Todos los presentes sabrían perfectamente que aquel sitio no era vigilado por ninguna cámara. Y solo algunos tenían el conocimiento de que Leonel alguna vez, no tan lejana esa vez, llegó a tener acciones del lugar, que luego de desfilarse casi por completo de las filas de Gael, vendió dichas acciones para más nunca poseer algo que lo vinculara al señor Cliff. Sin embargo, Leonel seguía yendo a ese gimnasio improvisado, un galpón enorme y transformado con un amplio espacio, casi tan grande como un mini hangar, pero lo hacía en casos muy específicos, aquellos en los que el empresario necesitó tocar de vez en cuando ese mundo opaco y carente de sentimientos.El estacionamiento estaba abierto, nadie podía notar nada extraño, solo eran vehículos entrando al sitio como cualquier otra noche, con la diferencia que ese día se encontraría cerrado para los entrenamientos.Ni Frank ni él, dijeron absolutamente nada, el silencio era el mejor comportamiento que podían ejecutar mientras entraban con
—Me encantaría poder meterte una bala entre esas desgracias cejas —gruñó Gael. —No sé qué estás esperando. Gael miró los oscuros ojos de Leonel. —Baja esa pistola —comandó Leonel. Gael tardó un par de segundos, pero bajó el arma y sonrió como si estuviese anonadado por algo en concreto. —Vaya, Leonel el empresario que manda ha hacer las cosas a la gente. —Rió un poco—. Haré de cuentas que ninguno de tus amigos detectives está por aquí, en algún lugar de las paredes o del techo, esperando que yo diga algo que traiga hasta acá a la puta policía. —Señaló a su alrededor con su arma y gestos de su mano libre—. También me haré el loco con imaginar que ya has hecho un trato con tu antiguo departamento de Inteligencia para entregarme como un pavo de Acción de Gracias. Total, vine hasta acá para que fueses tú mismo que me dijera qué pretendes con Sofía y cuál es el plan de utilizarla a ella. Ciertamente no sé exacto para dónde te la has llevado, pero no me preocupa si tú no me lo dices. En
Sofía no se sentía bien ese día, parecía que la cena de la noche anterior le había caído mal. Había estado con un poco de fiebre durante la madrugada, la que ella curó por sí misma tomándose medicamentos.—¿Liam? —le dijo a su hijo, quien entraba a su habitación.Ella se estiró para ver la hora en su celular. Eran aproximadamente las 06:00 de la mañana.—Mamá, ¿te sientes bien? ¿Por qué aún no te has levantado de la cama?Sofía arrugó el entrecejo con ternura al ver a su niñito preocupado y hablando con la voz chiquita.—Ay, mi vida. Sí, me he estado sintiendo un poco mal desde anoche, pero ya estoy mejor. En breve me estaré cambiando, ¿vale? Ahora, dime algo, te veo ya vestidito, ¿por qué te has levantado tan temprano? —Ella en verdad estaba extrañada por ver a su hijo listo para ir a la escuela cuando faltaba mas de una hora para que comenzaran sus clases.—Es que me desperté con un ruido.Ella acentuó el fruncimiento de sus cejas. Liam no era de sueño ligero, sobre todo en las noch
Frank se sentó en frente de la cama de su jefe, quien se encontraba acostado, descansado de una operación en su brazo izquierdo.El señor Vos se recuperaría, pero la herida de bala desgarró el músculo, entrando desde el hombro y saliendo un punto más abajo, causando fisuras y estillas en el hueso del antebrazo. El empresario debió ser operado de inmediato, pero el mismo Frank, ayudado por el médico de cabecera y sus influencias, coordinó la salida del hospital lo más pronto posible. Después de lo ocurrido, no podían arriesgarse con quedarse dentro del recinto médico a merced de cualquier esbirro de Gael Cliff.—Ahora esto parece una clínica —bromeó Mark, entrando a la habitación, hablando en un tono bajo para no despertar a Vos—. ¿Qué diablos fue lo que pasó? —preguntó, ya sentado en otro rincón de la recámara.—Me parece que el señor Cliff quiso probar un punto de autoridad sobre Leonel, aunque desordenado en su accionar. No hizo preguntas muy inteligentes que digamos. Insistía en sa
