Cuando salimos de la casa Paul insiste en dejar que Rubén me lleve de vuelta al campus. Al subir a la limusina recargo mi cabeza sobre el vidrio de la ventana mientras intento mantener mis ojos abiertos. . . . . . . — señorita Rowan! - escucho una voz que me llama una y otra vez - señorita Rowan, ¿está bien? Cuando abro los ojos veo a Rubén asomándose por la puerta del auto - señorita Rowan, ¿quiere que busque un médico? - al escuchar esas últimas palabras me enderezo de inmediato — ¿está bien? — … Si, lo siento, me quedé dormida - salgo del auto con la ayuda de Rubén. — muchas gracias por traerme — no fue nada Cuando entro a mi habitación me recuesto en la cama sin siquiera intentar quitarme el vestido, los zapatos o el maquillaje, no tengo ánimo de hacer nada ....... Mis ojos se abren cuando mi teléfono comienza a sonar y el nombre de mi jefe se ilumina en la pantalla. — ¿bueno, señor Orlando? — Rowan ¿cómo te encuentras? — muy bien, gracias. — Paul
Siento como si mi cabeza explota cuando escucho todo lo que Orlando dice mirándome a los ojos, jamás imaginé que algo así pudiera pasar, es como un sueño, uno muy bonito... Quiero sonreír, quiero besarlo y decirle que sus palabras me hacen muy feliz, que siento lo mismo por él, pero no puedo, no después de lo que hice.... yo no soy buena para él, no merezco que sienta todo eso por mí.... No puedo evitar emocionarme cuando sus labios vuelven a tocar los míos y decido corresponder a su beso, pero cuando a mi mente viene la imagen de su hermano mirándome a los ojos, lo aparto de un empujón. — lo siento— digo cuando veo su rostro confuso — ¡no!, discúlpame tú - dice mientras se levanta de la cama - creo que fui demasiado lejos. —… tú también me gustas .... es solo que ahora mi vida es tan complicada... — una leve sonrisa se dibuja en su rostro - te entiendo... y quiero que sepas que lo que dije hace un momento era verdad, voy a ayudarte a averiguar qué ha ocurrido con Stella. -..
Rowan Es domingo por la mañana, a pesar de que hay tantas cosas que hacer, no tengo el más mínimo deseo de levantarme de la cama, quiero dormir y no saber nada de nadie. Desearía sentirme feliz, el hombre de mis sueños me dijo apenas ayer que me quiere y que haría lo que fuera por verme feliz, pero no puedo evitar tener ese sentimiento de culpa, ¿cómo podría iniciar una relación con Orlando? Si cada vez que veo a César un nudo se forma en mi estómago y a mi mente vienen los recuerdos de esa noche. Tocan la puerta de mi habitación lo que me obliga a levantarme, pero cuando veo a Verónica me vuelvo a meter en la cama — ¿te sientes bien? - pregunta mientras se acomoda junto a mí — eso creo — cuéntame cómo te fue ayer en la fiesta — muy mal, no pude averiguar nada de mi hermana, una de las empleadas dice lo mismo que mi padre, que ella se fue a un viaje de negocios aunque dice que no llevo un equipaje adecuado para irse por mucho tiempo. — lo siento mucho por eso, sé que en ve
— perdón ¿interrumpimos algo?— pregunta Paul con un tono de burla, provocando que mi rostro se ruborice aún más — para nada ¿qué ocurre? - dice Orlando mientras se levanta del sofá — queríamos preguntarte si querías almorzar con nosotros, pero creo que no aceptarás. — ¿por qué crees eso?— pregunta a su hermano menor con ojos asesinos ante sus indiscretas palabras — por nada. — Sí, iré con ustedes a almorzar, solo dame un momento. — está bien - ambos salen sin decir una palabra más.— disculpa a Paul, a veces suele ser algo insoportable — no pasa nada —¿quieres venir con nosotros? — lo siento, ya había quedado con Scarlett para ir a almorzar juntas — está bien, entonces nos vemos más tarde — ¡claro!— Orlando se acerca a mí y besa mi mejilla * * * * * *. * Mientras tanto en la casa de la familia Trovato, Octavio no paraba de escupir maldiciones sin control, ¿y quién era la causante de su cólera? Ni más ni menos que la más pequeña de sus hijas. —¡no pensé que fueras tan
