Sergey se llevaba dos dedos al puente de su nariz, estaba haciendo el máximo esfuerzo por no perder los estribos y hablar civilizadamente con la mujer que lo dejó y ahora se dedicaba a ser chef. — Estoy esperando que me respondas Isabella, ¿En dónde están mis hijos? — ¡No te lo diré, no tienes derecho a preguntar por ellos, que te quede claro que los niños son solo míos! Debo regresar a trabajar y te agradecería que no volvieras a acercarte a mí. — La mujer se dió media vuelta para marcharse, pero la latigueante voz del hombre se escuchó. — ¡No te atrevas a dejarme aquí hablando solo! — El aura de Sergey Ivanov era oscura, dominante, a Isabella le temblaron las piernas aunque trato de disimularlo, ella estaba a punto de responder pero unas vocecitas se le adelantaron. — Mamá, ¿Qué te está haciendo ese señor? ¡Alexander llama a seguridad, este señor está atacando a mamá! — Alexandro pidió a su hermano. Los trillizos aparecieron, eran hermosos, los tres vestían de traje co
Alexander no podía confiar así nada más en el hombre que estaba haciendo llorar a su madre, quería ir pero no iría, se dirigió a Isabella y desde ahí habló. — Mamá me ha dicho que no debemos hablar con extraños, Aleksey, Alexandro, están rompiendo las reglas de mamá, vengan aquí, si no nos dan permiso no podemos abrazar a las personas. — Papá, convence a mamá para que nos dé permiso de abrazarte — Pidió Alexandro mirando a su padre a los ojos. — Espero que cumplas tu promesa de no abandonar de nuevo a los trillizos. — Aleksey obedeció y caminó junto a su hermano hacia Isabella, pero de verdad esperaba que fuera cierta la promesa de su padre. — Vamos, se irán con Lucy a casa, apenas mamá termine de trabajar iré con ustedes... Lucy, llévatelos, y vigilalos mucho. — Adiós papá, no te olvides de tu promesa. Dos de los tres niños alzaron su regordeta manita para despedirse, Sergey por supuesto que no los quería dejar ir pero todavía tenía a la madre cerca, ella no se le iba a
Sergey enarcó una ceja, lo que estaba diciendo su gran amigo no lo sabia, él no sabía de que familia provenía Isabella. — ¿Cómo dices? ¿Una familia poderosa? Debes estar equivocado, Isabella trabajaba como mi segundo asistente, de ser como tú dices ella no habría tenido necesidad de estar en ese puesto. — Pues alguna razón tendría para trabajar para ti, ella no tiene necesidad, su familia es de las más ricas de Rusia, solo que emigraron a los Estados Unidos para expandir sus empresas. — Ella... Nunca mencionó que su familia... — Sergey se daba cuenta de que conocía muy poco sobre la hermosa Isabella, él no quería involucrar sentimientos en su relación de cama, pero terminó enamorándose de todo lo que ella era, sus bellos ojos, su transparencia, su forma de amar. — ¿Quién dirige la compañía de su familia? ¿Lo conoces? — Por supuesto, su hermano es Ismael Rossi, el actual CEO de la compañía Rossi. Sergey se mantuvo inexpresivo pero recordó que un competidor empresarial le
Isabella no tuvo otra opción que manejar hacia la villa donde vivía con sus hijos, sus padres hacia tiempos que habían regresado a Rusia, las empresas allá requerían del CEO Isaias Rossi, pero se visitaban a menudo mutuamente. En esos momentos a la reconocida chef solo le importaba su pequeño enfermo, aunque el aura de Sergey parecía sofocarla, el hombre que iba a su lado era tan imponente y ahora que los encontró no lo podía alejar de los niños por más que le pedía que se marchara, ella no podía dejar de preguntarse si estaba haciendo lo correcto al no quererlo cerca de los trillizos sobre todo al verlos abrazados a él. — Llegamos. — Un portón negro grande de madera se abrió con el control que la chef llevaba en el juego de llaves, pasaron por un pequeño jardín con pasto hasta llegar a una fuente de cabellos y unicornios, la mujer bajó apresurada al igual que el padre. El hogar era muy acogedor, la decoración elegante, fue lo que Sergey pudo apreciar mientras caminaba detrás
