Sábado…Ese día salí de casa, nadie me preguntó a dónde iba, se imaginaban que con Lara, o con Luca, mamá y Vanessa estaban demasiado ocupadas planeando el gran evento. Me alejé lo más que pude, yo quería estar sola, necesitaba vaciar mi cabeza de tantos pensamientos que me agobiaban, bueno y el corazón también. Caminé un poco más, luego me senté en un banco, sentía los latidos de mi corazón resonando en la nuca, eso no me estaba sirviendo de nada, necesitaba medidas drásticas. Luego de dar un par de vueltas entré al primer club que vi, subí al segundo piso, las luces púrpuras le daban un toque diferente, había gente bailando en la pista, incluso un dj que tocaba en vivo. Me senté en la primera mesa vacía que vi al fondo, un minuto después apareció un mesero, le pedí lo primero que se me ocurrió; un whisky. Empezó a preguntarme cuál en específico, eso era lo que menos me importaba, así que me llevó uno a su elección. El primer trago me bajó quemando la garganta, el segundo me sabía
Alexia giró la cabeza con la respiración entrecortada, se cubrió el pecho con las manos, todo imaginó menos verlo a él, justo a él. —¿Usted quién carajos es? No se meta, aquí solo nos estamos divirtiendo. Intentó tomarla de la mano, pero él volvió a exclamar con más autoridad.—¡No se atreva a tocarla de nuevo! Alexia suspiró convulsivamente, dio un paso adelante, pero Carlos se negaba a dejarla ir, intentó detenerla, pero antes de que la alcanzara Alan ya le estaba sujetando la muñeca con fuerza haciéndolo retorcer de dolor.—¡Que no entiendes; no la toques! Lo empujó,por la borrachera que tenía por poco termina en el piso, pero sus amigos lo sujetaron a tiempo. —¿Quién te crees para meterte hijo de puta? Después de decirle eso se enderezó como una fiera y se le fue encima empujándolo, aprovechó eso para intentar golpearlo, pero Alan fue más rápido y le devolvió el golpe con más fuerza rompiéndole la nariz, enviándolo directo al suelo, sus amigos se acercaron a ayudarlo, como
Toqué la puerta, tres golpecitos, como una melodía, esa era mi manera de golpear su puerta. Estaba tardísimo a esas alturas ya se me había pasado la maluquera, menos mal no me había emborrachado sino hubiera sido peor. Un minuto después la puerta se abrió y apareció él un poco adormecido, con su ropa de dormir y su cabello vuelto un enredo. —Chispita… —se frotó los ojos y me miró, como si la visión se le hubiera aclarado, su gesto se alteró—. Chispita, qué pasó, estás bien.Sujetó mi rostro entre sus manos, acarició la parte inflamada por el mordisco de ese imbécil, bajó la mirada hasta mi pecho descubierto, sus ojos se oscurecieron. Intenté sonreír, acaricié su mejilla.—No me vas a dejar pasar.Se hizo a un lado indicándome que entrara, una vez en la sala me bombardeó con preguntas, jamás lo había visto así; estaba alarmado. Mientras él seguía diciéndome quién sabe qué, yo pensé; será él el indicado. Entonces las palabras se escaparon de mis labios.—¿Y si nos volvemos novios?Se c
Parecía una estúpida película de terror, pero de esas bien feas. No tenía más remedio que decir que sí. Empezó a saltar como niña, me abrazó y me pellizcó las mejillas. Me estremecí, era desastroso todo lo que me pasaba. —Sabía que podía contar contigo. Alan nos recoge y nos deja en el centro comercial.Empecé a reirme histéricamente, definitivamente yo necesitaba un exorcismo. Ella me miró confundida, negué y sólo dije; parecen pegotes, se van a desgastar de tanto estar juntos. Ella soltó una carcajada ruidosa. …Él nos recogió como lo había dicho, en todo el camino me la pasé con el celular en la mano, mensajeando con Luca, tratando de evitar la miel que le salía a Vanessa cada que estaba con él, a ese paso me volvería diabética. Empezaron a planear su perfecta vida después de casados, yo preferí no participar en tan interesante conversación. Me probé el vestido. Un vestido verde esmeralda con corset ajustable, tela satinada y abertura en la pierna. Me quedó hermoso, Vanessa decí
