El CEO Montana le recordaba la pelea que había tenido con su cuñada a Ismael para molestarlo. — No me recuerdes a ese ruso roba hermanas, si no fuera por mis sobrinos que lo defienden con capa y espada, ya lo habría echado de los Estados Unidos. No lo soporto ni un poco, ese aire de arrogancia que tiene me enferma. — No lo echas por qué número uno, es muy poderoso y tiene importantes contactos, número dos, por qué te sientes culpable por haber alejado a los trillizos de él por tanto tiempo, ya te diste cuenta de lo mucho que lo necesitan y que aman mucho a su padre, y número tres, sabes que está enamorado de Isabella y que está haciendo lo imposible por recuperarla. — Hmmm... Es lo menos que puede hacer después de haberle roto el corazón a Isabella, ahora que se esfuerce y que sufra. — Tu sadismo va en aumento cada vez más, ¿Eh? — Solo lo normal, pero dejemos de hablar del imbécil de Ivanov, te estoy llamando por algo muy importante, voy a tratar de resumirlo. En mi últim
Ismael por unos momentos se imaginó su vida en el futuro, una imagen de la hermosa Griselda y a su bello bebé en sus brazos se le vino a la mente. Ella lo mecía mientras le acariciaba los cabellos y le hablaba dulcemente a su hijo. El CEO se sentía inmensamente dichoso al tenerlos con él. — ¡Por supuesto que estoy preparado para formar mi propio hogar, lo que es más, lo deseo enormemente! ¡No veo la hora de casarme con Griselda y esperar a que llegue nuestro bebé, y para eso tú vas a ayudarme! — ¡¿Yo...?! ¿Qué quieres que haga? — Si, verás, quise buscar una fecha en el registro civil para mañana o mínimo para este mes. Me urge casarme por lo civil con mi prometida y traerla conmigo a mi villa para cuidar de ella y del embarazo, pero su padre no me lo permite. El señor Smith quiere que haga las cosas como es debido. — Es como debe ser, Ismael, debes casarte con la futura madre de tu hijo, darles seguridad y estabilidad a ella y a la criatura que viene en camino. Carajo, no p
La palidez de Isabella preocupó al CEO, la salud de la madre de sus hijos, sin esperar nada la tomó y la cargó en sus brazos. — Vamos, te voy a llevar al hospital. Sabía que debía llevarte desde ayer en la noche, pero eres muy obstinada, carajo. — No me grites... Estoy enferma y me estás gritando, bájame, yo iré sola. Eres... eres un hombre muy cruel... — Isabella comenzó a sollozar, estaba muy sensible, lo que hizo suavizar el tono del hombre ruso. — No estoy gritándote cariño, estoy molesto conmigo mismo por ser negligente, tu salud es muy importante para mí, ya no llores, vas a estar bien. — Sergey, me siento muy mal, creo que voy a morir. — No digas eso, no vas a morir, yo no lo voy a permitir, seguro que pescaste un bicho de algún marisco que comiste o alguna carne importada. Pero yo me voy a encargar de que se te hagan todos los estudios necesarios para que te den un buen tratamiento. El hombre besó los cabellos de la chef, salió con ella de la habitación y bajó las
La jóven y bella chef, solamente negaba con la cabeza, ella no podía estar embarazada, no de nuevo y del mismo hombre que no la quiso con él en el pasado. — ¿Qué le pasa Isabella? Hablé por favor, ¿Se está sintiendo mal? ¿Por favor dígame lo que siente? — ¡Debe haber un error, no puedo estar embarazada, seguro que se equivocaron y lo que tengo es algo grave, pero no un bebé! — ¿Qué...? No, no, Isabella, el diagnóstico no es un error, usted está esperando un bebé, y eso no se puede cambiar, ¿Qué puede ser tan malo? Su pareja parece amarla mucho, hasta nos amenazó si no la cuidamos como es debido, pueden criar a su hijo juntos y con mucho amor. — Dijo el médico a la chef. — Es que usted... Usted no lo entiende, tengo tres bebés, son trillizos, ya tienen poco más de cuatro años, no tiene idea de cuánto de mi energía consumen, ellos están muy apegados a mí, les gusta que su mami les cocine, que los apapache, que los arrope, ¿Cómo haré para cuidar a otro bebé más? — Isabella com
