264. LOS HIJOS PERDIDOS

Marlon toma a Ariel por los hombros, obligándolo a mirarlo fijamente. A pesar de que no le ha hecho la prueba de paternidad, está convencido por lo que le aseguró María Graciela: que son suyos. Por eso enfrenta a su asustado hermano, porque aunque sean de Ariel, jamás lo aceptará.

—Sabes muy bien que nunca te he mentido —dice Marlon con firmeza—. No te engaño, son realmente míos. A nosotros fue a quienes nos engañaron. No soy estéril; puedo tener hijos. Vamos, respira, estás blanco como un papel. ¡Te juro que no te engaño! ¡Son realmente míos! ¿No ves que son la copia mía y Betty es igual a Marcia?

—Mano, si lo haces para que yo no me sienta mal, no lo hagas. Quiero saber la verdad —insiste Ariel, que no se siente convencido por la historia de su hermano.

—¡Que son míos! —insiste Marlon con firmeza&
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