes de tocar la puerta con suavidad. Cuando escucha el permiso para entrar, empuja la puerta y se adentra en la habitación.La primera imagen que capta es la de la directora, sentada detrás de s
El trayecto hacia la casa es silencioso. Nicole se siente cargada de una inmensa molestia, que ni siquiera la suave melodía que suena en la radio del auto logra calmar. Mientras mantiene la vista fija en la carretera, sus manos aprietan con fuerza el volante. Alessandro, sentado en el asiento del copiloto, observa de reojo a Thiago en la parte trasera, quien mantiene la cabeza baja, evitando cualquier contacto visual con su madre. Optó por ir en el auto con ellos en lugar de en el suyo, pues conoce el humor de Nicole, y aunque no sabe cómo podría tornarse con Thiago, si fuera el caso, prefiere hacer algo que lo vuelva a él el blanco de la rabia de la peli rosa.Cuando finalmente llegan a la casa, el auto de Nicole es el primero en entrar en el garaje, y ella misma es la primera en salir del auto con movimientos rápidos. El ruido de sus tacones sobre el pavimento, mientras se dirige a la entrada de la mansión, resalta su estado. Thiago la sigue, casi arrastrando los pies, mientras entra
Nicole se mantiene dando vueltas por su cuarto, sus pensamientos giran en torno a la pequeña reprimenda que le dio a Thiago. No puede evitar sentirse mal por haberlo regañado tan severamente. Y el solo pensar en su carita llena de lágrimas, hacen que el peso de la culpa se haga más intenso por no haberlo dejado explicarse.Por un momento se detiene y fija su mirada en la repisa de fotos, y eso es lo que la hace tomar su decisión. Dejando salir un bajo y marcado suspiro, camina hacia la puerta de la habitación, necesita hablar con él, asegurarse de que sepa cuánto lo ama y que su intención en ningún momento fue lastimarlo o ser injusta.Al abrir la puerta se detiene en seco al ver que Alessandro se encuentra entrando a la habitación de Thiago. Cuando la figura del rubio se pierde totalmente dentro de la habitación tras entrecerrar la puerta, ella cierra la de su cuarto con su sumo cuidado de no hacer ruido y se acerca a la de su hijo. Colocando cerca de la puerta, intentando captar las
Nicole se mueve de forma automáticos mientras está en la cocina cortando las verduras y mezclando los ingredientes, preparando la cena para los tres, pero su mente está realmente ocupada en otro lugar. Las palabras de Thiago la siguen haciendo reflexionar.Mientras trabaja en cortar los vegetales, está tan absorta en sus pensamientos que no nota la presencia de Alessandro acercándose a ella. Solo cuando él habla, su voz baja y grave la sobresalta, dando un pequeño brinco por el susto.—¿Necesitas ayuda con algo? —pregunta, su tono tranquilo y considerado.Nicole se gira rápidamente hacia él, su rostro mostrando sorpresa y un leve rubor se asoma a sus mejillas al notar algo. Los ojos de Alessandro reflejan una mezcla de preocupación y afecto, que no tarda en reconocer y se maldice internamente. No espero volver a ver esa jodida mirada que fue la causa de que se enamorara de él tiempo atrás. Y por un momento, Nicole se siente expuesta, como si él pudiera leer todos sus pensamientos.—Oh