EL MARIDO DE MI HERMANA.Un mes después…Llegó mi cumpleaños #22 y se suponía que debería estar muy feliz, pues celebraba un año más de vida, pero mi felicidad se veía opacada porque había llegado el tan esperado día; la boda de mi hermana. Me maquillaron y peinaron acorde a la ocasión, me puse el vestido y me paré frente al espejo, era hermoso. Por un momento me perdí, regresé cuando lo vi a través del espejo, se veía hermoso, lo dicho, los trajes le quedaban perfectos. Se acercó y se posicionó tras de mí, colocó sus manos frente a mí entregándome una pequeña cajita de terciopelo negra y una nota. Apoyó su barbilla en mi cuello, sonreí olvidándome de todo.—Mi chispita, feliz cumpleaños. Hasta ese momento fue el primero en felicitarme, estaba segura que con el alboroto de la boda nadie recordaría mi cumpleaños. Abrí la nota.Para la chispita que enciende cada día de mi vida. No dejes que nadie apague nunca tu llama, tu fuerza y coraje. Feliz cumpleaños mi chispita. Volví a sonreí
Sonreí mucho más, que irónico, de verdad ella pensaba que tenía nostalgia por su boda, cuando la nostalgia mayor era saber que había perdido al amor de mi vida. La volví a abrazar porque en ese momento no se me ocurría decir nada más, no encontré una estupidez sensata que no sonara falsa, así que nada mejor que un abrazo. Me alejé y justo tras de mí escuché.—Cuñada, ¿a mí no vas a felicitarme? Ja,ja,ja,ja. Eso era demasiado patético. Sonreí mordiendo mis mejillas con fuerza, le di un abrazo corto, que parecía eterno, en ese momento solo quería tenerlo lejos de mí. Se me formó un nudo en el estómago que empezó a subirme por el pecho, era una sensación horrible. Me alejé, lo miré solo unos segundos.—Felicidades.Retrocedí porque justo ese día no me apetecía ser expresiva, es más al parecer en mi vocabulario no existían otras palabras más emotivas y completas, que; felicidades. Busqué a Luca, tomé su brazo, él correspondió con esos ojos coquetos y sonrisa encantadora que me hacía se
Regresamos a la fiesta, seguí bailando y tomando, si a eso se le podía llamar tomar; la mitad del trago se salía de mi boca, no caminaba, sentía que volaba. Empecé a reírme y tal vez no faltaba mucho para la otra etapa de mi borrachera. Lo que más risa me daba era que todos pensaban que estaba así porque mi hermana se había casado. Y sí, estaba así por eso, pero no por la razón que todos creían. Narrador omnisciente…Alexia ya no podía ni mantenerse en pie, se reía cubriéndose la boca para no llamar la atención, Luca la observaba, cada movimiento y es que él la conocía demasiado bien, sabía que tras eso había un trasfondo. Alexia se negó a participar en el lanzamiento del ramo. Luca la volvió a rodear con sus brazos sosteniéndola para que no se cayera, observando desde lejos como todas las solteras participaban. Alexia seguía recibiendo copas, Luca se las quitaba y se las tomaba él, ella hacía un puchero y él le daba un beso en su nariz haciéndola reír. La conocía tan bien, que sab
—Pues nos incendiamos.Alexia buscaba la manera de arrancar esos pensamientos y deseos que tuvo en algún momento por quien no debía. Otra vez Luca se dejó llevar por el corazón; sus labios se unieron una vez más como si trataran de saciar el ardiente deseo que los envolvía. Las manos de Lucas bajaron por los costados agarrando la suave tela del vestido, la subió ansiosamente dejando a la vista su ropa interior. Una sensación ardiente creció dentro de él, un fuego tan intenso que sentía que no podía apagarlo fácilmente. Alexia por su parte empujó su feminidad contra él, animándolo, provocándolo. Luca tocó el borde de sus bragas con los pulgares, haciendo que un gemido se le escapara. Alexia cerró los ojos y repitió; es lo correcto, esto es lo que debo hacer. Con gran agilidad Alexia bajó las manos agarrando la cintura de sus pantalones, le bajó la cremallera. Luca levantó con mucho cuidado el borde de su ropa interior como esperando su aprobación. Por instinto Alexia separó automátic