Un día después de la fiesta de Larry, Mark, el hombre que trabajaba para Leneol, tenía una orden y estaba seguro que sería fácil de ejecutar, sin embargo, siempre existiendo un gran riesgo de que todo saliera mal.El equipo más cerrado y de mayor confianza de Leonel Vos había trabajado cercanamente a los hombres de Gael Cliff, como si todos y cada uno de ellos hubiesen pertenecido a la nómina de una misma empresa. Pero aquellos que eran realmente leales al empresario y exoficial de Inteligencia, manejaban un incentivo de vida: acabar con las mafias y poderes que lideraban los Cliff, sobre todo el hijo, Gael. Resultaban ser pocos policías en ejercicio a favor de Vos, aquellos que incluso él mismo entrenó (en un principio) para beneficio de su enemigo.Los hombres del empresario quienes eran parte de su empresa de seguridad clandestina, habían sido entrenados para pelear, realizar espionaje, hablar al menos dos idiomas, también aprendieron a manejarse dentro del mundo de la élite, usar
Ella asintió, comprendiendo que no tendría escapatoria.—Bien. No faltes, Amapola. Sé dónde vives y lo que haces cuando no vienes aquí. Sé detalles de tu vida que ni tú misma imaginas que alguien más puede saber. Podría utilizar todos esos datos para perjudicarte. Si te vuelves loca y me delatas, entendemos que estás dentro de un lugar lleno de peligro, ¿no es así? Asgard es uno de tantos aquí, por eso caerá tarde o temprano, pero no será fácil. No creo que te atrevas a delatar a un infiltrado.—El vendrá hoy —anunció ella.—Lo sé, por eso no estaré mucho tiempo aquí. Él me conoce, no puede verme. Si me ve aquí sabrá en lo que ando y todo se arruinará, por lo que tú no hablarás nada sobre mí. Mentirás y lo harás bien. Dirás que fui uno más del montón, lo que sea, distrae siempre la atención de tus compañeras y de tu jefe sobre mí. Mientras, trabaja con el nórdico, no muestres ningún cambio de humor ante él, porque podría sospechar. ¿Entiendes que ese hombre no es bueno?—Si quieres at
Sofía estaba segura que la vivienda a la que Leonel los había llevado a ella y a Liam debía valer más de un millón de dólares, como mínimo; tampoco es que supiera mucho sobre el valor de las propiedades en ese lado del mundo. No supo exacto hacia dónde él decidió hospedarla hasta que entró a la zona, pero ya imaginaba que se trataría de algún lugar costoso. Sin embargo, no tanto, o no como lo que sus ojos veían. Esa lugar vendría siendo en uno de los sitios más exclusivos de todo San Juan, y no tenía que investigarlo, solo con verlo ya podía describirlo así. Entró a una residencias de edificios, esperaba que fuese algún apartamento alquilado, pero una vez más el empresario la sorprendió alojándolos en un lugar más reservado.Tanto ella, su hijo, el detective, el chofer (de quien ahora ella sabía su nombre: el señor Francisco Gutiérrez) y Leonel se encontraban rodeados de una rama edificios muy hermosos, pero que escondían una edificación detrás. El expolicía alquiló (aunque sin decir
—No tienes por qué agradecerme y puedes llamarme solo Leonel. Dame esos cinco. —El niño chocó su palma con la de él—. ¿Jugamos ahora?Liam se encogió de hombros y asintió, sonriendo de vuelta. —¿Pero sería posible jugar al fútbol? —Ok, ya veo que te gusta más ese deporte. ¿Cuál es tu equipo favorito?Raymond escuchaba atentamente, se cruzaba de brazos, mirando de vez en cuando para otro lugar, ocultando lo que podía hacerle sentir esa camaradería entre su amigo y el hijo de Sofía. —El Atlético de Madrid. Leonel se rió. —Claro, obvio, ¿por qué no lo pensé antes? Sofía caminaba por el lugar, se permitió perderse solo un momento en sus propios pensamientos, algo que solía ocurrirle muy a menudo.—Si te sientes abrumada, solo dilo —aconsejó Raymond, acercándose a ella. Sofía lo miró, negó una vez más y exhaló.—¿Y si me niego a todo esto, si nos vamos a otro lugar, habrá alguna diferencia? Es que… —Miró hacia su alrededor, de nuevo a él—. Sí, estoy abrumada, pero no había pensado e
