Como Andrade no respondía, Arion le repitió la pregunta.—Te hice una pregunta ¿Eres hijo de Felipe Galanis?—No tengo por qué dar respuesta a tu pregunta… no me interesa ponerte al tanto de mi vida —expresó, después observó a Némesis y agregó—. Ya sabes a qué atenerte Némesis… la decisión está en tus manos.Dicho eso salió del despacho dejando a la mujer un poco alterada, ella se sentó en la silla sin poder ocultar su preocupación.—¿Quién es ese hombre que te altera? ¿Tiene poder sobre ti? —inquirió Arion sin dejar de observarla.Ella se quedó en silencio, sabía que no podía decir nada, porque cualquier cosa que dijera, podía ser usada en su contra, por eso prefirió mentir.—No te preocupes, él no tiene ningún poder sobre mí. Ahora, vayámonos que nos está esperando el abogado para firmar los papeles de contrato, lo firmaremos en el mismo Registro civil ante de la ceremonia. Ambos salieron de allí en el mismo vehículo conducido por Arion, ella estaba nerviosa, aunque temía las conse
Cuando Arion procesó lo ocurrido, salió corriendo tras de Némesis para hablar con ella sobre lo que acaba de descubrir. La alcanzó y la tomó del brazo, impidiéndole seguir adelante. Ella se detuvo y lo miró con una expresión de temor, el corazón del hombre saltó en su pecho de alegría al posarse de nuevo en el rostro de la mujer.—¿Qué te pasa? —le pregunta Némesis—. ¿Por qué estás actuando de este modo?Arion la mira fijamente a los ojos y le respondió: —Te he descubierto, Némesis. ¡Sé que eres Maya! No sé cómo dejé convencerme de que no eres, pero claro que eres ella, tus gestos, tus expresiones, la caída de la comisura de tus labios cuando estás enfadada.Ella lo vio y lo miró de manera desafiante. —¿Quieres apaciguar el tormento de tu conciencia? ¿Qué le harías a esa pobre mujer para ponerte en ese estado que ahora ansías de que yo sea ella? —cómo vio la duda en su rostro agregó—. No busques donde no hay “esposo” —pronunció arrastrando la palabra con un tono de burla. Se liberó
Arion salió con Eton, a Esparta, una ciudad ubicada a dos horas y media de Atenas, condujo mientras el niño iba en el asiento trasero, viendo a todos lados y haciendo preguntas de todo lo que veían a su paso.Cuando llegaron se dirigieron a Mystra directamente, el sector donde vivía su padre, se bajó en la dirección que le había dejado su madre, cuando llegó a la entrada dio su nombre, esperó varios minutos para que le permitieran la entrada.—Buenas tardes, por favor sería tan amable de anunciarme con el señor Felipe Galanis —saludó al mayordomo y este se sorprendió de tal manera, que le fue difícil simular su impresión, por el gran parecido con su jefe.—Si, señor, pase adelante mientras lo anuncio con el señor.Cinco minutos después lo pasó a un salón donde encontró a un hombre sentado en una silla de ruedas, cuando levantó la vista se quedó impresionado con el parecido entre ellos, tanto que no le quedó duda al mayor que se trataba de su hijo.—Eres hijo de… —antes de que pudiera
Arion sostuvo a Felipe mientras pedía auxilio, enseguida llegó el mayordomo quien llamó al número de emergencia, mientras Eton miraba asustado a su padre.—Tranquilo hijo, no te preocupes, todo estará bien —le dijo al pequeño para tratar de calmar su angustia.Para su alivio los paramédicos llegaron en pocos minutos y lo trasladaron en una ambulancia, Arion se fue detrás de ellos en el auto con su hijo, quien miraba con una expresión asustada, porque le recordaba cuando la mujer que lo crio se accidentó. —Papá ¿Ese señor es mi abuelito? —Si hijo, él es mi padre biológico —respondió Arion sin poder contener su preocupación.—¿Se va a morir como mi mamá? —preguntó con preocupación.—Espero que no mi amor, hay que pedir mucho para que eso no ocurra —pronunció el hombre, al mismo tiempo que se pasaba la mano por la cabeza en un gesto de desesperación.Cuando llegaron al hospital, él tomó la mano de su hijo, como no lo quería hacer correr, lo cargó entre sus brazos, y corrió al interior
