Nicole entra en su oficina después de tantos días de ausencia, no puede evitar sentir alivio por retomar su rutina. Tan pronto como cruza la puerta, lo primero que capta su atención es un hermoso ramo de narcisos colocado en el centro de su escritorio. Las flores están perfectamente arregladas, sus pétalos amarillos brillan como la luz de la mañana, llenando la habitación con una fragancia delicada y fresca.Una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro al ver el ramo. Es un gesto sencillo, pero logra tibiar su interior. Sin embargo, su expresión se vuelve pensativa al darse cuenta de algo: George siempre le ha regalado tulipanes, nunca narcisos. ¿Por qué cambiarlo ahora? La pregunta ronda en su mente mientras se acerca al escritorio, su mano extendiéndose hacia la pequeña tarjeta que acompaña al ramo.Justo cuando sus dedos rozan la tarjeta, la puerta se abre de golpe y su secretaria entra apresurada, interrumpiendo sus pensamientos.—¡Señorita Antonelli! —exclama la joven, un poco agita
Al bajar de su auto, Nicole lo hace con un paso presuroso, la preocupación reflejada en cada uno de sus movimientos. Su mente aún está completamente absorta en la llamada que recibió de la directora de la escuela mientras busca procesar sus palabras. Su corazón late con fuerza mientras avanza hacia la entrada del edificio, sin siquiera percatarse del auto de Alessandro estacionado cerca, parcialmente oculto por la sombra de un árbol.Al entrar en el pequeño edificio de la escuela, su velocidad aumenta, sus tacones resonando en el suelo de los pasillos vacíos. Su mente da vueltas, imaginando mil y un escenarios de lo que podría haber pasado con Thiago. Cuando finalmente llega a la puerta del despacho de la directora. Toma una respiración profunda, intentando calmarse y regular su respiración antes de tocar la puerta con suavidad. Cuando escucha el permiso para entrar, empuja la puerta y se adentra en la habitación.La primera imagen que capta es la de la directora, sentada detrás de s
El trayecto hacia la casa es silencioso. Nicole se siente cargada de una inmensa molestia, que ni siquiera la suave melodía que suena en la radio del auto logra calmar. Mientras mantiene la vista fija en la carretera, sus manos aprietan con fuerza el volante. Alessandro, sentado en el asiento del copiloto, observa de reojo a Thiago en la parte trasera, quien mantiene la cabeza baja, evitando cualquier contacto visual con su madre. Optó por ir en el auto con ellos en lugar de en el suyo, pues conoce el humor de Nicole, y aunque no sabe cómo podría tornarse con Thiago, si fuera el caso, prefiere hacer algo que lo vuelva a él el blanco de la rabia de la peli rosa.Cuando finalmente llegan a la casa, el auto de Nicole es el primero en entrar en el garaje, y ella misma es la primera en salir del auto con movimientos rápidos. El ruido de sus tacones sobre el pavimento, mientras se dirige a la entrada de la mansión, resalta su estado. Thiago la sigue, casi arrastrando los pies, mientras entra
Nicole se mantiene dando vueltas por su cuarto, sus pensamientos giran en torno a la pequeña reprimenda que le dio a Thiago. No puede evitar sentirse mal por haberlo regañado tan severamente. Y el solo pensar en su carita llena de lágrimas, hacen que el peso de la culpa se haga más intenso por no haberlo dejado explicarse.Por un momento se detiene y fija su mirada en la repisa de fotos, y eso es lo que la hace tomar su decisión. Dejando salir un bajo y marcado suspiro, camina hacia la puerta de la habitación, necesita hablar con él, asegurarse de que sepa cuánto lo ama y que su intención en ningún momento fue lastimarlo o ser injusta.Al abrir la puerta se detiene en seco al ver que Alessandro se encuentra entrando a la habitación de Thiago. Cuando la figura del rubio se pierde totalmente dentro de la habitación tras entrecerrar la puerta, ella cierra la de su cuarto con su sumo cuidado de no hacer ruido y se acerca a la de su hijo. Colocando cerca de la puerta, intentando captar las
