Leonel se encontraba de pie al lado de la camilla de su hombre de confianza, Mark; uno de los pocos que apreciaba. Ahora era un hombre herido de bala. Pudo haber sido peor, los doctores ya le habían explicado que sanaría pronto, pero debía ser observado constantemente. El sujeto se enfrentó a varios disparos y fue uno solo el que lo envió a urgencias. El empresario se topó con el director actual del departamento de policía, el jefe de Mark en Inteligencia. El encuentro se dio en el hospital. Conversaron sin ningún tipo de problemas adicionales al que ya sucedía. Ambos hombres sabían quiénes eran todos allí, nadie armaría un show por un caso que se desarrollaba bajo cuerda y que era muy delicado. Aun así, a pesar de que el famoso director siempre se ponía en contra de los Cliff y sus secuaces, en la opinión personal de Vos, no hacía mucho por erradicar esa mafia extremadamente organizada, por lo cual, el director no podía ser parte del famoso equipo que quería acabar con esa familia,
Sofía frunció sus cejas al ver a uno de los escoltas sentado frente a la casa.—¿Nuevo cargo? —le preguntó al señor Francisco, estando ella en el asiento del copiloto del vehículo.Se había negado en redondo ir en el asiento de atrás junto a Liam, sobre todo cuando solo iban a la escuela, también ocurría al ir de compras. A Sofía aún le incomodaban tantos privilegios.—Creo que el señor Vos lo ha transferido hoy a ese puesto de trabajo. —El chofer casi se encogió de hombros.—Pero si ya tenemos que ir con un equipo de Seguridad allá atrás —miró por el retrovisor, divisando el vehículo que les seguía, en ese momento se estacionaba pegado a la acera, al igual que ellos—, convivir con otro equipo que rodea la casa, tener las comunicaciones fijas en alerta para grabación por si entra alguna llamada sospechosa, sin mencionar las alarmas activadas las 24 horas, las cámaras en todo el perímetro…—Y algunos están viviendo al lado de la piscina, ¿verdad mamá? —intervino Liam con su inocente vo
Liliana lanzó una esplendorosa sonrisa. Se sentó en una de las sillas altas al otro lado de la encimera, en frente de la maestra.—Nosotros los boricuas amamos tanto el romance como la fiesta. Y olemos la química de dos personas a leguas. —Se encogió de hombros y se levantó—. No sé cuál es la historia entre ustedes, pero de que hay candela, hay candela.Sofía se echó a reír, sintió sus mejillas sonrojadas y se odió por eso. Lo que dijo la cocinera le hizo recordar a algunas personas allá en España.—Me haces rememorar a mis años en Madrid. Por cierto, conocí a algunos paisanos tuyos allá. No muchos, más que todo clientes del restaurante donde trabajé. ¿Suelen ser así de extrovertidos todo el tiempo?—Bueno niña, ¿qué te puedo decir? Sí, sí lo somos. No todos, pero es algo que en definitiva lo llevamos en la sangre —señaló su brazo—, es inevitable, ¿tú sabes? Y se pone ruda la cosa cuando nos encaprichamos con alguien, zas, ahí estamos nosotros observando y viendo todo, que no se nos e
Las horas pasaron en medio de mucha tensión. Frank estaba preocupado por su jefe, quien no había salido de su habitación en toda la tarde, luego de trasladarse del mini centro comercial de vuelta al edificio para prepararse antes de ir a encontrarse con Gael Cliff.A Mark se le recetó reposo ese día, ya que casi no lo había tenido, por lo que no se percató de la llegada de ellos al piso.La hora de salir a la reunión en Troy llegó, Loman debía avisarle al señor Vos que ya debían partir.Leonel le dio permiso para entrar a la recámara luego de escuchar el toque en la puerta. Loman lo encontró preparando su arma y colocarla detrás, en su espalda, colocarse la chaqueta sobre el suéter negro y meter los guantes dentro de los bolsillos de la prensa.Se giró y Frank pudo ver la determinación bañando el rostro de su jefe.—¿Todo está listo? —preguntó Vos.—Sí, señor. El equipo espera abajo y otro ya arrancó.—¿Raymond?—Monitorea la zona. Tengo entendido que salió para allá hace una hora.Le