Rowan Mi estómago se revuelve cuando veo a Octavio y César hablar con tanta familiaridad. Sé que no debería esperar nada de él, pero me atormenta el hecho de que sepa la verdad sobre mí, que soy la hija no deseada de Octavio y que temo por la seguridad de mi hermana, apenas y lo conozco, inclusive he llegado a dudar de si estuvo bien contarle todo a Orlando, aunque siento que fue sincero con sus sentimientos, no puedo evitar que este tema atormentarme mi cabeza. — ¿a dónde vas?— pregunta Scarlett cuando ve que me levanto de la mesa — voy a tomar un poco de aire — ¿te sientes mal? — un pequeño dolor de cabeza, pero no es nada importante — te acompaño — no te preocupes, no tardo, además debo hacer una llamada — está bien, solo ve con cuidado, has bebido y se ve que estás un poco mareada. — si Intento caminar con tranquilidad aunque en realidad desearía salir corriendo. Cuando al fin estoy en la calle, saco mi teléfono y llamo a Verónica. — ¿cómo te va en la
César Después de una larga conversación, Octavio se despide al fin. — nos vemos después, despídeme también de tus hermanos. — así lo haré. — en cuanto Octavio se aleja a una distancia considerable, llega de inmediato Paul quien al parecer solo esperaba a que yo estuviera a solas — pensé que jamás se iría — parece que tenía mucho de que hablar. — Orlando me pidió que te avisará que irá a dejar a Rowan a la universidad. — ¿está todo bien? — sí, o bueno, no me dijo que ocurriera algo malo. — está bien... yo creo que en cuanto regrese nos vamos a casa. — que aguafiestas eres. Una hora después, Orlando vuelve a cruzar la puerta del restaurante, caminando directo hacia mí. — ¿está todo bien? — sí, es solo que Rowan se sintió mal con la presencia de Octavio — sí, lo imagino. — ... ¿Te dijo algo? ¿Por qué vino está vez si nunca lo había hecho? — me dijo lo mismo que la vez pasada, que Stella está fuera de la ciudad por un caso... Si me hizo un comentario por lo que sucedi
Verónica alza la mano para llamar la atención de los tres hombres, los cuales de inmediato llegan hasta la mesa. — hola buenas noches, espero que no les moleste que haya traído a mis hermanos. — para nada, es un gusto. — el gusto es mío— dice Paul, tomando la mano de Verónica y depositando un suave beso en sus nudillos. — a ella ya la conoces, es Verónica, mi compañera de la universidad, ella es Belén, su hermana menor y él es Artur, novio de Belén... ellos son mis jefes - digo al no saber de qué forma presentarlos - Orlando, Paul y César— Orlando y Paul saludan a los demás con normalidad mientras que César se mantiene tieso como una roca, solo dedicando un par de gestos de cortesía, pero todos parecen entender la vibra que emana su personalidad, manteniendo así una debida distancia. . Artur pregunta a los hermanos que quieren de tomar y enseguida le pide al mesero una botella del mejor whisky. Todos comienzan a entablar conversación, bueno, todos excepto César que al parec
— no creo que puedan manejar, los tres bebieron está noche - dice Verónica — pienso lo mismo… ¿Qué opinan si vamos a mi apartamento?, ahí pueden descansar - propone Artur. — solo déjame avisarle a mi madre, no quiero que se preocupe. Después de que Verónica llama a Irene, abordamos dos taxis, en el primero suben Artur, Belén, Paul y Verónica y en el siguiente, César, Orlando y yo. — lo siento, no era nuestra intención quedarnos, pero a César se le pasaron las copas y él era quien nos iba a llevar, sinceramente no sé qué le ocurrió. — no te preocupes, no pasa nada … ¿Él está bien?— pregunto preocupada, pues César no ha reaccionado desde hace un rato — sí, solo está dormido… si no lo conociera también me asustaría, pero así es él cuando bebe demasiado. Al llegar al enorme edificio Orlando ayuda a bajar a César del auto. Todos subimos hasta el piso número 30 donde se encuentra el lujoso apartamento de Artur. — ustedes pueden quedarse en esta habitación - nos indica a las tres m