La quiero a ella...

Griselda de pronto se ahogó con su propia saliva. No se esperaba esa pregunta.

— ¿Qué te sucede querida? Bebé un poco de agua. — Griselda bebió del líquido, ella recobró el aliento y al fin pudo responder.

— Sebastian ha sido muy amable, quizás a media mañana fué que me dijo que no era tan viejo, que lo llamara por su nombre.

— Ahhh... ¿Y él te tutea a tí? — Ismael hacía las preguntas correctas.

— No, él es muy respetuoso, no deberías de estar pensando mal de él, es un excelente elemento. Su trabajo es impecable y prolijo.

— Sé como trabaja Delfino, efectivamente es muy bueno en lo que hace, yo mismo lo contraté después de verificar sus cartas de recomendaciones.

Al CEO no se le pasaba nada, no estaba contento pero no había nada que reclamar. Además de que su esposa era hermosa y llamara la atención del personal, no había de que preocuparse.

Al llegar a la villa una de las niñeras ya estaba en la sala de estar con el bebé Roby vestido en un enterito azul con diferent
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