–Te estas olvidando de algo. . . Dante. Tú madre me odia. . . odia a mi familia. . . odia a este bebe que viene en camino y que ella no acepta como su nieto. . . y lo más importante. . . Trato de asesinarme. . . o que perdiera a mi bebe. Dante miro a Sophie con dolor y preocupación. . .–No permitiré que mi madre te haga daño ni a ti ni al bebe, cariño. Ustedes son mi familia. . . Nada te pasará lo prometo. . . –Dante. . . disculpa. . . pero tenía los guardaespaldas. Se encontraban en la clínica el día de mi accidente y paso . … –Eso no volverá a ocurrir. . . nadie nunca se imaginó que eso pudiera suceder. –Si y menos mal que no paso de allí. Pero parte de mi vida se fue con ese accidente. Dante se quedó en silencio con una gran inquietud, ella tenía razón en eso. . . –No –continuo Sophie, matando así unos sueños dorados que nunca se harían realidad–. Puedes decir lo que quieras, Dante, pero no sería justo para un niño que nosotros estemos atados pensando que podríamos haber sido
–Piensa en lo que te planteo como un lienzo en blanco. Puedes hacer todo lo que quieras para adaptar la vida a tu estilo y puedes empezar desde cero. Ya estas próxima tu parto. . .Sophie. –No te sigo... –Y luego, cuando hayas conseguido exactamente lo que quieres –continuó Dante–, podemos pensar en buscar lograr ser una familia. No sigas con tu postura que no ayuda para nada. . . hay que llegar a una solución. . . –¡No te sigo, Dante! –Claro que me sigues –afirmó él con tono suave–. Tenemos un hijo, y no voy a liarme con derechos de visita y batallas por la custodia. Nunca pensé en ser padre, pero ahora que ha surgido pienso enfrentarme a ello de la manera más lógica posible. Un niño se merece contar con su padre y con su madre y con la estabilidad de un contexto unido. Dante suspiró y se pasó los dedos por el pelo. –Mis padres estuvieron un tiempo casados –le contó en tono bajo–. Pero ahí se acababa la unión. Y tú deberías saber exactamente a qué me refiero. –No. . . no lo se.
Esa noche Sophie se fue a dormir con un sentimiento de gran ansiedad tenía en su mente la proposición de Dante y su insistencia de convivir juntos n solo como pareja sino bien casados y como una familia, eso la inquietaba. Ya en su habitación ella se hundió en la oscuridad que la rodeaba en ese instante, el peso de la incertidumbre y el desconcierto oprimiéndole el pecho. Las sombras de la noche parecían danzar a su alrededor, alimentando sus pensamientos ansiosos y temerosos. Tenía las emociones muy alteradas, las pesadillas eran más frecuentes. En su mente, las imágenes de las pesadillas de las noches anteriores seguían atormentándola, como fantasmas del pasado que se negaban a desaparecer. Esa madrugada ella se movía inquieta en su cama se le presentaba una escena del pasado, donde Angela despreciaba a su madre Margaret, resonaba en su cabeza con una crudeza perturbadora. –¡Angela! . . . exclamo Margaret cuando noto la presencia de la esposa de Donato –¿Que haces aquí?.. . – –V
Dante luego de varias noches de desvelo lejos de sophie recordaba las palabras de Sophie que gritaba mientras tenía la pesadilla. . . no eres su hijo . . . no son sus hijos. Esas palabras se repetían en la mente de Dante una y otras vez. Dante se encontraba sumido en un mar de pensamientos tumultuosos, incapaz de apartar de su mente las palabras que habían resonado en la oscuridad de la noche. "No eres su hijo... No son sus hijos". Las palabras de Sophie lo atormentaban, aguijoneando su conciencia con dudas y temores que se negaban a desaparecer. Con determinación, Dante decidió enfrentar la verdad que tanto temía. Esa mañana, después de una noche de desvelo, se dirigió al palacete de su padre, decidido a desenterrar los secretos ocultos que habían plagado a su familia durante tanto tiempo. En la biblioteca, entre los polvorientos tomos y los pesados muebles de madera, Dante encontró la caja fuerte que guardaba los documentos más importantes de la familia Watt Romano. Comenzó a r
