Por el estado de angustia de Sophie y que no era conveniente por su embarazo el psiquiatra acepto la consulta de Sophie para ese día, así que ella, Dante y su madre se presentaron a la consulta del psiquiatra de Sophie. Ella le comento sus recuerdos vagos y la pesadilla . . . –Esa pesadilla me hizo revivir el accidente –le confesó–, y al despertar he recobrado lo que me paso ese día doctor. El psiquiatra la miro con atención y exclamó. –¿Así, de repente?. .. –Lo que vio es lo que la tiene así de angustiada. . . señora Sophie –Así, de repente –le confirmó ella con un nudo en el estómago–.. . –Si. . . lo que vi me tiene mal y no se cómo proceder ahora. . . –¿Qué fue lo que vio . . . –A una mujer que me empujaba hacia la escalera. . . en su mirada había odio y antes de perder mi conciencia desde abajo vi que ella sonreía. . . –Reconoce a la mujer . . . es alguien cercana . . . –Si. . . es Angela. . la madre de Dante. –Está segura que fue esa persona a la que vio. . . –¡Si!.
Dante se paró frente a la imponente puerta de la casa de su madre, con el corazón lleno de incertidumbre y determinación. Sabía que esta conversación sería difícil, pero era necesario para desentrañar la verdad detrás de los oscuros eventos que rodeaban la caída de Sophie. Era ya de noche cuando Dante llegó a la casa de su madre. EL ama de llaves lo hizo pasar al salón y se fue a la biblioteca. –No dile que ahora no me siento bien señora Mariel . . . que venga mañana. En ese instante Dante que estaba parado detrás de la mucama exclamo . . . –No madre. . . me atenderás ahora. Angela dio automáticamente un paso atrás, pero no retiró la mano del pomo de la puerta. Esta estaba ligeramente abierta. Además, por el gesto airado que él tenía en el rostro, se veía que no iba a pensárselo mucho si tenía que forzar la entrada. Al entrar, Angela lo recibió con una mirada fría y distante, y el aire en la habitación se cargó con la tensión palpable entre madre e hijo. –Es domingo –dijo Ang
Dante había llegado el día anterior, pasaría unos días junto a Sophie y su familia. Luego de la cena mientras las damas se encargaban de ayudar a la ama de llaves Dante, Rene y Olliver se sentaron en el jardín a conversar mientras tomaba una copa de vino. –Cuñado que tal el viaje como está todo en tu trabajo –Preguntó Olliver Dante lo miro y con algo de pereza respondió –Tobo anda muy bien. El vuelo me canso algo, pero nada que una noche reparadora no logre sus efectos. –Ok. Bueno la noche está fresca y provoca un baño en ese mar. . .–Comento Rene sonriendo –Si. Es lo que tenemos pensado Airiana y yo, meternos un rato al agua, está un poco tibia y todo está tranquilo–Exclamo Olliver Dante miro a Olliver y con aprecio comentó –Me alegro por ustedes; mi hermana se ve radiante de felicidad, eso el algo que me da tranquilidad en estos momentos de tormenta para mi. –Entiendo. . . pero después de las tormentas. .. viene la calma –dijo Olliver a Dante dándole una palmada en el h
–Te estas olvidando de algo. . . Dante. Tú madre me odia. . . odia a mi familia. . . odia a este bebe que viene en camino y que ella no acepta como su nieto. . . y lo más importante. . . Trato de asesinarme. . . o que perdiera a mi bebe. Dante miro a Sophie con dolor y preocupación. . .–No permitiré que mi madre te haga daño ni a ti ni al bebe, cariño. Ustedes son mi familia. . . Nada te pasará lo prometo. . . –Dante. . . disculpa. . . pero tenía los guardaespaldas. Se encontraban en la clínica el día de mi accidente y paso . … –Eso no volverá a ocurrir. . . nadie nunca se imaginó que eso pudiera suceder. –Si y menos mal que no paso de allí. Pero parte de mi vida se fue con ese accidente. Dante se quedó en silencio con una gran inquietud, ella tenía razón en eso. . . –No –continuo Sophie, matando así unos sueños dorados que nunca se harían realidad–. Puedes decir lo que quieras, Dante, pero no sería justo para un niño que nosotros estemos atados pensando que podríamos haber sido
–Piensa en lo que te planteo como un lienzo en blanco. Puedes hacer todo lo que quieras para adaptar la vida a tu estilo y puedes empezar desde cero. Ya estas próxima tu parto. . .Sophie. –No te sigo... –Y luego, cuando hayas conseguido exactamente lo que quieres –continuó Dante–, podemos pensar en buscar lograr ser una familia. No sigas con tu postura que no ayuda para nada. . . hay que llegar a una solución. . . –¡No te sigo, Dante! –Claro que me sigues –afirmó él con tono suave–. Tenemos un hijo, y no voy a liarme con derechos de visita y batallas por la custodia. Nunca pensé en ser padre, pero ahora que ha surgido pienso enfrentarme a ello de la manera más lógica posible. Un niño se merece contar con su padre y con su madre y con la estabilidad de un contexto unido. Dante suspiró y se pasó los dedos por el pelo. –Mis padres estuvieron un tiempo casados –le contó en tono bajo–. Pero ahí se acababa la unión. Y tú deberías saber exactamente a qué me refiero. –No. . . no lo se.
