La vocecita del pequeño Alexandro, fué lo que saco del trance al CEO ruso, su furia era tanta que estaba por matar a ese bastardo. — Papá, ya suelta a ese señor. Ya le enseñaste una lección, si lo matas mamá se va a molestar, recuerda que está embarazada y no debemos darle disgustos. A Sergey se le vino a la cabeza la imagen de su mujer, por un momento imaginó sus hermosos ojos azul violeta enfadados con él por asesinar a un hombre y se detuvo de inmediato. — Llamen a la ambulancia, este tipo va a necesitar ayuda. Y que les quede claro a todos que a cualquiera que ofenda a mis hijos o a mi mujer, le va a suceder lo mismo. El CEO se pasó la mano con los nudillos sangrando por el cabello y pidió su saco y su reloj para ponérselos de nuevo. — ¡Papá, nos defendiste, nadie se va a atrever a molestarnos de nuevo! — Mientras yo viva voy a protegerlos siempre a ti y a tus hermanos Alexandro. Ahora vamos a su salón, no deben llegar tarde. No se hicieron esperar los susurros
Sergey había ordenado a su asistente ponerse en marcha con lo del tipo ese que lo había hecho enfadar. No respondió a su pregunta por qué todavía no sabía cómo se lo tomaría su mujer. El CEO en verdad no quería preocuparla, sobre todo por el embarazo. (...) Los pasos de unos zapatos de cuero se escuchaban por los pasillos de un exclusivo hospital. El CEO Rossi, caminaba con toda su imponencia vestido en un traje gris oscuro, guantes negros y una gabardina larga de color negra. Su elegancia llamaba irremediablemente la atención del personal médico y algunos familiares del pacientes que habían acudido a ver a algún médico. — ¿La has mantenido vigilada, Franco? — Ismael preguntaba a su mano derecha. Habían llegado al mismo tiempo al lugar. — Por supuesto, tal y como lo pediste. Ha sido un problema para el personal de enfermeros, les quiere decir algo pero no se le alcanza a entender y los agrede. Ellos incluso la tuvieron que atar a la camilla. El CEO solo levantó un poco las
Ismael salió del hospital con rumbo a la compañía Rossi, ya había visto lo que quería, y había dicho lo que tenía para decir. Solo faltaba que Grace se recuperara por completo para proceder con la orden de detención que te iba en su contra. (...) Después de un día de trabajo bastante ocupado. El CEO Ivanov, tenía que regresar a casa para comer con su familia. Él estaba serio y jugando con su pluma en su oficina. — Señor, ya es hora de que regresa a la villa Rossi para comer con su familia. Seguro la señora Isabella y los trillizos ya lo están esperando. Sergey solo de pensar que los trillizos le contaran a Isabella lo que sucedió en la escuela sin hacerlo él primero. Lo hizo salir apresurado de su oficina con rumbo a la villa. — Ahhh... — El asistente solamente dejó escapar un suspiro — Buena suerte señor Ivanov. — Le deseo el leal Enrique a su jefe. — Los trillizos se encontraban con las niñeras, ellas les estaban dando una ducha cambiando el uniforme por ropa de vest
La embarazada estaba dolida, decir que no había sentido nada por las crueles palabras que les dijeron a sus hijos, sería mentir. — ¡Por supuesto que papá lo puso en su lugar, mamá, Le advirtió a ese hombre que se retractara de sus palabras o le daría la paliza de su vida! — Alexandrito le daba los pormenores a su madre. — Sergey, tú... Defendiste a nuestros hijos y mi honor, ¿Cierto...? — Claro que sí, no iba a dejar ir a ese miserable que se atrevió a atacar a mi familia delante mío, le dije que le daría la paliza de su vida y se lo cumplí! Ahora te aseguro que nadie se va a atrever a llamar bastardos a mis hijos. Afirmó con seriedad el ruso. Había disfrutado de hacer tragarse sus palabras a Ontiveros, y de haberlo hecho gritar de dolor. — Déjame verte Sergey, ¿Creés que no me he dado cuenta de que me estás evitando? Ven aquí. El CEO no tuvo más opción que darse la vuelta y mostrarse a su mujer. — Isabella se sorprendió al verlo tan golpeado, tenía el labio roto, l
