Regresamos a la fiesta, seguí bailando y tomando, si a eso se le podía llamar tomar; la mitad del trago se salía de mi boca, no caminaba, sentía que volaba. Empecé a reírme y tal vez no faltaba mucho para la otra etapa de mi borrachera. Lo que más risa me daba era que todos pensaban que estaba así porque mi hermana se había casado. Y sí, estaba así por eso, pero no por la razón que todos creían. Narrador omnisciente…Alexia ya no podía ni mantenerse en pie, se reía cubriéndose la boca para no llamar la atención, Luca la observaba, cada movimiento y es que él la conocía demasiado bien, sabía que tras eso había un trasfondo. Alexia se negó a participar en el lanzamiento del ramo. Luca la volvió a rodear con sus brazos sosteniéndola para que no se cayera, observando desde lejos como todas las solteras participaban. Alexia seguía recibiendo copas, Luca se las quitaba y se las tomaba él, ella hacía un puchero y él le daba un beso en su nariz haciéndola reír. La conocía tan bien, que sab
—Pues nos incendiamos.Alexia buscaba la manera de arrancar esos pensamientos y deseos que tuvo en algún momento por quien no debía. Otra vez Luca se dejó llevar por el corazón; sus labios se unieron una vez más como si trataran de saciar el ardiente deseo que los envolvía. Las manos de Lucas bajaron por los costados agarrando la suave tela del vestido, la subió ansiosamente dejando a la vista su ropa interior. Una sensación ardiente creció dentro de él, un fuego tan intenso que sentía que no podía apagarlo fácilmente. Alexia por su parte empujó su feminidad contra él, animándolo, provocándolo. Luca tocó el borde de sus bragas con los pulgares, haciendo que un gemido se le escapara. Alexia cerró los ojos y repitió; es lo correcto, esto es lo que debo hacer. Con gran agilidad Alexia bajó las manos agarrando la cintura de sus pantalones, le bajó la cremallera. Luca levantó con mucho cuidado el borde de su ropa interior como esperando su aprobación. Por instinto Alexia separó automátic
El marido de mi hermana.Esas palabras golpearon a Alexia como una ola enorme, se congeló mientras instintivamente dijo su nombre.—Luca…En sus oídos retumbaba; porque te amo. Sí, estaba muy ebria, pero esas palabras se le clavaron en la cabeza y el corazón. Cuando volvió a sentir las piernas salió corriendo y se encerró en el baño. Se deslizó por la puerta, levantó las rodillas y las abrazó enterrando la cabeza en ellas. Lo único que hacía era llorar y ni siquiera ella sabía porque lloraba como lo hacía. O tal vez sí sabía la respuesta, por esa razón le estaba doliendo tanto. Por otro lado Luca seguía de pie en medio de la sala, suspiró convulsivamente, al fin lo dijo, era como quitarse una carga de los hombros. Luca tenía muy claro que el perdedor de ese juego era él. Sabía que la razón por la cuál Alexia se había puesto mal tantas veces era un hombre, aunque no sabía quién era. Luca se dobló sobre sí mismo y dejó que las lágrimas siguieran el recorrido. Sollozó solo para él; esp
Narra Alexia. Cuando moví la cabeza sentí un dolor punzante y agudo en las sienes, chillé y sostuve mi cabeza con fuerza. Me dolía todo el cuerpo de una manera desagradable, me molestaba el cuello, la espalda, los brazos, me zumbaban los oídos, sentía el estómago pegado de mi columna, se me pasaron las copas. Tardé unos minutos en abrir los ojos, los sentía pesados. Bueno a decir verdad tardé como media hora en abrirlos y otra media hora para sentarme. Poco a poco fui acostumbrándome a la luz, miré alrededor, la habitación se me hacía conocida, bajé la mirada, tenía un conjunto deportivo, no quería ni imaginar dónde o cómo había quedado el vestido. Entonces hice una pregunta; qué pasó anoche. Me quedé en blanco unos minutos y luego empezaron a llegarme recuerdos muy borrosos de la fiesta; baile, gritos, risas, tragos y más tragos. Luca… ¿Tal vez lo había soñado? Me llevé la mano al pecho lo apreté con fuerza, sentí que se me salía el corazón, empecé a mirar con cautela, no se escuc