Esa noche Sophie se fue a dormir con un sentimiento de gran ansiedad tenía en su mente la proposición de Dante y su insistencia de convivir juntos n solo como pareja sino bien casados y como una familia, eso la inquietaba. Ya en su habitación ella se hundió en la oscuridad que la rodeaba en ese instante, el peso de la incertidumbre y el desconcierto oprimiéndole el pecho. Las sombras de la noche parecían danzar a su alrededor, alimentando sus pensamientos ansiosos y temerosos. Tenía las emociones muy alteradas, las pesadillas eran más frecuentes. En su mente, las imágenes de las pesadillas de las noches anteriores seguían atormentándola, como fantasmas del pasado que se negaban a desaparecer. Esa madrugada ella se movía inquieta en su cama se le presentaba una escena del pasado, donde Angela despreciaba a su madre Margaret, resonaba en su cabeza con una crudeza perturbadora. –¡Angela! . . . exclamo Margaret cuando noto la presencia de la esposa de Donato –¿Que haces aquí?.. . – –V
Dante luego de varias noches de desvelo lejos de sophie recordaba las palabras de Sophie que gritaba mientras tenía la pesadilla. . . no eres su hijo . . . no son sus hijos. Esas palabras se repetían en la mente de Dante una y otras vez. Dante se encontraba sumido en un mar de pensamientos tumultuosos, incapaz de apartar de su mente las palabras que habían resonado en la oscuridad de la noche. "No eres su hijo... No son sus hijos". Las palabras de Sophie lo atormentaban, aguijoneando su conciencia con dudas y temores que se negaban a desaparecer. Con determinación, Dante decidió enfrentar la verdad que tanto temía. Esa mañana, después de una noche de desvelo, se dirigió al palacete de su padre, decidido a desenterrar los secretos ocultos que habían plagado a su familia durante tanto tiempo. En la biblioteca, entre los polvorientos tomos y los pesados muebles de madera, Dante encontró la caja fuerte que guardaba los documentos más importantes de la familia Watt Romano. Comenzó a r
Stefano mira a los abogados primero, a su hermano, a Angela y por último a Ariana exclamando . . –Perdóname Ariana . . . sino no te mencioné antes este secreto de nuestra madre . . .—con voz irónica al final Stefano continuo –Te sentías tan orgullosa de Donato, eras la niña consentida de papa Donato y el orgullo de mama. . . que no me pareció romper tu mundo. . . el mío estaba roto desde hace muchos años y no quería causarte ningún dolor. Ariana se abrazó a su hermano y exclamó . . .-Porque de nuevo siento que te falle en la vida hermanito. –No . . . tú nunca me has fallado, tranquila. Quienes me fallaron fueron otros, iniciando por mi madre. –No digas eso Stefano. . . eso no es verdad. Una madre hace grandes sacrificios por el bien de sus hijos. . . Ya te comenté cómo el duque Monserrat y yo llegamos a . . ., a mantener una relación secreta durante un año. Y de esa relación prohibida. . . pero una relación valiosa para mi, porque aprendí amarme a mí misma, y dio como fruto