Nochebuena.A Vanessa se le ocurrió la grandiosa idea de comprar suéteres navideños para todos, yo solo pensaba en la manera de soportar tanto tiempo en un mismo espacio. Lara iba a pasar Navidad con su familia, al igual que Luca, así que no tenía escapatoria. Como era de esperarse mamá empezó con los preparativos de la cena desde el día anterior, y vaya que me advirtió muchas veces que tenía que quedarme en casa toda la noche. Antes de bajar a la sala hablé con Luca por teléfono, él siempre encontraba la manera de hacerme reír. Empecé a bajar las escaleras mientras practicaba la mejor sonrisa falsa, llegué a la sala donde estaban todos reunidos, lo miré solo una fracción de segundo mientras lo saludaba y a pesar de llevar ese ridículo suéter rojo, se veía perfecto. Vanessa me pellizcó las mejillas con una enorme sonrisa, feliz porque me había puesto el estúpido suéter. Fue la noche más espeluznante de todas. Cuando llegó la medianoche empezaron a repartir abrazos, antes de que él
— Se preguntaran el motivo de esta cena…En el momento en que Vanessa puso su mano izquierda sobre la mesa y vi el anillo que llevaba en el dedo anular mi cerebro se desconectó, mis emociones se agolparon en el fondo de mi garganta luchando por salir. Ahí se había perdido la mínima esperanza, si es que la había. Salí del trance cuando todos empezaron a aplaudir, los estaban felicitando por su compromiso. Susurré con una exhalación y una sonrisa en los labios, tan falsa que me dolía la mandíbula y me sentía tan hipócrita. Abracé a Vanessa, solo pude decirle; felicidades. Mentira, yo no me sentía feliz, tenía tantas emociones oscuras que me daba miedo, le di un abrazo corto a Alan, fue como si me estrangularan las entrañas. Seguí sonriendo como si se me hubiera congelado el rostro, era la única manera que tenía para fingir. Mis padres estaban felices, empezaron a planear muchas cosas, en ese momento me desconecté del mundo. Alan miraba a Vanessa de una manera tan bonita, alejé la mira
EL MARIDO DE MI HERMANA.Bailamos hasta que dejé de sentir los pies, tal cual como yo quería. Cuando llegamos a su edificio, no podía dar un paso más y no porque estuviera borracha, por increíble que pareciera estaba sobria, solo que me dolían los pies. Así que Luca me tomó en brazos como si fuera una muñeca y me cargó. Me dejó sobre su cama, se hincó de rodillas y empezó a desatar las correas de mis tacones. Lo detallé en silencio, cada movimiento, cada roce, cada gesto y así definitivamente también era el lenguaje del amor. Así que sentí miedo de escuchar la respuesta a la pregunta que le había hecho. Me tumbé en la cama y le hice señas para que se acomodara junto a mí, apoyé mi cabeza en su pecho y su corazón latía de una manera tan diferente, incluso podría jurar que su respiración se pausaba, ¿eran efectos del alcohol? Pues él había tomado más que yo. Estaba tan cansada, ya no pensaba en nada, mis párpados empezaron a cerrarse hasta que me fundí en un sueño profundo. …Pasé po
Sábado…Ese día salí de casa, nadie me preguntó a dónde iba, se imaginaban que con Lara, o con Luca, mamá y Vanessa estaban demasiado ocupadas planeando el gran evento. Me alejé lo más que pude, yo quería estar sola, necesitaba vaciar mi cabeza de tantos pensamientos que me agobiaban, bueno y el corazón también. Caminé un poco más, luego me senté en un banco, sentía los latidos de mi corazón resonando en la nuca, eso no me estaba sirviendo de nada, necesitaba medidas drásticas. Luego de dar un par de vueltas entré al primer club que vi, subí al segundo piso, las luces púrpuras le daban un toque diferente, había gente bailando en la pista, incluso un dj que tocaba en vivo. Me senté en la primera mesa vacía que vi al fondo, un minuto después apareció un mesero, le pedí lo primero que se me ocurrió; un whisky. Empezó a preguntarme cuál en específico, eso era lo que menos me importaba, así que me llevó uno a su elección. El primer trago me bajó quemando la garganta, el segundo me sabía
