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5/CONOCIENDO AL CLIENTE ITALIANO

Después de cambiarnos de ropa, cogimos cada una nuestro carro acercándonos hasta los ascensores de servicio, subimos a uno de ellos, bajando cada una en la planta que le tocaba

— Buenos dias ragazza — me dijo Mario, el hombre que tenia unos preciosos ojos de color verde

— Buenos días señor, ¿qué tal estuvo la fiesta? — pregunté

— Sofía no me digas señor, y la fiesta supongo que fue bien, yo me marche a tomar una copa a un club

— Bueno tengo que empezar a trabajar, si no el jefe me puede regañar — le dije

— ¿Esta noche tomamos la copa? — me dijo

— ¿Va a seguir pidiéndolo hasta que le diga que sí? — pregunté

— Como veras soy muy insistente y no dejare de decirtelo hasta que consiga, escucharte decir por tu linda boquita que si

— Está bien, ¿cuando salga de trabajar, le parece bien?

— Me parece bien, pero Sofía tutéame por favor — me dijo Mario con esa bonita sonrisa ladina que ponía

Nada más entrar en la primera habitación para limpiarla, me di cuenta de que se habían dejado los clientes que estuvieron una pulsera de oro, que supuse valdría bastante, cogi la pulsera me la puse en el bolsillo, me marché de la habitación para bajarla a mi jefe, después de salir del ascensor, me acerque hasta la puerta del despacho, toque con los nudillos y cuando escuche que me daba permiso entre, viendo a mi jefe sentado en el sillón detrás de su mesa

— Vaya has venido tu solita, no ha hecho falta que te llamara, — me dijo

— He venido a entregarle esta pulsera que me la he encontrado en una de las habitaciones — le dije viendo como mi jefe se levantaba del sillón acercándose hacia donde yo me encontraba

— Cierra la puerta y quítate toda la ropa — me dijo

— No lo voy a hacer, hay mucho trabajo hoy — respondí

— Hoy has venido a trabajar muy respondona, pero yo haré que se te baje ese genio, haz lo que te he dicho — me dijo mientras se quitaba el cinturón de su pantalón

— No se atrevera a pegarme, lo denunciare si lo hace

— ¿A quien a la policía? tu bien sabes que follas conmigo consintiendo, no tienes nada que hacer contra mí — me dijo

Me gire rapidamente, cogi el pomo de la puerta para marcharme, pero sentí un latigazo del cinturón en mi espalda, haciendo que gritara de dolor.

— ¿Jhon estás en tu despacho? — escuche una voz conocida

— Ahora estoy muy ocupado Mario, no te puedo atender — grito mi jefe, pero el hombre abrió la puerta, entrando en el despacho, viendome a mi con lagrimas en los ojos

— ¿Qué pasa aquí? ¿por qué está llorando esta mujer? — preguntó Mario

— Sofia vete ahora mismo a tu puesto de trabajo, ya hablaremos más tarde tu y yo — me dijo mi jefe

Me marché corriendo del despacho de mi jefe hacia la zona donde estaban los ascensores de servicios, cuando llegue a mi planta, entré en la habitación donde me encontré la pulsera para limpiarla. A la hora de descanso, estábamos las cinco compañeras almorzando cuando vimos acercarse a nosotras Mario

— Buenos días señoras, Sofía ¿puedo hablar contigo un momento? — me preguntó Mario, haciendo que mis compañeras silvaran

— Si claro, ahora vengo — les dije a mis compañeras

Nos marchamos de allí, hasta el cuarto donde las cinco chicas nos cambiábamos de ropa

— ¿Qué ha pasado con tu jefe en su despacho? y te advierto que no me gusta que me mientan — me dijo

— No sé qué habrá escuchado, pero no ha sucedido nada — le dije

— ¿Me permites que te vea la espalda? porque yo creo que sí ha pasado algo, ya que tu jefe tenía en sus manos el cinturón de su pantalón y te he escuchado gritar a ti — me dijo

— De verdad Mario que no ha pasado nada, y ahora ¿me permites retirarme?, el día es largo y estaba almorzando — le dije, pero Mario rodeo mi cintura con su brazo, acercando mi cuerpo al suyo, teniendo los dos nuestras bocas tan cercas que lamió la comisura de mis labios mientras me subia el bluson de mi uniforme, girando enseguida mi cuerpo, para mirar mi espalda

— Esta marca que tienes ¿es del cinturón de tu jefe? — preguntó

— No, ayer me di con una de las puertas de mi cocina y ahora por favor déjame marchar — le dije esquivando su cuerpo, marchandome de allí corriendo hacia donde estaban mis compañeras almorzando

— ¿Qué quería de ti, ese tío bueno? — me preguntó Sandra

— Nada importante, — respondí intentando que no preguntaran mis compañeras nada más.

Cuando llegó la hora de marcharnos a casa, nos cambiamos de ropa en el cuarto marchandonos hacia la zona de los ascensores para bajar al parking, ya nos estábamos Sandra y yo acercándonos a su coche, cuando vimos a Mario al lado del vehículo

— ¿Qué hace ese al lado de mi coche? — preguntó mi amiga

— Le he aceptado una copa, lleva ya tres semanas pidiéndome que vaya con él — respondí

— Buenas tardes señoritas, Sofía ¿nos vamos? — me preguntó Mario

— Mañana a la misma hora en tu casa, hasta mañana Sofía — me dijo mi amiga

Mario y yo nos fuimos acercando a un coche de alta gama, recordando que ese mismo coche era el que vi las dos veces aparcado enfrente del club y una vez en el edificio de mi casa. Mario me abrió la puerta de su coche, ayudándome a sentarme, sentandose él en el asiento del conductor, marchandonos del parking del hotel. Aparco al lado de un club, bajamos los dos del vehículo, sentandonos en los sillones que había vacíos en el exterior.

— Buenas tardes señor Angeletti ¿que van a tomar — nos dijo un camarero sorprendiéndome porque conocía a Mario

— Traenos el mejor vino que tengas Rodri y algo para picar — respondió Mario

— ¿Vienes mucho por aquí? — pregunté, cuando el camarero se marchó

— Algunas veces, pero nunca he venido con una mujer tan bonita como tu — me dijo

— Dime Sofía ¿porque tu jefe te iba a pegar con su cinturón? ¿sois familia? — me preguntó

— Dejemos el trabajo a un lado por favor Mario, ¿En qué trabajas tú? si se puede saber — pregunté

— En la hostelería, soy un CEO, o sea un empresario que está en el hotel de vacaciones — me dijo

— ¿Vacaciones? hace tiempo que no se que es tener vacaciones — le dije

— ¿No te las da tu jefe? — preguntó mientras el camarero le daba a probar la botella de vino que nos trajo

— No puedo, necesito el dinero — respondí

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