Sentía que me estaba ahogando así que necesitaba sacarlo con mi peor enemigo; el alcohol. Pero esa vez decidí ir al club «Paraíso Infernal Como siempre al ingresar era recibida por luces brillantes que parpadeaban al ritmo de la música electrónica llenando el ambiente. Me detuve mirando a mi alrededor, era la primera vez que detallaba esa parte del club. Todo estaba decorado con extravagancia; paredes cubiertas de murales psicodélicos y esculturas abstractas que creaban una sensación de estar en otro mundo. En la pista de baile la multitud se movía al compás de la música, creando un espectáculo hipnótico de movimiento. Caminé hacia la otra zona, donde el ambiente estaba igual o mejor que el anterior. Arrastré un taburete y me senté junto a la barra. Una lágrima rodó por mi mejilla, tenía tantas cosas encima que sentía que me era difícil respirar. Pegué la frente a la barra e intenté respirar frenéticamente. —Turquesa. No sé si es bueno o malo verte por aquí —escuché la voz de Josh
—Ella es la mujer más hermosa que conozco.Lo miré y sus ojos automáticamente cambiaron, brillaron como diamantes, tan seductores que era difícil apartar la mirada. Luego sonrió dibujando esos hermosos hoyuelos. »Es grosera, prepotente, altanera, fría, calculadora, de carácter fuerte, contestona, soberbia, caprichosa y su mayor cualidad demasiado orgullosa.Un gesto de confusión se dibujó en mi rostro, él me guiñó un ojo como si lo hubiera entendido.—Todos vemos al mundo de la manera en que queremos verlo, lo que otros llaman defectos yo lo veo como virtudes. Es lo que más me gusta de ella, que es diferente, me enamoré del lado que otros llaman «oscuro» Vaya que era sorprendente, incluso miles de preguntas llegaban a mí, cómo es que ella no puede amar a un hombre como él; tan único y diferente. Imaginé que al hablar de ella lo primero que iba a resaltar era su belleza física y virtudes, como solemos hacerlo todos, pero lo primero que resaltó fueron sus defectos, que para él no l
—No le vas a responder — Habló Jhos más que una pregunta era una afirmación. Soltó una risita. —No me apetece. Josh se inclinó un poco hacia ella.—Sabes que va a llamarme. Adalet hizo una mueca de fastidio, puso los ojos en blanco. Se incorporó, tomó su abrigo, su teléfono de mala gana y se fue sin siquiera despedirse de Josh, parecía muy molesta. Josh sonrió.—La conozco perfectamente, pero él también, hay que admitirlo. Sabe dónde encontrarla. Me sorprendía la naturalidad con la que decía las cosas, estaba enamorado de ella, era como si no le afectara en lo más mínimo, eso era madurez o tener demasiado claro su lugar. —¿Cómo lo haces? —inquirí, pasé saliva porque un nudo empezó a formarse en mi garganta.—¿Qué? —Para actuar con tanta normalidad, aún cuando la quieres.Tal vez yo tenía que actuar de esa manera, asimilando mi lugar en esa historia. —Será porque tengo demasiado claro que aunque me busque, el motivo siempre sera el mismo; él. Aunque la saque de quicio él es
—¿Una locura verdad? —inquirí.—¿Ahora lo entiendes? —respondió con otra pregunta.Arqueé una ceja en un gesto de incomprensión.—¿Qué?—Lo conociste primero, sin embargo él terminó enamorado de tu hermana y se casó con ella. Tu corazón lo eligió a él, luego llegó Luca, aún con todo lo que han vivido y lo especial que es él, tu corazón siguió eligiendo al otro. Para qué te mortificas pensando en lo que Luca siente por ti si el corazón siempre es el que termina eligiendo. No es el que más te convenga, es el que tu corazón escogió y ahí no podemos hacer nada. Sus palabras estaban cargadas de puras verdades, lastimosamente no podemos mandar al corazón, de ser así nadie sufriría, pues siempre eligiríamos lo más conveniente, el mejor partido, el que nos ama y podría hacernos felices. Elevé mi copa.—Me gusta tu manera de ver la vida. —Para qué complicarnos si de todas maneras vamos a sufrir, el sufrimiento es algo inevitable que sucede en nuestras vidas, es como una extensión del cuerp