Griselda sentía que estaba viviendo una pesadilla. Quería irse y llorar pero no delante de ellos. El CEO tenía una mano en la cintura y la otra se la pasaba por el cabello. Es que esto no le podía estar pasando, ya habían vivido cosas muy fuertes y pudieron salir adelante, no iba a permitir que una mujer sin moral viniera a destruir su matrimonio. — Griselda, ya Camilla te está dando una exploración, no soy su amante ni he hecho nada inapropiado. Sé que lo que viste te dice que estamos teniendo una aventura pero no es así. — Se notaba la desesperación en el tono de voz del empresario. — ¡Es verdad, yo soy la única culpable de esta situación, necesito que me perdone, no quiero perder mi trabajo, he luchado muy duro para ser una excelente asistente! El... CEO Rossi me gustaba y quise seducirlo, lo lamento tanto. Pero la palabra de la mujer no era suficiente para Griselda, puso la mano en el picaporte para abrir la puerta y marcharse. El CEO dió unos cuantos pasos en los qu
Griselda no respondió de inmediato, ella que venía de muy buen humor a buscar a su esposo ahora su ánimo no estaba del todo bien. — No lo sé, no tengo ánimos de nada. El buen humor que tenía ya no está, creo que voy a ir a ver a mi padre, o quizás visite a Isabella, quiero tomar un poco de aire. La pelirroja embarazada bebía un poco de agua mientras respondía. — Lo que quieres es alejarte de mi por como te sentiste con el asunto de esa mujer, ¿Cierto? — No, yo... Solo quiero olvidar el asunto, quiero distraerme en algo. Te voy a dejar para que sigas con tu trabajo, ya me iré. Griselda tomó su bolsa y se puso de pié para marcharse, más en ese momento Ismael cogió su saco del respaldo de su silla y siguió a su mujer. — Vamos, demos un paseo por algún lugar, creo que debes distraerte y que mejor que con tu esposo a tu lado para cuidarte. Apenas iban saliendo cuando Roger los miró. — ¿Vas a salir, Ismael? — Si, atiende tú los pendientes de la tarde, yo estaré ocupa
El CEO Ivanov se había empeñado en conducir su auto pese a que Isabella no lo creía conveniente, había estado meses en cama recuperándose de los dos disparos que Oliver le había dado. La recuperación del empresario había sido lenta, muchas veces se desesperó y quiso ponerse de pie para regresar a sus actividades normales. Lo ponía de muy mal humor no poder hacerle el amor a su amada Isabella. Pero soportó todo pese a su poca paciencia. — Sergey, el chófer pudo habernos llevado a la cita con el ginecólogo, tú hombro todavía sigue sensible, además tu otra herida debe cuidarse muy bien aunque el médico y te haya dado de alta. — Isabella, soy un hombre ruso, no soy tan débil, puedo soportar lo que sea, ya el brazo no me duele, tampoco el hombro, puedo manipular bien el volante, estoy bien, no tienes de que preocuparte. — ¡Eres un obstinado, fue un batallar contigo en toda tu convalecencia porque no querías seguir indicaciones y te empeñabas en regresar a trabajar. Hasta los niñ
Mientras el médico se detenía en un punto en específico sin dejar de mover el pequeño aparato. Los esposos permanecían tomados de la mano esperando escuchar las palabras del doctor. El inteligente CEO trataba de ver a través de la pantalla algo que le diera pistas pero no lo conseguía. No le quedaba más que escucharlo del galeno. — Aquí está, aquí está, señores Rossi, ustedes serán en unos meses padres de... ¡Un hermoso varoncito, es un niño, aquí están los testículos y su aparato reproductor desarrollado. — ¡¿Un niño...!? — Griselda lloraba de felicidad, sus emociones estaban a flor de piel, tendría un varoncito que esperaba se pareciera a su apuesto marido. — ¿Un varoncito...? ¡Es un niño...! El CEO por fin había dejado su cara sería para dar paso a una sonrisa, su emoción era más que evidente, su mirada estaba entre la pantalla y su esposa. — ¡Dios, que bendición tan grande, papá y mamá te amamos muchísimo, hijo, no vemos la.hora de tenerte aquí en nuestros brazos!
