Isabella y Alina se reían discretamente, sus gruñones esposos solían darse hasta con la cubeta, ambos eran orgullosos y perfeccionistas, tenían más similitudes de las que ellos mismos no se daban cuenta. — Ahhhgrr... Eres bastante obstinado, jovencito, no debes obsesionarte con la pequeña Serena. Ambos son pequeños aún, todo puede suceder en un futuro. Por ejemplo, ¿Qué tal si mi nena no se enamora de ti? El niño sonrió, hizo un gesto de despreocupación frente al padre de la niña que le interesaba. — Soy un trillizo Montana, seré apuesto como mi padre y un CEO exitoso también. Estoy seguro que conquistaré el amor de Serena. Eso no es lo que me preocupa, acá entre nosotros. — El niño puso su manita cerca de su boca para susurrarle al CEO ruso. — No quiero que los trillizos Valentain me ganen a pactar un compromiso con usted, señor Sergey. Su nena es muy linda y seguro que la van a querer llevar a la familia de los Valentain. — ¡Nadie se va a llevar a mi pequeña a ninguna par
El abogado Adriano y su esposa Fiorela habían regresado ya de su luna de miel porque el embarazo de ella ya estaba muy avanzado. La joven oriental se veía bella con su pancita de embarazada. A sus pasados ocho meses, ya no podía moverse tanto, además estaba muy sensible y por todo lloraba. — Cariño, mis padres vendrán a comer hoy, quieren traer unas compras que hicieron para la bebé. — Que bien, estaré encantada de recibir a mis suegros, le pediré al chef que cocine algo especial hoy. El paladar de tu padre es difícil de complacer. — Ya no lo es tanto, ahora ya dejó de ser tan exigente con las comidas. Por cierto, estaré trabajando en unos documentos en el despacho, si necesitas algo solo ve a llamarme. — El apuesto hombre dió un beso suave a su esposa y otro a su barriga. Fiorela había sido tan feliz al lado e Adriano todos los meses que estuvieron viajando. Ese hombre conocía prácticamente todo el mundo. Tenía mucho que enseñarle y ella mucho que aprenderle. (...)
En la sala de urgencias a Isabella le hacían preguntas como cuando había sido la última fecha de su período, pero a ella después de dar a luz a la bebé Serena, no le había llegado la regla. — Tengo una bebé de tres meses, todavía no me regresa el periodo, doctor. La estoy amamantando actualmente, mí ginecólogo dice que probablemente sea por eso la ausencia de mi mes. —Entiendo, le vamos a hacer algunos exámenes para partir de algo y ver de dónde vienen sus malestares. No vamos a sobre pensar hasta no tener algo sólido, mientras tanto póngase cómoda. — El amable doctor trataba de hacer que Isabella estuviera tranquila. A la bella chef le extrajeron sangre, ella estaría en observación mientras tanto. Su muestra fue llevada de inmediato al laboratorio en calidad de urgente. Afuera el CEO Rossi llegaba apurado a encontrarse con su cuñado. Sus zapatos de cuero hacían ruido por el pasillo, siendo el hermano mayor era su deber estar pendiente de su Isabella. — ¿Qué han dicho los
Sergey sintió como que un rayo le caía de lleno, se le fueron las palabras, y la mente se le puso en blanco. El CEO ruso comenzó a buscar con la mirada de dónde agarrarse, o donde sentarse para no caerse. El CEO Rossi lo vió de cerca perder el color de su blanco rostro. No era santo de su devoción, pero si no lo sostenía iba a azotar como una res — Ruso, ¿Pero qué es lo que te sucede? ¡Responde, carajo! — Llevemoslo al sofá, parece que se va a desmayar... — Sugirió el doctor. Eso fue lo último que escuchó el imponente CEO ruso, perdió el conocimiento y no supo más de él. — ¡No lo puedo creer, tan grande y tan debilucho! ¡Reacciona, ruso, es solo un bebé más, no es el fin del mundo, eres millonario, tú puedes contratar las niñeras que Isabella necesite! — Ismael le daba palmadas en la mejilla a su cuñado, pero no obtenía respuesta. Una enfermera que había salido a buscar unos familiares fue corriendo por una tienda de alcohol para ponérselo al hombre desmayado. E