Raymond recibió en ese momento una nueva llamada. No emitió gesto alguno. Se levantó para alejarse un momento.Leonel lo miró.—¿Sabes cómo he vivido todo este tempo? —habló ella, haciendo que él la mirara, en vez de a su amigo, que ya se había alejado de la sala—. ¿Sabes de dónde vengo? Nunca tuve lujos ni privilegios, siempre he tenido que luchar por lo que quiero, sobre todo por lo que necesito, aún más cuando Liam llegó a mi vida…—Lo sé.—¿Si entiendes que todo esto es abrumador para mí?—Lo sé.Ella suspiró. Se levantó, pidió disculpas y se dirigió a la habitación para ver qué estaba haciendo Liam.Al llegar, se lo encontró dormido sobre la cama. Procedió a quitarle los zapatos y cambiarlo por algo más cómo. Las maletas ya estaban allí y fue fácil.—¿Dormirás acá con él?Ella respingó al escuchar la voz casi susurrada de Leonel bajo el umbral de la puerta.—Disculpa, sé que es un atrevimiento de mi parte estar acá…—No, no, no te preocupes. —Terminó de acomodar a Liam y miró sus
Leonel se encontraba de pie al lado de la camilla de su hombre de confianza, Mark; uno de los pocos que apreciaba. Ahora era un hombre herido de bala. Pudo haber sido peor, los doctores ya le habían explicado que sanaría pronto, pero debía ser observado constantemente. El sujeto se enfrentó a varios disparos y fue uno solo el que lo envió a urgencias. El empresario se topó con el director actual del departamento de policía, el jefe de Mark en Inteligencia. El encuentro se dio en el hospital. Conversaron sin ningún tipo de problemas adicionales al que ya sucedía. Ambos hombres sabían quiénes eran todos allí, nadie armaría un show por un caso que se desarrollaba bajo cuerda y que era muy delicado. Aun así, a pesar de que el famoso director siempre se ponía en contra de los Cliff y sus secuaces, en la opinión personal de Vos, no hacía mucho por erradicar esa mafia extremadamente organizada, por lo cual, el director no podía ser parte del famoso equipo que quería acabar con esa familia,
Sofía frunció sus cejas al ver a uno de los escoltas sentado frente a la casa.—¿Nuevo cargo? —le preguntó al señor Francisco, estando ella en el asiento del copiloto del vehículo.Se había negado en redondo ir en el asiento de atrás junto a Liam, sobre todo cuando solo iban a la escuela, también ocurría al ir de compras. A Sofía aún le incomodaban tantos privilegios.—Creo que el señor Vos lo ha transferido hoy a ese puesto de trabajo. —El chofer casi se encogió de hombros.—Pero si ya tenemos que ir con un equipo de Seguridad allá atrás —miró por el retrovisor, divisando el vehículo que les seguía, en ese momento se estacionaba pegado a la acera, al igual que ellos—, convivir con otro equipo que rodea la casa, tener las comunicaciones fijas en alerta para grabación por si entra alguna llamada sospechosa, sin mencionar las alarmas activadas las 24 horas, las cámaras en todo el perímetro…—Y algunos están viviendo al lado de la piscina, ¿verdad mamá? —intervino Liam con su inocente vo
Liliana lanzó una esplendorosa sonrisa. Se sentó en una de las sillas altas al otro lado de la encimera, en frente de la maestra.—Nosotros los boricuas amamos tanto el romance como la fiesta. Y olemos la química de dos personas a leguas. —Se encogió de hombros y se levantó—. No sé cuál es la historia entre ustedes, pero de que hay candela, hay candela.Sofía se echó a reír, sintió sus mejillas sonrojadas y se odió por eso. Lo que dijo la cocinera le hizo recordar a algunas personas allá en España.—Me haces rememorar a mis años en Madrid. Por cierto, conocí a algunos paisanos tuyos allá. No muchos, más que todo clientes del restaurante donde trabajé. ¿Suelen ser así de extrovertidos todo el tiempo?—Bueno niña, ¿qué te puedo decir? Sí, sí lo somos. No todos, pero es algo que en definitiva lo llevamos en la sangre —señaló su brazo—, es inevitable, ¿tú sabes? Y se pone ruda la cosa cuando nos encaprichamos con alguien, zas, ahí estamos nosotros observando y viendo todo, que no se nos e