Por la mañana la madre despertó sedienta. Ella echó un vistazo a su alrededor y se encontró con su esposo dormido en el sillón y a su bebé en la pequeña cuna, el niño estaba muy bien abrigado y dormía. — ¡Ismael... Ismael... Cariño! El hombre abrió los ojos y se puso alerta de inmediato. — Aquí estoy mi amor, despertaste al fin, te quedaste profundamente dormida. El bebé está bien, ya lo alimenté, también le cambié el pañal, se ha portado bastante bien para ser su primera noche de vida. — Es un angelito, tan bello y bien portado mi niño. Por favor dame un poco de agua, estoy muy sedienta. — Griselda tenía los labios resecos. — Si, aquí tengo agua, me preparé para todo — El hombre de inmediato abrió una botella de agua y le ayudó a beber a su esposa. — Estás muy pálida, No me gusta para nada tu semblante, llamaré al médico para que venga a verte. La madre no objetó en nada a su marido. Esperó paciente a que el doctor pasara a revisarla. — Buenos días señora Rossi, esp
Por la tarde llegaban Isabella y Sergey con los trillizos al hospital, los niños llevaban un detalle en las manos para el bebé. — ¿Se puede? — La bella chef pasaba a la habitación. — ¡Ismael, Griselda, muchas felicidades por su pequeño Roby, mamá ya me contó que está divino! Quiero cargarlo, préstamelo Ismael. El CEO Rossi se le quedó bueno a su hermana, ella ya estaba a nada de dar a luz, su barriga era enorme, le preocupaba que no pudiera sostener al bebé. — Isabella, estás a nada de entrar en labor de parto, ¿Estás segura que puedes cargar a Roby? Creo que sería mejor si te sientas en el sofá y te lo doy. — ¿Qué insinuas? ¿Me estás diciendo que estoy demasiado gorda? Los trillizos voltearon a ver a su padre, ellos tenían un pacto de no decirle a la madre que tenía una enorme barriga, no debían hacerla sentir mal. Pero el tío Ismael si se lo había insinuado. — Claro que no, cariño, tienes una barriga normal de embarazo, llevas a mi nena dentro de ti, lo que Ismael qui
Todos pudieron imaginar esa escena en dónde los trillizos espiaban y atrapaban a la blanca ave y la encerraban en una habitación para que no se fuera. — Sergey, ¿Me gustaría saber que clase de educación llevan los niños rusos? Lo que escucho decir a mis sobrinos me está preocupando seriamente. Ismael preguntaba seriamente a su cuñado. Sus sobrinos sacaban ideas bastantes peculiares por decir poco. Necesitaba saber si el padre estaba fallando, o si ellos se estaban saltando las líneas sin importarles las consecuencias. — Aquí nadie va a secuestrar a ninguna cigüeña, y tienen prohibido salir de su habitación después de que los arrope. — Habló fuerte el CEO ruso. — Pero papá... ¿Por qué no podemos atrapar al pajarraco ese? Parecía que el padre les estaba echando a perder la diversión. — Dije que no y punto. Ahora entreguen los obsequios que le trajeron al pequeño Roby a su tía. Los tres niños llevaron sus obsequios hasta su tía Griselda, Aleksey llevaba un oso de pelu
Tres días después, a Griselda ya le salía más leche de los senos, el bebé Roby pedía comida cada dos horas, a menos que estuviera cómodamente dormido, entonces se esperaba una hora más. — Cariño, ya me siento mejor, desde hoy me puedo hacer cargo del bebé por la noche. Tú necesitas descansar, mira nada más como estás de desvelado y agotado. — Solamente tiene cuatro días de nacido el pequeño Roby, y ya me ha dado una paliza, no me deja dormir, si tiene hambre llora, si está mojado llora, si quiere que lo carguen... también llora. Me tiene de su esclavo, querida. — Hoy por la noche yo lo voy a atender. Tú no tienes que preocuparte por nada. Solo duerme y relájate. La noche llegó y el CEO se duchó y se puso una pijama de franela a cuadros de color azul. Haría lo que su esposa le pidió, se dispuso a dormir. A las doce de la noche comenzó Roby a despertarse. — Ya, ya, mamá ya va a levantarte, pero que pulmones tan fuertes tienes, estoy segura de que todos los guardaespald