Todos los presentes sabrían perfectamente que aquel sitio no era vigilado por ninguna cámara. Y solo algunos tenían el conocimiento de que Leonel alguna vez, no tan lejana esa vez, llegó a tener acciones del lugar, que luego de desfilarse casi por completo de las filas de Gael, vendió dichas acciones para más nunca poseer algo que lo vinculara al señor Cliff. Sin embargo, Leonel seguía yendo a ese gimnasio improvisado, un galpón enorme y transformado con un amplio espacio, casi tan grande como un mini hangar, pero lo hacía en casos muy específicos, aquellos en los que el empresario necesitó tocar de vez en cuando ese mundo opaco y carente de sentimientos.El estacionamiento estaba abierto, nadie podía notar nada extraño, solo eran vehículos entrando al sitio como cualquier otra noche, con la diferencia que ese día se encontraría cerrado para los entrenamientos.Ni Frank ni él, dijeron absolutamente nada, el silencio era el mejor comportamiento que podían ejecutar mientras entraban con
—Me encantaría poder meterte una bala entre esas desgracias cejas —gruñó Gael. —No sé qué estás esperando. Gael miró los oscuros ojos de Leonel. —Baja esa pistola —comandó Leonel. Gael tardó un par de segundos, pero bajó el arma y sonrió como si estuviese anonadado por algo en concreto. —Vaya, Leonel el empresario que manda ha hacer las cosas a la gente. —Rió un poco—. Haré de cuentas que ninguno de tus amigos detectives está por aquí, en algún lugar de las paredes o del techo, esperando que yo diga algo que traiga hasta acá a la puta policía. —Señaló a su alrededor con su arma y gestos de su mano libre—. También me haré el loco con imaginar que ya has hecho un trato con tu antiguo departamento de Inteligencia para entregarme como un pavo de Acción de Gracias. Total, vine hasta acá para que fueses tú mismo que me dijera qué pretendes con Sofía y cuál es el plan de utilizarla a ella. Ciertamente no sé exacto para dónde te la has llevado, pero no me preocupa si tú no me lo dices. En
Sofía no se sentía bien ese día, parecía que la cena de la noche anterior le había caído mal. Había estado con un poco de fiebre durante la madrugada, la que ella curó por sí misma tomándose medicamentos.—¿Liam? —le dijo a su hijo, quien entraba a su habitación.Ella se estiró para ver la hora en su celular. Eran aproximadamente las 06:00 de la mañana.—Mamá, ¿te sientes bien? ¿Por qué aún no te has levantado de la cama?Sofía arrugó el entrecejo con ternura al ver a su niñito preocupado y hablando con la voz chiquita.—Ay, mi vida. Sí, me he estado sintiendo un poco mal desde anoche, pero ya estoy mejor. En breve me estaré cambiando, ¿vale? Ahora, dime algo, te veo ya vestidito, ¿por qué te has levantado tan temprano? —Ella en verdad estaba extrañada por ver a su hijo listo para ir a la escuela cuando faltaba mas de una hora para que comenzaran sus clases.—Es que me desperté con un ruido.Ella acentuó el fruncimiento de sus cejas. Liam no era de sueño ligero, sobre todo en las noch
Frank se sentó en frente de la cama de su jefe, quien se encontraba acostado, descansado de una operación en su brazo izquierdo.El señor Vos se recuperaría, pero la herida de bala desgarró el músculo, entrando desde el hombro y saliendo un punto más abajo, causando fisuras y estillas en el hueso del antebrazo. El empresario debió ser operado de inmediato, pero el mismo Frank, ayudado por el médico de cabecera y sus influencias, coordinó la salida del hospital lo más pronto posible. Después de lo ocurrido, no podían arriesgarse con quedarse dentro del recinto médico a merced de cualquier esbirro de Gael Cliff.—Ahora esto parece una clínica —bromeó Mark, entrando a la habitación, hablando en un tono bajo para no despertar a Vos—. ¿Qué diablos fue lo que pasó? —preguntó, ya sentado en otro rincón de la recámara.—Me parece que el señor Cliff quiso probar un punto de autoridad sobre Leonel, aunque desordenado en su accionar. No hizo preguntas muy inteligentes que digamos. Insistía en sa