Ya eran las 08:00 de la noche en San Juan y Leonel no le había contestado el par de llamadas y mensajes de texto. Frank la llamó, explicando que su jefe mandó a decirle que pronto la contactaría y que disculpara las molestias y la ausencia, atendía asuntos que consumían todo su tiempo.Media hora después de ella colgar la corta conversación con el señor Loman, llegó Liliana, fuera de su horario de trabajo, trayendo consigo un par de pizzas y refrescos, más algunos postres que según la cocinera fueron enviados por el señor Vos a modo de disculpa.Sofía no decía nada, pero le parecía todo muy extraño. Sin embargo, ella no sabía exacto cómo eran las rutinas de Leonel en lo laboral, las cosas exactas a las que se dedicaba, no conocía los detalles de sus específicas tareas. ¿Planes alimenticios en la escuela de Larry? ¿En otros planteles u ONG’s? ¿Venta de los artículos que vio aquella vez cuando la invitó a cenar? ¿Coordinación de empresas, manejo de acciones, de activos, actos protocolar
—Gracias por esperar —le dijo Sofía a Raymond luego de ella haberle pedido permiso para irse a cambiar. No era tan tonta como para no darse cuenta de las miradas que él le confirió nada más acercarse.Raymond se levantó en cortesía del mueble donde se acomodó para esperarla. Luego, volvió a sentarse cuando ella lo hizo en el sillón de tres plazas.—Ok, Raymond, cuéntame, ¿qué está pasando? ¿Qué haces en San Juan?—No está pasando nada, Sofía. Sé que puede parecerte extraño que viaje de nuevo acá, pero necesitaba hacer unas cosas aquí en la isla. Como te pudiste dar cuenta, trabajo en conjunto con Leonel. Es muy probable que me veas seguido cuando se trata de asuntos suyos.—Ok, está bien. No entiendo mucho, ustedes se manejan a su ritmo, ¿pero dónde está él?—Está ocupado. —Evitó que se notara la presión de su mandíbula. Ella se quedó mirándolo fijo.—Reforzaron la seguridad de esta casa, luego vienes tú… ¿Por qué todo esto? ¿Y por qué siento que me están ocultando algo? ¿Tendría que
Tamara Green se encontraba sentada sobre su gran cama con sábanas de seda, vestida de dorado de los pies a la cabeza, prenda delicada, vestido bien confeccionado por un diseñador de renombre.Llevaba su teléfono móvil consigo. Acababa de escribirle al detective Raymond Sr John, a quien ella había guardado con otro nombre, sin obtener respuesta alguna. Estaba loca por hablar con él, sobre todo esa noche.Cuando Gael, quien estaba frente a ella, detuvo sus movimientos ante el espejo de cuerpo entero, ella disimuladamente se estiró hacia atrás, como si se apoyara sobre el colchón, para así poder alejar su teléfono un poco de su cuerpo, restándole importancia a lo que estuviese haciendo con el aparato. La idea era que Gael no notara lo urgida que ella estaba por querer comunicarse con alguien.Gael la miró por un instante, pero luegi siguió acomodándose la chaqueta de traje negro y su pajarita. Sus golpes en la cara aún podían verse y después de haber sufrido una fuerte herida en la parte
Albany. Horas antes, esa misma mañana. —Señor… —habló Frank, bajo el umbral de la puerta de la habitación de su jefe. La enfermera terminaba de inyectarle el primer medicamento del día a Leonel cuando llegó Frank Loman. Mark se había ido esa mañana, debía volver a sus labores lo más pronto y no levantar sospechas o malentendidos entre sus colegas, no era absoluta la certeza de quienes colaboraban o no con Gael dentro del departamento de Policía. Leonel sentía cada vez menos dolor, confiaba en lo que el médico le dijo, que sanaría pronto casi por completo, la operación en su brazo izquierdo fue un éxito, en breve podría salir del encierro y regresar a sus labores y viajes (para Leonel, esto último era lo importante). Ya el empresario no aguantaba las horas quietas, aunque las dedicara a su trabajo de oficina desde su piso. Y ese día sería uno movido, debía recibir informes sobre Gael y su esposa, Tamara, ya que celebrarían el cumpleaños de la dama, los Green y los Cliff juntos y Leon