Maya comenzó a llorar y a pesar a que su cuerpo estaba a punto de colapsar, agarró al pequeño Eton y lo pasó al asiento delantero mientras lloraba y gritaba enloquecida.—¡Mi hijo! Mi pequeño… ¡Ay Dios! Esto es un sueño, mi hijo vivo ¡¿Cómo fue posible?! —exclamaba la mujer entre sollozos.Entretanto Eton la miraba con miedo.—Papá ¿Ella es tu esposa? ¡Creo que se volvió loca! —habló con un tono de voz a punto de quebrarse.—Maya, por favor, tranquilízate lo estás asustando... ¡Cálmate mi amor! —le suplicó mientras se paraban a un lado de la calzada.—¡Es mi hijo! ¿Tienes idea de cuánto lo he llorado? ¿Cómo he sufrido y llenado mi corazón de odio por haberlo perdido? No te imaginas como mi corazón quedó destrozado, cómo perdí las ganas de vivir y si no hubiera sido porque días después supe que estaba esperando un bebé… —ella se calló al darse cuenta de lo que iba a decir, sin embargo, Arion ya se había dado cuenta de la verdad.—¡Escúchame! Debes calmarte, iremos a un hotel y hablarem
Maya sintió un zumbido en los oídos mientras escuchaba a su madre hablar.—¡No mamá! Por favor, dime que no se llevó a mi hija… por favor dime que es una broma, que estás mintiendo —el tono de voz de la mujer era desesperado, se dejó caer en el suelo queriéndose morir—. No, esto no puede estar pasándome a mí, ¡Él se la llevó! —se tiró al suelo mientras se jalaba los cabellos desesperados.Arion tomó el teléfono para hablar con la madre de Maya, quien no estaba en mejores condiciones que ella.—Señora, le habla Arion Aetón… por favor dígame todos los datos que recuerda ¿En qué auto andaban? ¿Cuántas personas eran? ¿Cómo andaban vestidos? Por favor, todos los datos que tengan pueden servir para dar con el paradero de la niña.—Yo debí seguirme resistiendo —sollozó la mujer.—¡Escúcheme bien! No es tiempo de lamentarse, por favor, respóndame las preguntas, es urgente, mientras más tiempo pase, más difícil será.La mujer empezó a detallarle todo lo ocurrido mientras Arion tomaba nota ment
Un poco más de cuatro horas después estaban llegando a Londres. Pero decidieron que no saldrían juntos, primero saldría Arion con Eton y luego saldría Maya cubriendo sus cabellos y rostro para que no pudieran identificarla, porque no sabían si Andrade los había mandado a vigilar y eso podría poner en peligro los planes trazados.Mientras aterrizaban en Londres, Arion mantuvo un fuerte apretón en la mano de Maya, no quería separarse de ella, aunque sabía que era necesario. Por su parte, ella estaba muy nerviosa, y su temor aumentaba al darse cuenta de todo el peligro que corrió durante todos esos años, no era fácil darse cuenta que la persona en quien confiaste y estuvo a tu lado y a quien dejaste a cargo incluso tus hijos fuera un criminal, un sicópata capaz de todo.Su cuerpo temblaba, sintió que su corazón se aceleraba mientras miraba por la ventana del avión la espesa lluvia que caía. Arion vio la ansiedad grabada en su rostro y la acercó, envolviéndola en un abrazo reconfortante.
Al abrir la puerta y entrar se dio cuenta de que el hombre tenía una radio encendida reproduciendo sonidos de Fénix llorando y hasta de un arma automática siendo accionada, mientras sostenía a la pequeña en los brazos con una expresión de maldad. —Hola, Maya, siento mucho haberte asustado… es que a Fénix le gustan los sonidos de su propio llanto y la de las armas… ¡Las adora! —exclamó con una sonrisa siniestra.Al ver su rostro, Maya sintió que las piernas le temblaban, no se podía sostener, por eso caminó casi a rastra hasta la cama mientras le pedía a la niña.—Por favor Andrade, dame a la niña —dijo en tono suplicante.—¿Qué pasa cielo? ¿Estás asustada? ¿No me digas que crees que soy capaz de hacerle daño a nuestra hija? —pronunció.De pronto Andrade tomó a la pequeña Fénix y la lanzó hacia arriba desafiando las leyes de la gravedad, ante los gritos desesperados de Maya y el llanto desconsolado de la pequeña.Atrapándola luego, ante una risotada que provocó un sudor frío en la esp