La noticia dejó a los padres emocionados, Isabella ya lloraba sin reparos, tendría una niña en la que volvería todo su cariño y le transmitiría todo lo que su madre a su vez le había enseñado. — ¡Oh cariño, es una nena, me vas a dar una hija, es... una maravillosa noticia! — El CEO estaba feliz, su primera hija estaba ya en camino. No sabía cómo sería siendo ella una niña, pero seguro que sería un padre muy consentidor. — ¿Estás feliz, Sergey? — ¡Por supuesto que lo estoy, ella será la cereza de nuestro pastel, después de la oscuridad que viví sin ti y sin nuestros hijos, ahora lo tengo todo a manos llenas, gracias mi amor, gracias por hacerme tan feliz! Isabella y Sergey se dieron un beso cargado de amor. El ruso secaba las lágrimas de su mujer, sabía que eras de dicha, pero no le gustaba ver su rostro manchado, prefería verla sonreír. Al regresar a la villa después de recibir las indicaciones del médico y surtir unas recetas, los trillizos los esperaban en la sala de
El hombre ruso se quedó sin palabras y muy serio por unos momentos, se preguntaba de dónde había sacado su hijo esos términos para identificar a un niño de una niña. — Aleksey, después me vas a explicar de dónde sacaste esos términos, ¿Semillita? Que barbaridad contigo, ya duérmete que mañana hay colegio. — Si, papá, buenas noches, dale un beso a mamá de mi parte. — Y de nuestra parte también. Se escuchó a coro decir a Alexander y Alexandro. — Lo haré. — Dijo el ruso antes de apagar la luz y salir con rumbo a su habitación con Isabella. Cuando volvió ella ya estaba dormida, entre más meses de embarazo cumplía ella dormía más. — Genial, ya se durmió esta mujercita, entonces hoy no me va a dar amor. — El hombre dejó escapar un suspiro, se metió en la cama y abrazó a su mujer. Esa noche se conformaría con solo dormir a su lado. Ese mismo fin de semana, en el bello jardín de la mansión de Ismael y Griselda, una experta decoradora de fiestas había hecho magia, el lugar pa
La familia Rossi solo se quedó observando con los tres niños le sonreían a su padre mientras caminaba con él. El CEO ruso les ayudó a servirse los bocadillos a cada uno de ellos, él mismo también se sirvió y tomó un plato para su mujer embarazada. — ¿Viste eso Isabella? Yo cuidé de tus hijos Pero apenas apareció el ruso y ahora lo idolatran a él. ¿Que ha hecho Sergey Ivanov para que los trillizos lo quieran tanto, eh? — Ismael, no creo que necesite hacer demasiado, es... simplemente por qué es su padre. Mis nietos se sienten identificados con él, la sangre les llama. — ¿Tú también lo vas a defender papá? — Claro que no, todavía no se me olvida lo que hizo llorar a mi princesa, pero debes reconocer que desde que encontró a los trillizos, ha sido un magnífico padre. — ¡Vaaa, tampoco es para tanto, Isabella ya los tenía educados y con mucho avance en su crianza. Pronto todos fueron llamados a su mesa, unos empleados fueron entregando pequeños paraguas estilo japonés. Lo
Había hasta ese momento dos juegos de trillizos en la fiesta, los trillizos Ivanov, y los trillizos Montana, pero habían llegado recién los trillizos Valentain. Apolo y Romina habían llegado a la fiesta, ellos entraron justo cuando la revelación del sexo del bebé estaba siendo compartida para todos los invitados. — Apolo, has estado perdido un tiempo, ¿Eh? Supe que saliste de viaje a Asia por negocios. — Así es Ismael, recién regresé, justo para estar aquí este día. Por cierto, muchas felicidades por el bebé que viene en camino, un heredero Rossi, ¿Qué tal? Fué toda una sorpresa para todos. — Así es, mi esposa y yo estamos muy felices. Apenas acabamos de enterarnos. Es un boy, Pero si hubiese sido una nena, de igual forma estaríamos muy felices. — Vamos Ismael. No sientas pena de admitir que en el fondo deseabas que tú primer hijo fuera un varón, así en el futuro seguirá tus pasos y será tu sucesor en la compañía Rossi. — Jamás voy a admitir tal cosa. De hacerlo mi muje