Con receta en mano el CEO salió con su mujer tal como llegó, con ella en brazos, solo que ahora la miraba de forma diferente, la sabía embarazada y le causaba mucha ternura, esta era la segunda vez que recibía la misma noticia, y tal como aquella vez que sintió una enorme dicha interna. Sería padre de nuevo. Está vez la subió a la parte trasera, puso su cabeza en un pequeño cojín que tenía en la cajuela, de camino surtió la receta y por fin llegó a la villa, apenas bajó y entró al recibidor, tres pequeños ya vestidos en abrigadores pants, lo rodearon mientras lo bombardeaban con preguntas. — ¡Papá, mamá! ¿Qué le pasa a mamá? ¿Ella está enferma? — El pequeño Alexandro preguntaba ya a punto de llorar. — ¿Qué tiene ella, papá? ¿Mamá va a estar bien? — El pequeño Aleksey también se notaba angustiado. — Mamá está bien, solo está dormida, la llevaré a la habitación para que descanse, Alexander, lleva a tus hermanos a la sala de estar, yo bajaré pronto para hablar con ustedes. —
Ismael había cambiado de opinión, el ruso tenía razón, el bebé era también un Rossi, así que tendría que ayudar a su no querido cuñado a que la vida de ese bebé fuera cuidada y protegida. Mientras tanto el CEO ruso bajó a hablar con sus hijos, apenas llegó a la sala de estar pudo darse cuenta de que él pequeño Alexandro y Aleksey, estaban sollozando, ambos hacían pucheros y tenían el rostro manchado de lágrimas. — ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué están llorando? Cuéntenle a papá. — Papá, ¿Mamá está muy enferma? Los trillizos no queremos que nada malo le pase a mamá, solo tenemos una mami, buuuu.... — Alexandrito lloraba angustiado. El niño no se calmaba. — Ven aquí, todo está bien, mamá está bien, ella solamente está un poco cansada, ya la ha revisado el médico, le recetó unas medicinas y cuando las tome seguro que estará mejor. — El CEO cargó a su hijo y lo puso en su regazo. — ¿Estás seguro, papá? No me mientas, ya soy un niño grande. — Escúchame algo Alexandro, yo, Se
Sergey se quedó pensando por unos momentos que responderle a su inteligente hijo. — Alexander, mamá y papá se aman mucho, entonces... Nosotros le escribimos mucho a la cigüeña, claro que no responde todo el tiempo. Más sin embargo ahora respondió y yo estoy muy contento por eso. — ¿Te alegra que mamá esté embarazada? — Por supuesto que me alegra, es otro hijo mío con Isabella. — Te alegra de la misma manera que te alegró cuando supiste que mamá estaba embarazada de nosotros. — El niño enarcó una ceja. — Cuando supe que Isabella estaba embarazada, fuí el hombre más dichoso del mundo, acaricié su vientre esperando que ustedes recibieran esa caricia de su padre. El niño que por lo general era callado y reservado, sonrió al escuchar las palabras de su padre. — Está bien, recibiremos al bebé con agrado, pero... Alexandro se va a poner bastante celoso, pensará que tener un hermano o hermana nueva significa menos atención para él, lo mismo será con Aleksey. — Ahhh... — El
La voz del CEO Rossi retumbó en el despacho, no iba a permitir que nadie se expresara de esa forma de su futura esposa y de su preciado bebé. — Rompe lazos con Griselda, así la evitas de soportarte, la evitas también de ver cómo la odias por ser la hija de la mujer que tú padre más amó en su vida, y sobre todo la evitas de la envidia que le tienes por qué ella posee una esencia noble y pura a diferencia de tí. — !Tú...! ¿Cómo te atreves a hablarme de esta forma? !Yo soy la señorita de la familia Smith, Griselda es solamente una arrimada, te casarás con ella y solamente tendrás habladurías sobre tu familia por ser tu esposa una hija ilegítima! — Aunque así fuera la prefiero a ella un millón de veces antes que a tí. Las palabras de Ismael calaron hondo en Grace. Ella siempre se había considerado superior a su hermana y ahora ese poderoso y elegante CEO la menospreciaba por ella. — Me das pena Ismael, vas a casarte con una mujer que se ha acostado con media ciudad, estás encu