Durante la madrugada Alexandro y Aleksey bajaron con sus cobijas a dormir a un lado de su padre, era muy tierno ver cómo ambos tenían un piecito suyo subido en el trabajado abdomen de Sergey. El pequeño Alexander también despertó y aunque estaba más renuente que sus hermanos a acercarse al CEO ruso, quiso también poder tener un lugar, chasqueó la lengua un poco molesto, ¿Ahora dónde se acostaría él? El trillizo se bajó de su cama y se metió entre las piernas de su padre, los hermanos tenían al hombre inmovilizado. — Hmmm... — Sergey se quejó un poco más cuando abrió los ojos se dió cuenta de que estaba atrapado por sus hijos, eso le llenó de dicha el corazón y siguió durmiendo. Por la mañana una figura femenina observaba la escena más inesperada de su vida, esos pequeños traidores después de que ella los cargó en su vientre, los dió a luz y los cuidó, ahora estaban de lo más abrazados de su padre. — Pequeños traidores... — Murmuró la molesta madre — Isabella bajó a la cocina a
Los tres bodoques subieron las escaleras para ir a prepararse para asistir al colegio, solo el pequeño Alexandro volteaba de vez en cuando Isabella se limpiaba los labios con una servilleta mientras recuperaba el aliento. — ¿Estás bien? — preguntó el hombre. — ¡Por supuesto que no estoy bien, te subes a mi coche sin mi permiso, te quedas en mi casa sin mi permiso, y estás hechizando a los niños con tus encantos! ¿Cómo se te ocurre que voy a estar bien con eso? !Puedes llevarlos a la escuela, pero después te vas a alejar de ellos, no los vas a recoger del colegio y no vendrás a comer aquí! — Si hago eso les voy a romper el corazón, sobre todo a Alexandro, no puedo no cumplir con algo que les prometí. — Yo le encargaré de consolarlos y estarán bien, lo han estado todo este tiempo, no te quiero cerca de ellos, entiéndelo de una vez Sergey se acercó peligrosamente a la mujer que todavía vestía en pijama y que tenía el cabello atado en un moño desprolijo pero que aún así s
— ¡No te puedo creer que dormiste en casa de Isabella, eres un adelantado, Sergey! — Apolo apenas podía creer lo que su amigo le contaba. — Prácticamente me metí a la fuerza, Isabella no me quiere cerca, me lo dijo todas las veces que pudo, ella está... tan diferente. — Pues si, ya no cae rendida a tus pies como estabas acostumbrado. A Sergey no le gustó el comentario, sobre todo por qué era verdad, Isabella ya no caía en sus encantos como antes, y él la deseaba igual o mucho más que antes. — Si no es por qué Alexandro enfermó no me habría dejado entrar a su mansión, el trillizo me llamaba entre su fiebre y su dolor y a Isabella no le quedó más remedio que dejarme quedar por el bien del niño. — Alexandro es el más pequeño de los trillizos Aleksey es el de en medio y el huraño Alexander es el mayor, el pequeño Alexander es el bebé de la familia. El hombre escuchaba atento, las personalidades de los trillizos eran muy diferentes a pesar de ser casi idénticos. — Él es qui
El CEO ivanov, conducía con bastante prisa, esta era la primera emergencia escolar a la que acudía, el que le dijeran que uno de sus hijos estaba herido lo saco de control, cosas que jamás sucedía en un hombre que mantenía controlados cada uno de sus pasos. — Jefe, si maneja así no vamos a llegar a la escuela vivos — El asistente iba agarrado de la puerta del coche, pero el hombre no lo escuchaba. La miss tuvo que llamar también a los padres del niño Jhonson, el provenía de una familia rica al que le inculcaban que el apellido y el dinero lo eran todo, y claro que no tener padre era sinónimo de bajo estatus. Cuando Sergey llegó, Mike Jhonson ya estaba ahí revisando a su hijo, este tenía varios golpes, el uniforme revolcado y los cabellos despeinados, el hombre buscó con la mirada a sus hijos, los encontró sentados en un sofá, Alexandro lloraba, le dolis la herida, la enfermera del Colegio apenas venía con él botiquín de primeros auxilios, eso era inaceptable. — ¡Miss, tiene