Cuando mis ojos se abren, me encuentro sola en la enorme cama, puedo sonar como una estúpida, pues mi cuerpo extraña su calor al recordar como dormí entre sus brazos. Cuando me levanto de la cama veo mi bolsa sobre un pequeño sofá, tomo mis cosas y entro al baño para darme una ducha rápida, al meterme en la regadera me doy cuenta de que mi cuerpo huele a su perfume y mi piel está marcada por sus labios.
Cuando salgo de la habitación veo a Verónica parada como un guardia esperando por mí. — pensé que nunca despertarías… supongo que estabas exhausta - dice en un tono de picardía — la verdad es que si estoy cansada - digo con sinceridad - mis muslos me duelen y mi vagina sigue aun palpitando. — me parece que te fue mejor de lo que esperabas. — es complicado … — que te parece si vamos a desayunar algo y me cuentas más a detalle - decido aceptar su propuesta y después de un rato llegamos hasta un pequeño restaurante en donde nos sirven un buen desayuno — ¿y bien? ¿Qué fue lo que ocurrió? — creo que he cometido un error catastrófico - digo mientras lucho por no morder mis uñas — ¿de qué hablas? — el hombre con el que estuve ayer era uno de mis jefes - Verónica se tapa la boca en modo de asombro — ¿es el tipo que te gusta? — ....... no, no era él, era su hermano mayor. — ¡no te creo! ¿Y qué paso? — pues paso lo que tenía que pasar... él me dijo que seguiríamos como si nada hubiera pasado, aunque no sé si en verdad podamos cumplir con ese trato. — ¿y qué tal estuvo?— pregunta con curiosidad —... no puedo compararlo con otros hombres, ya que ha sido el primero, pero siento que estoy muy satisfecha a pesar de sentirme terriblemente cansada. — eso es algo bueno, quiere decir que el tipo hizo bien su trabajo. — bueno, creo que sí lo hizo - digo con las mejillas sonrojadas. — esperemos que no sea un idiota y cumpla con su trato — yo también lo espero, aunque quizá sea yo la que no pueda hacerlo, de por sí cuando lo veo en el trabajo no puedo ni mirarlo a los ojos, es un tipo sumamente arrogante, engreído y pretencioso, tengo miedo que ahora me vea con mayor desprecio. — por lo que me has dicho, no creo que ese hombre sienta desprecio por ti. — solo tuvimos sexo, él me pagó y el negocio ha terminado. — bueno .... ¿Y qué pasará con su hermano? —¿a qué te refieres? — pues si, se supone que estás enamorada de él, ¿qué harás cuando lo veas a los ojos y recuerdes la noche con su hermano? — bueno, tampoco tengo un tipo de esperanza con el señor Orlando, así que actuaré con normalidad. ... ... ... Es lunes por la mañana, me encuentro llegando al trabajo justo a tiempo, coloco mis cosas en mi escritorio y enciendo mi computadora, en ese momento veo como las puertas del ascensor se abren y de este bajan los hermanos Kouris. — ¡Buenos días Rowan!— dice el señor Orlando quien va saludando a todos sin detener el paso mientras que su hermano camina sin siquiera dedicarme una mirada... pero en esta ocasión en lugar de sentirme ofendida, me hace sentir aliviada. ¡De repente el señor Orlando se detiene y regresa hasta mi escritorio - Rowan! — dígame señor — necesito hablar contigo, ¿puedes venir a mi oficina en veinte minutos por favor? — si señor - respondo mientras intento tranquilizar los latidos de mi corazón. — bien— dice antes de seguir con su camino. Pasados los veinte minutos indicados, me levanto del escritorio y voy hasta su oficina. — buenos días, Marlen, el señor me pidió que viniera — ¡hola Rowan! Sí, pasa — gracias Cuando entro a la oficina el señor Orlando despega la vista del monitor y la clava directo sobre mí para después mostrarme una sonrisa encantadora — Rowan, ven, toma asiento - permanezco en silencio hasta que el señor Orlando vuelve a hablar... — me gustaría hacerte una propuesta - un sin fin de ideas abordan mi mente — ¿de qué se trata? — sabes que hace un tiempo, David renunció por cuestiones personales y llevo varios días sin un asistente personal.... me gustaría ofrecerte ese puesto si es que estás interesada. — señor, sabe que solo estoy aquí para realizar mis prácticas. — ¿y no te gustaría mantener un trabajo después de terminarlas? .... sé que el sueldo como pasante es bajo, como mi asistente recibirás el doble. — pero tengo clases por las tardes — lo sé Rowan, créeme que me he planteado todas las posibles situaciones. Quizá el puesto como asistente no parezca tan atractivo, pero ahora mismo solo estás haciendo recados y descargando archivos, como mi asistente podrás estar presente en reuniones importantes, te darás acceso a los proyectos especiales, trabajarás con el jefe de diseño directamente, sin querer sonar engreído creo que eso es una gran oportunidad. — claro que lo es señor, pero no sé si tenga la capacidad de realizar