A Isabella le tomó tiempo calmarse, ella hipeaba, Había pensado que jamás volvería a pasar por un parto de nuevo, pero ahora le decían que en algunos meses volvería a pasar por el doloroso alumbramiento. — No lo sé Sergey, estoy en shock, todavía no lo asimilo. Serena es tan pequeña, y pensar que tengo que volver a pasar por el mismo camino, volver a engordar como una pelota de playa, no poder moverme como quiera, no poder dormir, y padecer esos terribles dolores al dar a luz, estoy asustada. ¿Me culpas? — No, no, querida, por supuesto que no te culpo, es responsabilidad de los dos, más mía en este caso, yo fuí quien insistió en qué tuviéramos intimidad, siento mucho que estés asustada, y te entiendo, de verdad lo hago. Pero el bebé ya viene, y se merece que lo amemos como a nuestros demás hijos. — ¿De verdad lo quieres? ¿Quieres que tengamos al bebé? — Isabella había llorado porque pensaba que no querría a la criatura, se había agotado tanto en cuidar a la bebé Serena de re
Daniel Sánchez había citado al CEO Rossi en un restaurante para darle las pruebas que tenía. Ismael estaba furioso, asesinaría a ese hombre por levantarle falsos a su esposa. El empresario llegó al restaurante y bajó rápidamente para ver al tipo. La hostess lo guió hasta la mesa en la que el ex gerente ya lo esperaba. Pero al contrario de sentarse a conversar, el CEO lo levantó del traje. — ¿Qué demonios estás diciendo de mi esposa? ¡Te voy a cortar la maldita lengua por estar difamando a mi mujer! — ¡Señor espere, aquí tengo las pruebas en mis manos, se las voy a mostrar! — ¿Cómo descubriste que Emma Smith es esposa? Habla por qué no tengo mucha paciencia. — El hombre estaba haciendo todo lo posible por no asesinar a su empleado. — Lo descubrí una tarde que usted la recogió de la empresa personalmente, después no fue difícil encontrar las fotos de su boda en internet. El CEO sabía muy bien que las intenciones de ese empleado al haberlo investigado, no eran las mejor
El CEO Rossi inhaló profundo antes de entrar a su villa y dirigirse a su despacho. Las posadas de sus zapatos de cuero se escuchaban imponentes a su paso. Apenas entró se sirvió un vaso de su mejor whisky y lo bebió de una vez. Lo necesitaba para calmarse y no cometer una locura. Los celos, la rabia, su carácter dominante y posesivo lo llenaban de muchas emociones a la misma vez. Muchas de ellas no eran tan buenas. El solo imaginar a su amada Griselda besando otros labios, tocando a otro hombre, y ofreciéndole su sonrisa, esa que solo era suya. Lo desquiciaba más allá de su control. No fue mucho el tiempo que pasó antes de que un coche de buena gama pero nunca como los autos de lujo y costosos que había en esa mansión, llegara y los guardaespaldas del empresario le dieran acceso. Del auto bajó un apuesto hombre que se ajustó el traje antes de entrar a ver a su jefe. Sebastian tocó el timbre y una de las mucamas lo recibió con amabilidad. — El CEO Rossi me ha llamado a su de
El jefe del importante departamento de contabilidad, no estaba entendiendo mucho. Se decía así mismo que debido a que su jefa era la gerente general de una importante empresa del CEO Rossi, era por eso que se tuteaban así, Daniel Sánchez nunca hizo tal cosa, a él siempre el empresario lo mantuvo a raya y alejado. — !Sebastián, que sorpresa verte aquí, me parece muy bien que si el CEO Rossi tiene alguna duda podamos entre los dos despejárselas! — ¿Entonces también ha venido a la reunión, gerente Smith? Por favor tome asiento, oh, que lindo bebé, ¿Es su sobrino? Usted es muy joven todavía para ser madre, ¿Cierto? Aunque el empresario todavía era joven también, no le agradó para nada el comentario de su empleado. — Delfino, mira bien al bebé, ¿Dime qué ves y describemelo? — Pidió el hombre con voz dominante. Sebastián observaba al pequeño, el bebé Roby se chupaba su manita hecha un puño, movía sus pies envueltos en calcetas sin parar. Sin duda su mameluco azul que cubría has