Alexia giró la cabeza con la respiración entrecortada, se cubrió el pecho con las manos, todo imaginó menos verlo a él, justo a él. —¿Usted quién carajos es? No se meta, aquí solo nos estamos divirtiendo. Intentó tomarla de la mano, pero él volvió a exclamar con más autoridad.—¡No se atreva a tocarla de nuevo! Alexia suspiró convulsivamente, dio un paso adelante, pero Carlos se negaba a dejarla ir, intentó detenerla, pero antes de que la alcanzara Alan ya le estaba sujetando la muñeca con fuerza haciéndolo retorcer de dolor.—¡Que no entiendes; no la toques! Lo empujó,por la borrachera que tenía por poco termina en el piso, pero sus amigos lo sujetaron a tiempo. —¿Quién te crees para meterte hijo de puta? Después de decirle eso se enderezó como una fiera y se le fue encima empujándolo, aprovechó eso para intentar golpearlo, pero Alan fue más rápido y le devolvió el golpe con más fuerza rompiéndole la nariz, enviándolo directo al suelo, sus amigos se acercaron a ayudarlo, como
Toqué la puerta, tres golpecitos, como una melodía, esa era mi manera de golpear su puerta. Estaba tardísimo a esas alturas ya se me había pasado la maluquera, menos mal no me había emborrachado sino hubiera sido peor. Un minuto después la puerta se abrió y apareció él un poco adormecido, con su ropa de dormir y su cabello vuelto un enredo. —Chispita… —se frotó los ojos y me miró, como si la visión se le hubiera aclarado, su gesto se alteró—. Chispita, qué pasó, estás bien.Sujetó mi rostro entre sus manos, acarició la parte inflamada por el mordisco de ese imbécil, bajó la mirada hasta mi pecho descubierto, sus ojos se oscurecieron. Intenté sonreír, acaricié su mejilla.—No me vas a dejar pasar.Se hizo a un lado indicándome que entrara, una vez en la sala me bombardeó con preguntas, jamás lo había visto así; estaba alarmado. Mientras él seguía diciéndome quién sabe qué, yo pensé; será él el indicado. Entonces las palabras se escaparon de mis labios.—¿Y si nos volvemos novios?Se c
Parecía una estúpida película de terror, pero de esas bien feas. No tenía más remedio que decir que sí. Empezó a saltar como niña, me abrazó y me pellizcó las mejillas. Me estremecí, era desastroso todo lo que me pasaba. —Sabía que podía contar contigo. Alan nos recoge y nos deja en el centro comercial.Empecé a reirme histéricamente, definitivamente yo necesitaba un exorcismo. Ella me miró confundida, negué y sólo dije; parecen pegotes, se van a desgastar de tanto estar juntos. Ella soltó una carcajada ruidosa. …Él nos recogió como lo había dicho, en todo el camino me la pasé con el celular en la mano, mensajeando con Luca, tratando de evitar la miel que le salía a Vanessa cada que estaba con él, a ese paso me volvería diabética. Empezaron a planear su perfecta vida después de casados, yo preferí no participar en tan interesante conversación. Me probé el vestido. Un vestido verde esmeralda con corset ajustable, tela satinada y abertura en la pierna. Me quedó hermoso, Vanessa decí
EL MARIDO DE MI HERMANA.Un mes después…Llegó mi cumpleaños #22 y se suponía que debería estar muy feliz, pues celebraba un año más de vida, pero mi felicidad se veía opacada porque había llegado el tan esperado día; la boda de mi hermana. Me maquillaron y peinaron acorde a la ocasión, me puse el vestido y me paré frente al espejo, era hermoso. Por un momento me perdí, regresé cuando lo vi a través del espejo, se veía hermoso, lo dicho, los trajes le quedaban perfectos. Se acercó y se posicionó tras de mí, colocó sus manos frente a mí entregándome una pequeña cajita de terciopelo negra y una nota. Apoyó su barbilla en mi cuello, sonreí olvidándome de todo.—Mi chispita, feliz cumpleaños. Hasta ese momento fue el primero en felicitarme, estaba segura que con el alboroto de la boda nadie recordaría mi cumpleaños. Abrí la nota.Para la chispita que enciende cada día de mi vida. No dejes que nadie apague nunca tu llama, tu fuerza y coraje. Feliz cumpleaños mi chispita. Volví a sonreí