con excelencia el trabajo — yo confío en ti Rowan, deberías confiar un poco más en ti misma - sus palabras hacen que mis mejillas se sonrojen — está bien señor, acepto el trabajo — perfecto - dice mientras se levanta del escritorio, extendiendo su mano frente a mí, así que hago lo mismo y nuestras manos se estrechan con un cálido apretón. — ya he hablado con Karina y ella también está de acuerdo con mi decisión — muy bien señor. — ahora vuelve a tu escritorio, hoy será tu último día de pasante en el área de diseño, mañana te espero aquí llega un poco antes, iremos a una reunión a la empresa de alimentos PETIT. — Está bien.... con permiso ..... y muchas gracias - él jefe sonriente con satisfacción ... ... ... .. Mi día laboral transcurre con normalidad, por el resto de la mañana no volví a ver la cara del señor César, lo cual fue un verdadero alivio, pues cuando lo vi en la mañana sentí como si mi corazón se quisiera salir de mi pecho. Solo queda una semana de clases para que termine el semestre, Verónica me ha dicho que irá a visitar a su madre y hermana quienes viven fuera de la ciudad, me ha invitado a ir con ella, pero no he aceptado, ya que tengo que trabajar y a demás quiero aprovechar mis vacaciones para trabajar de tiempo completo en la agencia aunque si le he prometido visitarla en las vacaciones de fin de año, son solo cuatro días que nos dan de descanso por el fin de año. A la mañana siguiente me levanto un poco más temprano, el señor Orlando me envió un mensaje anoche, indicándome que después de pasar a la empresa de alimentos iríamos a almorzar junto con los clientes, así que he pensado en vestirme un poco más formal, elijo un vestido azul cielo de falda circular, tirantes anchos y una blazer en tono crema, aretes discretos, reloj de pulsera, rizo mis pestañas y les coloco una ligera capa de rimel, pinto mis labios con un tono coral, algo suave, delineó mis ojos de la única forma que sé y me coloco mi perfume más costo, cortesía de mi hermana Stella, de la cual por cierto aún no sé nada, pero por la cual todos los días le pido al cielo que se encuentre bien. Voy saliendo de los dormitorios cuando mi teléfono comienza a sonar. — ¡bueno! — Rowan, ¿ya saliste de la universidad? — voy de salida, señor— digo nerviosa mientras reviso mi reloj para verificar que aún es temprano. — espéranos quince minutos, nosotros pasamos por ti.— ¿esperamos? — está bien señor Cuelgo el teléfono y comienzo a dar vueltas de aquí para allá mientras imagino en como será el día de hoy, en ese momento veo a Verónica que va saliendo de los dormitorios — ¿ya te vas a trabajar? — sí, solo que han cambiado un poco las cosas — ¿de qué hablas? — ahora seré la asistente de Orlando — ¿y ese cambio a qué se debe? — ayer me ofreció el trabajo y no pude rechazarlo — supongo que ahora te irá mejor —eso creo - la lucha con mis uñas no termina, quiero arrancarlas con mis dientes, pero no es oportuno ahora. — ... ¿Lo has visto? — sí, es inevitable, mi corazón casi se sale de mi pecho. — lamento tu situación amiga, supongo que no es agradable la situación en la que estás. — no, no lo es. En ese momento un enorme auto negro se estaciona a unos cuantos metros de nosotras. — creo que llegaron por ti. — así es. — te veo más tarde entonces — nos vemos — suerte. Me alejo de Verónica con largos pasos y cuando estoy por llegar al auto, de este baja, Orlando quien me invita a entrar. — hola Rowan buen día — buenos días, señor. Cuando entro al auto siento como mi cabeza da vueltas al ver a César sentado en uno de los asientos de cuero — b.. buenos días señor!— controlarte Rowan, no puedes comenzar a tartamudear ahora. — buenos días - responde dedicándome una rápida mirada —Supongo que estás algo relacionada con la campaña publicitaria de la empresa de alimentos— comienza a hablar mi jefe — un poco - este me entrega una tableta y me indica que mire los archivos — Esta es la propuesta que queremos presentar ¿por qué no le echas un vistazo? — está bien. Orlando no para de hablar mientras César se mantiene en completo silencio, solo en ocasiones responde cortante a las preguntas que le hace su hermano. De pronto me doy cuenta de la atención que estoy poniendo en como acaricia suavemente sus labios con la punta de su dedo índice, provocando que la sangre se suba a mi cabeza, tiñendo mi rostro de rojo al recordar las marcas que aún tengo en algunas partes de mi cuerpo. — ¿está todo bien?