Los niños pronto se pusieron de pie, a Isabella no le respondieron las piernas. Se llevarían al CEO detenido por una acusación muy delicada. — !No papá, no vayas, Mario, diles que papá no está en casa, escápate por la parte de atrás, que Enrique tenga listo el avión para que te vayas a Rusia! — ¡Si, Aleksey tiene razón, no vayas con la policía, ellos te van a encerrar en una celda para siempre! ¡Huye, papá, nosotros te alcanzaremos pronto, venderé mi dron en línea y compraré boletos de avión para ir contigo. — Alexander no quería que su padre pasara años en prisión, no podía perderlo. — No, papá, no te puedes dejar atrapar, debes escapar, yo iré contigo a Rusia, mamá, Alexander y Aleksey, que nos alcancen después. — El niño no se iba a separar de su padre. Eso nunca. — ¿Pero que dicen? No voy a escapar por la puerta trasera, enfrentaré a la justicia, después de todo fue una pelea uno a uno. Deben guardar la calma y esperar que resuelva está situación. — !No, no, no puedes
El CEO Rossi estaba más que sorprendido. Cómo sea que la policía se había llevado a su indeseable cuñado, y delante de los niños. Esto si ya era el colmo. — Cálmate Alexander, ¿Cuéntame bien que sucedió? — En la escuela un niño y su padre de apellido Ontiveros nos molestaron, dijeron que éramos unos bastardos y que mamá era la vergüenza de la familia Rossi por haber tenido hijos sin padre, que solo era una cocinera que se auto llamaba chef. — !¿Qué dijeron qué?! — El CEO Rossi apretó los puños, ¡Cómo se atrevían siquiera a hablar de su querida hermana de esa forma! Y sus sobrinos no eran ningunos bastardos, de algo tenía que servir que Sergey hubiese regresado a su vida y ser un padre para ellos. — ¡Son unos miserables, tío, fué por eso que papá le dijo al señor Ontiveros que se retractara o le daría la paliza de su vida, y como no se retractó, papá lo golpeó y lo golpeó, incluso le rompió una pierna, entonces gritó como poseído! Pero ahora... ¡La policía se lo ha llevad
Después de un mes de haber sido dado de alta del hospital, Adriano había seducido a Fiorela una helada noche en la que con sus besos y sus caricias la hizo perder la cordura. El abogado había robado la pureza de la bella mujer oriental. La había hecho su mujer en una apasionada entrega. Fiorela no pudo poner resistencia al varonil hombre, estaba loca por el y ya lo amaba demasiado. Esa noche Adriano le había sembrado en el vientre a su prometida un bebé, ella esperaba el próximo heredero, o heredera de la millonaria familia De Luca, lo que los tenía a ambos muy felices. — Claro que sí querido, yo cuidaré del bebé mientras tú vas a ayudar a tu amigo. Los guardaespaldas están pendientes de todo aquí, no tienes nada de que preocuparte. Adriano asintió pero algo le decía que podría ser que ese día no fuera el mejor. Pronto El CEO Rossi y el abogado, se encontraron en la delegación. — Ya estoy aquí, no me dijiste que fue lo que sucedió, ¿Por qué arrestaron a Sergey? — El
Lo que Adriano no sabía era que el comandante en jefe ya había recibido dinero de parte de Carlos Ontiveros, el hombre le daría el fallo a favor al hombre que había denunciado. Mientras tanto el abogado pudo entrar a ver a Sergey. El ruso se encontraba en una celda bastante austera con otros presos. — ¡Sergey Ivanov, vendrá con nosotros! — Dos policías sacaron al hombre ruso de la celda para llevarlo a un pequeño cuarto. — Adriano, ¿Cuando llegaste? ¿Quién te llamó? — ¿Quién más va a ser? Tú cuñado fue quien me llamo para que viniera a defenderte. Tenemos poco tiempo, te pondré al tanto, te están acusando de intento de asesinato, y quieren que todo el peso de la ley caiga sobre ti. — ¿Qué...? ¡Ese cobarde mal nacido! ¡Tienes que sacarme de aquí, Adriano, no tengo tiempo que perder! Hubieras visto el rostro de los trillizos, parecía que me llevaban a la silla eléctrica, estaban muy tristes, Isabella... Ella... La estoy preocupando demasiado. Y eso no es nada bueno para s