#55
Nicole entra en su oficina después de tantos días de ausencia, no puede evitar sentir alivio por retomar su rutina. Tan pronto como cruza la puerta, lo primero que capta su atención es un hermoso ramo de narcisos colocado en el centro de su escritorio. Las flores están perfectamente arregladas, sus pétalos amarillos brillan como la luz de la mañana, llenando la habitación con una fragancia delicada y fresca.

Una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro al ver el ramo. Es un gesto sencillo, pero logra tibiar su interior. Sin embargo, su expresión se vuelve pensativa al darse cuenta de algo: George siempre le ha regalado tulipanes, nunca narcisos. ¿Por qué cambiarlo ahora? La pregunta ronda en su mente mientras se acerca al escritorio, su mano extendiéndose hacia la pequeña tarjeta que acompaña al ramo.

Justo cuando sus dedos rozan la tarjeta, la puerta se abre de golpe y su secretaria entra apresurada, interrumpiendo sus pensamientos.

—¡Señorita Antonelli! —exclama la joven, un poco agita
Liseth Torrealba

Bienvenidos a la segunda etapa de esta historia. "Si se necesitan mil vidas para sanar un corazón herido, déjame que convierta cada día de tu existencia en una vida nueva."

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