— pregunta Orlando al percatarse de mi reacción — sí, estoy bien, gracias. — ya casi llegamos, quizá necesites un poco de aire.César Kouris Cuando bajo de mi habitación, veo a Orlando esperando ya en la sala. —¿a quién se le ocurrió hacer una reunión de trabajo tan temprano? — Lo siento, pero tengo un vuelo en la tarde y quería dejar este trato cerrado antes de irme. — ¿tardarás en volver? — solo serán cinco días Orlando y yo salimos de casa y subimos al auto — iremos primero a la universidad Ignis - le indica al chófer. — ¿qué? ¿A qué demonios iremos allá? — pasaremos a buscar a Rowan… no te lo había dicho, pero ahora ella es mi asistente. — ¿por qué has contratado a una pasante como tu asistente? — sé que es una chica muy capaz… a demás quería apoyarla un poco, me enteré de que tiene problemas económicos. — no estaría tan seguro - digo entre dientes — ¿qué? — nada… ¿Ella te pidió el puesto? — no, fue mi idea y me costó un poco de trabajo que lo aceptará — se lo pediste ayer y hoy ya es tu asistente, no creo que te costará mucho trabajo — ¿vas a cuestionar mis decis
Una semana después Hoy es mi primer día de vacaciones universitarias y también mi primer día trabajando de tiempo completo como la asistente del señor Orlando, admito que me encanta mi trabajo, estos pocos días que llevo trabajando para él, han sido satisfactorios, es un jefe muy atento y me explica cada detalle de los proyectos, pide mi opinión en cuanto a temas de diseño, aunque me pongo muy nerviosa cuando me pide que lo acompañe a algún sitio, a pesar de que siempre tenemos algo que decir, tengo miedo de un día mi lengua comience a trabarse frente a él, por los nervios que siento al tenerlo tan cerca. Me encuentro organizando la agenda de mi jefe cuando veo un evento que me deja pensativa, sábado 13 de diciembre: fiesta de cumpleaños de Violeta Trovato. Tenía la noción de que ambas familias pertenecían al mismo círculo social, pero ahora mismo me pregunto ¿qué tan cercanas son como para que mi jefe tenga que asistir al cumpleaños de esa mocosa insoportable? . . . . . . . .
Orlando Kouris — por poco y lo dejan en vergüenza frente a nosotros - dice Paul dirigiéndose a César. — ¡cállate!— exclamó avergonzado. — es muy molesto tener que ir al cumpleaños de esa chiquilla malcriada - dice César con un gesto de aburrimiento — lo sé, pero es la hija de Octavio, además, ¿hace cuánto que no ves a Stella? ¿No te interesa verla de nuevo?.— intento animarlo — la verdad es que sí, hace mucho que no sé de ella, sería agradable verla. — ¿por qué nunca la invitaste a salir? — claro que salíamos — no me refiero a eso, ustedes dos hacían buena pareja. — solo éramos amigos, tenemos muchas cosas en común, pero ni a ella ni a mí se nos pasó la idea de ser pareja. — imagínate emparentar con Octavio, ¡qué horror!, será un excelente abogado, pero es un asco de persona, demasiado pretencioso para mi gusto. — La verdad es que nunca entendí como Stella puede pertenecer a esa familia y tener una personalidad completamente diferente. — yo también me he pre
Cuando salimos de la casa Paul insiste en dejar que Rubén me lleve de vuelta al campus. Al subir a la limusina recargo mi cabeza sobre el vidrio de la ventana mientras intento mantener mis ojos abiertos. . . . . . . — señorita Rowan! - escucho una voz que me llama una y otra vez - señorita Rowan, ¿está bien? Cuando abro los ojos veo a Rubén asomándose por la puerta del auto - señorita Rowan, ¿quiere que busque un médico? - al escuchar esas últimas palabras me enderezo de inmediato — ¿está bien? — … Si, lo siento, me quedé dormida - salgo del auto con la ayuda de Rubén. — muchas gracias por traerme — no fue nada Cuando entro a mi habitación me recuesto en la cama sin siquiera intentar quitarme el vestido, los zapatos o el maquillaje, no tengo ánimo de hacer nada ....... Mis ojos se abren cuando mi teléfono comienza a sonar y el nombre de mi jefe se ilumina en la pantalla. — ¿bueno, señor Orlando? — Rowan ¿cómo te encuentras? — muy bien, gracias. — Paul
Siento como si mi cabeza explota cuando escucho todo lo que Orlando dice mirándome a los ojos, jamás imaginé que algo así pudiera pasar, es como un sueño, uno muy bonito... Quiero sonreír, quiero besarlo y decirle que sus palabras me hacen muy feliz, que siento lo mismo por él, pero no puedo, no después de lo que hice.... yo no soy buena para él, no merezco que sienta todo eso por mí.... No puedo evitar emocionarme cuando sus labios vuelven a tocar los míos y decido corresponder a su beso, pero cuando a mi mente viene la imagen de su hermano mirándome a los ojos, lo aparto de un empujón. — lo siento— digo cuando veo su rostro confuso — ¡no!, discúlpame tú - dice mientras se levanta de la cama - creo que fui demasiado lejos. —… tú también me gustas .... es solo que ahora mi vida es tan complicada... — una leve sonrisa se dibuja en su rostro - te entiendo... y quiero que sepas que lo que dije hace un momento era verdad, voy a ayudarte a averiguar qué ha ocurrido con Stella. -..