Stefano mira a los abogados primero, a su hermano, a Angela y por último a Ariana exclamando . . –Perdóname Ariana . . . sino no te mencioné antes este secreto de nuestra madre . . .—con voz irónica al final Stefano continuo –Te sentías tan orgullosa de Donato, eras la niña consentida de papa Donato y el orgullo de mama. . . que no me pareció romper tu mundo. . . el mío estaba roto desde hace muchos años y no quería causarte ningún dolor. Ariana se abrazó a su hermano y exclamó . . .-Porque de nuevo siento que te falle en la vida hermanito. –No . . . tú nunca me has fallado, tranquila. Quienes me fallaron fueron otros, iniciando por mi madre. –No digas eso Stefano. . . eso no es verdad. Una madre hace grandes sacrificios por el bien de sus hijos. . . Ya te comenté cómo el duque Monserrat y yo llegamos a . . ., a mantener una relación secreta durante un año. Y de esa relación prohibida. . . pero una relación valiosa para mi, porque aprendí amarme a mí misma, y dio como fruto
Para cuando Sophie vio posarse el helicóptero de Dante, ella dio un paso atrás y sonrió al verlo subir la colina en dirección hacia ella. Estaba guapísimo, vestido con un traje gris claro a medida y el cabello despeinado por el viento provocado por el aparato. Cuando Dante noto que Sophie estaba esperándolo, una amplia sonrisa asomó a los labios de él. Tal vez era un poco presuntuoso de su parte, pero lo halagaba que ella estuviera impaciente por que llegara. Su figura, esbelta aun curvilínea, a pesar del embarazo avanzado toda de blanco parecía una esfinge de mármol, con una nube de rizos enmarcando sus bellas facciones. –Hola la cena está lista –le dijo–. Ven, vamos a cenar. –Que bien. Pero como siempre quiero darme una ducha antes... cariño –Ni hablar; se enfriará la cena –replicó Sophie–. Si quieres cena caliente es mejor hacerlo ahora Dante sonrió con mofa. –Ok, hiciste tú la cena. . . bueno como la vez anterior. . . yo me siento a comer ahora y tú luego te vienes a la d
En la mañana Margaret conversaba con Dante cuando Sophie llego al comedor del jardín –Hija buenos días. . . te traeré un te con tu desayuno.–Comento la madre al ver el aspecto de su hija –Buenos días, familia. –Dijo Sophie con seriedad y mirando a su madre exclamo –No te preocupes mama, ya me lo traen. –Voy a revisar va en la cocina el desayuno, permiso Dante quedas en tu casa, y ya envió tu pedido –No dormiste bien. . . verdad?–pregunto Dante.–Por qué no pasaste la noche junto a mí. Yo te hubiera ayudado. . . con un masaje. –Gracias. . .pero yo debo buscar resolver mi situación –Tuviste otra pesadilla. . . te ves ojerosa. Si estuviera Donato te diría . . . Sophie lo corto y exclamo –El no comentaría nada –Pero, en el pasado me decías que era maravilloso. —Fingía que era el padre amable y cariñoso que deseaba. Creía que si lo imaginaba y lo comentaba con todas mis fuerzas, se haría realidad. Sophie lo miró con ironía. —Se me daba bien fantasear. Me creí que estabas enamo
–¡Maldita sea! –exclamó Dante, enfadado consigo mismo, pero sabía en el fondo que haría sufrir aún más a Sophie cuando supiera que él estaba enterado de ese secreto de su origen que lo dejo consternado. Por asuntos de trabajos le toco que viajar y quedarse en Luctano, tenía que verificar como iba el viñedo, así que pasaría allí varios días y eso lo inquietaba. Dante miró los altos robles y supo que tenía que hablar con su padre, pero cuando llegó frente a la tumba de Donato no sabía qué decir. . . . –Siento el escándalo que he provocado con tu hija, padre».. . . pero. . . Se paso por la mano por el pelo. –No. . .lamento mucho tener un hijo con ella. . .padre. Yo no la siento como mi media hermana, yo la conocí en el pasado y la vi como mujer. . . mi mujer. –Siento mucho si esto te hace avergonzar, donde quieras que estés. Si es un error, . . . en el fondo de mi ser, no te lo niego papa . . .me encantaría repetir ese error; las veces como le fuera posible. En cuanto al niño... –