Cinco días más habían pasado, Aunque Griselda todavía seguía en reposo, una reunión se llevaría a cabo en la villa de Isabella y suizo ir con su bello bebé. — Estás segura de poder aguantar el ajetreo del coche hasta la villa de Isabella, cariño, tú estás de reposo y no debes tener movimientos bruscos. — No, Pero mi esposo es el mejor al volante, estoy segura de que tendrá mucha precaución porque su esposa y su bebé recién nacido van a bordo. — Griselda comprometió a Ismael a manejar despacio, el hombre por lo general manejaba su deportivo a alta velocidad. El CEO Rossi subió a su bella esposa que se había tomado tiempo para maquillarse y no lucir tan pálida, a Toby lo habían vestido con un fino trajecito azul con beige. Ismael que siempre estaba un paso adelante de todo, ya había mandado separar un portabebé en la parte trasera de su costoso coche, así lo colocó y aseguró muy bien en el. (...) En la villa los trillizos se le quedaban viendo a su madre. Ella estaba po
Adriano y Fiorela estaban radiantes, estando en plena luna de miel eran muy felices, a ella ya se le notaba el embarazo, el abogado no podía estar más feliz. — Llegaste, disculpa por interrumpir tu importante viaje. — El CEO ruso le daba un fuerte abrazo a su mejor amigo, quien había estado con él en las buenas y en las malas, quien lo acompañó en sus muchas noches de desvelo cuando solo podía pensar en encontrar a Isabella y a sus hijos. — No podía no venir, este es un momento muy importante para tí y para la mujer que amas. — Respondió el abogado. Isabella los escuchaba pero no sabía a qué se referían. — Adriano, que pena contigo, la bebé no ha querido nacer todavía, y mira, tu interrumpiste tu viaje para su nacimiento. — La chef hizo un gesto de lo siento. — No te preocupes Isabella, por supuesto que nos gustaría estar a Fiorela y a mí en el nacimiento de la nena. Pero... no estamos aquí exactamente por eso. — ¿Cómo? Entonces... ¿Por qué interrumpieron su luna de mie
Todos dirigieron la mirada hacia lo que la señora Ekaterina Ivanov, le entregaba al CEO ruso, era una pequeña caja negra de terciopelo. — Tu llegada tarde casi provoca que me linchen entre todos, mamá, deberías ser más puntual. — Está bien, está bien, lo entiendo. — No cambias, mamá... Isabella, no te dije nada antes por qué estaba esperando que mi madre me trajera esto — Sergey abrió la caja y en ella había un costoso y hermoso anillo de compromiso, Pero no cualquier anillo, era uno válido en millones de dólares. — ¿Qué estás diciendo...? No entiendo nada. — Este es el anillo que mis antepasados utilizaron para proponerle matrimonio a la mujer de su vida, mi tatarabuelo lo compró en una tienda muy exclusiva, su valor es muy alto y su valor sentimental lo es aún más. — ¿Pero para que me dices todo eso? Creo que eres muy cruel, Sergey. — Este anillo fue el que mi padre le dió a mi madre cuando se comprometieron, ellos se amaron con devoción y fueron muy felices. Ahora es
Isabella no pudo poner más resistencia, el juez les leyó los derechos y obligaciones que adquirirían al contraer matrimonio. El primero en firmar fue Sergey, dejó plasmada su imponente firma en el acta, después le cedió la fina pluma a Isabella, ella también firmó su nombre. La embarazada estaba muy feliz, se le notaba en el brillo de su mirada, y en la amplia sonrisa. — Ahora pasen los testigos por favor. — Pidió el juez. — Yo firmaré como testigo de Sergey. — Adriano De Luca sin duda sería el testigo del CEO ruso, era su mejor amigo y así era como debía ser. Había volado desde Europa para estar presente en la boda de su casi hermano. — Yo firmaré como testigo de Isabella. — El elegante y apuesto Apolo Valentain firmaba como testigo de su amiga. Ambos hombres plasmaron su elegante firma en las actas, estaba hecho. — Por el poder que me confiere el estado, los declaro marido y mujer, ya puede besar a la novia. Los trillizos no perdían detalle alguno del suceso, sus p