Rowan Es domingo por la mañana, a pesar de que hay tantas cosas que hacer, no tengo el más mínimo deseo de levantarme de la cama, quiero dormir y no saber nada de nadie. Desearía sentirme feliz, el hombre de mis sueños me dijo apenas ayer que me quiere y que haría lo que fuera por verme feliz, pero no puedo evitar tener ese sentimiento de culpa, ¿cómo podría iniciar una relación con Orlando? Si cada vez que veo a César un nudo se forma en mi estómago y a mi mente vienen los recuerdos de esa noche. Tocan la puerta de mi habitación lo que me obliga a levantarme, pero cuando veo a Verónica me vuelvo a meter en la cama — ¿te sientes bien? - pregunta mientras se acomoda junto a mí — eso creo — cuéntame cómo te fue ayer en la fiesta — muy mal, no pude averiguar nada de mi hermana, una de las empleadas dice lo mismo que mi padre, que ella se fue a un viaje de negocios aunque dice que no llevo un equipaje adecuado para irse por mucho tiempo. — lo siento mucho por eso, sé que en ve
— perdón ¿interrumpimos algo?— pregunta Paul con un tono de burla, provocando que mi rostro se ruborice aún más — para nada ¿qué ocurre? - dice Orlando mientras se levanta del sofá — queríamos preguntarte si querías almorzar con nosotros, pero creo que no aceptarás. — ¿por qué crees eso?— pregunta a su hermano menor con ojos asesinos ante sus indiscretas palabras — por nada. — Sí, iré con ustedes a almorzar, solo dame un momento. — está bien - ambos salen sin decir una palabra más.— disculpa a Paul, a veces suele ser algo insoportable — no pasa nada —¿quieres venir con nosotros? — lo siento, ya había quedado con Scarlett para ir a almorzar juntas — está bien, entonces nos vemos más tarde — ¡claro!— Orlando se acerca a mí y besa mi mejilla * * * * * *. * Mientras tanto en la casa de la familia Trovato, Octavio no paraba de escupir maldiciones sin control, ¿y quién era la causante de su cólera? Ni más ni menos que la más pequeña de sus hijas. —¡no pensé que fueras tan
Rowan Mi estómago se revuelve cuando veo a Octavio y César hablar con tanta familiaridad. Sé que no debería esperar nada de él, pero me atormenta el hecho de que sepa la verdad sobre mí, que soy la hija no deseada de Octavio y que temo por la seguridad de mi hermana, apenas y lo conozco, inclusive he llegado a dudar de si estuvo bien contarle todo a Orlando, aunque siento que fue sincero con sus sentimientos, no puedo evitar que este tema atormentarme mi cabeza. — ¿a dónde vas?— pregunta Scarlett cuando ve que me levanto de la mesa — voy a tomar un poco de aire — ¿te sientes mal? — un pequeño dolor de cabeza, pero no es nada importante — te acompaño — no te preocupes, no tardo, además debo hacer una llamada — está bien, solo ve con cuidado, has bebido y se ve que estás un poco mareada. — si Intento caminar con tranquilidad aunque en realidad desearía salir corriendo. Cuando al fin estoy en la calle, saco mi teléfono y llamo a Verónica. — ¿cómo te va en la