Nicole se mueve de forma automáticos mientras está en la cocina cortando las verduras y mezclando los ingredientes, preparando la cena para los tres, pero su mente está realmente ocupada en otro lugar. Las palabras de Thiago la siguen haciendo reflexionar.Mientras trabaja en cortar los vegetales, está tan absorta en sus pensamientos que no nota la presencia de Alessandro acercándose a ella. Solo cuando él habla, su voz baja y grave la sobresalta, dando un pequeño brinco por el susto.—¿Necesitas ayuda con algo? —pregunta, su tono tranquilo y considerado.Nicole se gira rápidamente hacia él, su rostro mostrando sorpresa y un leve rubor se asoma a sus mejillas al notar algo. Los ojos de Alessandro reflejan una mezcla de preocupación y afecto, que no tarda en reconocer y se maldice internamente. No espero volver a ver esa jodida mirada que fue la causa de que se enamorara de él tiempo atrás. Y por un momento, Nicole se siente expuesta, como si él pudiera leer todos sus pensamientos.—Oh
De la semana que tienen viviendo juntos, Alessandro puede decir que es la primera comida que hacen en silencio. Si bien el ambiente no es del todo pesado o tenso, la dinámica de conversación entre Nicole y Thiago, no está y eso es bastante raro, en esos días le ha quedado más que claro que ambos son capaces de hablar incluso del vuelo de una mosca. Por su parte, Nicole, a pesar de sus intentos por concentrarse en la comida, no puede evitar notar la tristeza en los ojos de su hijo, y eso es algo que la llena de culpa.Thiago, por su lado, siente la mirada de su mami, y con la inocencia propia de su edad, piensa que puede hacer para aliviarla. Tras unos largos minutos de silencio, el pequeño rubio se arma de valor y toma un trozo de su comida, haciéndolo balancear en su tenedor de forma exagerada antes de llevárselo a la boca, imitando los movimientos de un avión. Hace un sonido divertido al "aterrizar" el bocado en su boca, mirando a su madre con una sonrisa esperanzada.Nicole, al ve
Su corazón no debería estar latiendo de la forma en que lo hace. Nicole puede sentir como sus miradas se quedan perdidas entre ellas, su pulso se acelera y su cuerpo se tibia ante la cercanía de Alessandro. Cuando el rubio endereza su cuerpo y ella puede estar firme una vez más, entonces, ese debió ser el momento ideal para que ambos se separasen, pero eso simplemente no ocurre.El mundo fuera de ellos se detiene y no existe nada más. El agarre de Alessandro en su cintura se vuelve más firma, más fuerte, negado a permitir que ella se separe. Por su parte, Nicole coloca sus manos sobre el pecho del rubio, y mientras sigue perdiéndose en esa mirada sus manos se cierran y se aferran a Alessandro. Saben que, aunque lo quieran negar y ninguno se atreva a decirlo en voz alta, los sentimientos que permitieron que surgiera por el otro sigue allí, oculto, herido, pero más vivo y latente que nunca.—¿Mami? —llama Thiago.Y solo eso es lo que rompe la burbuja en la que se encuentran. Nicole es l
Mientras Alessandro y Thiago salen de la habitación, Nicole se queda allí, observándolos mientras se alejan. Una mezcla de emociones la embarga: una profunda ternura al ver a Alessandro interactuar con Thiago con más libertad y la felicidad en el rostro de su hijo, y una confusión abrumadora sobre el porqué cada parte de ella reaccionó de esa forma ante su cercanía, se supone que ella ya no siente nada hacia él. La imagen de Alessandro, con su chándal y ese tatuaje inesperado, sigue rondando su mente. ¿Quién es este nuevo Alessandro? Y más importante aún, ¿cómo se supone que debe manejar todo lo que está sintiendo? Toda esa incorrecta emoción que simplemente no debería de existirAntes de que pueda seguir sumida en sus pensamientos, Alessandro vuelve a aparecer en la puerta.—Volveremos para la cena —dice con una mirada que refleja algo más que simple cortesía—. Ten cuidado en tu viaje. Te veo luego.Y con eso, se marcha, dejando a Nicole sola con sus pensamientos y su agitado corazón