Después de cambiarnos de ropa, cogimos cada una nuestro carro acercándonos hasta los ascensores de servicio, subimos a uno de ellos, bajando cada una en la planta que le tocaba
— Buenos dias ragazza — me dijo Mario, el hombre que tenia unos preciosos ojos de color verde
— Buenos días señor, ¿qué tal estuvo la fiesta? — pregunté
— Sofía no me digas señor, y la fiesta supongo que fue bien, yo me marche a tomar una copa a un club
— Bueno tengo que empezar a trabajar, si no el jefe me puede regañar — le dije
— ¿Esta noche tomamos la copa? — me dijo
— ¿Va a seguir pidiéndolo hasta que le diga que sí? — pregunté
— Como veras soy muy insistente y no dejare de decirtelo hasta que consiga, escucharte decir por tu linda boquita que si
— Está bien, ¿cuando salga de trabajar, le parece bien?
— Me parece bien, pero Sofía tutéame por favor — me dijo Mario con esa bonita sonrisa ladina que ponía
Nada más entrar en la primera habitación para limpiarla, me di cuenta de que se habían dejado los clientes que estuvieron una pulsera de oro, que supuse valdría bastante, cogi la pulsera me la puse en el bolsillo, me marché de la habitación para bajarla a mi jefe, después de salir del ascensor, me acerque hasta la puerta del despacho, toque con los nudillos y cuando escuche que me daba permiso entre, viendo a mi jefe sentado en el sillón detrás de su mesa
— Vaya has venido tu solita, no ha hecho falta que te llamara, — me dijo
— He venido a entregarle esta pulsera que me la he encontrado en una de las habitaciones — le dije viendo como mi jefe se levantaba del sillón acercándose hacia donde yo me encontraba
— Cierra la puerta y quítate toda la ropa — me dijo
— No lo voy a hacer, hay mucho trabajo hoy — respondí
— Hoy has venido a trabajar muy respondona, pero yo haré que se te baje ese genio, haz lo que te he dicho — me dijo mientras se quitaba el cinturón de su pantalón
— No se atrevera a pegarme, lo denunciare si lo hace
— ¿A quien a la policía? tu bien sabes que follas conmigo consintiendo, no tienes nada que hacer contra mí — me dijo
Me gire rapidamente, cogi el pomo de la puerta para marcharme, pero sentí un latigazo del cinturón en mi espalda, haciendo que gritara de dolor.
— ¿Jhon estás en tu despacho? — escuche una voz conocida
— Ahora estoy muy ocupado Mario, no te puedo atender — grito mi jefe, pero el hombre abrió la puerta, entrando en el despacho, viendome a mi con lagrimas en los ojos
— ¿Qué pasa aquí? ¿por qué está llorando esta mujer? — preguntó Mario
— Sofia vete ahora mismo a tu puesto de trabajo, ya hablaremos más tarde tu y yo — me dijo mi jefe
Me marché corriendo del despacho de mi jefe hacia la zona donde estaban los ascensores de servicios, cuando llegue a mi planta, entré en la habitación donde me encontré la pulsera para limpiarla. A la hora de descanso, estábamos las cinco compañeras almorzando cuando vimos acercarse a nosotras Mario
— Buenos días señoras, Sofía ¿puedo hablar contigo un momento? — me preguntó Mario, haciendo que mis compañeras silvaran
— Si claro, ahora vengo — les dije a mis compañeras
Nos marchamos de allí, hasta el cuarto donde las cinco chicas nos cambiábamos de ropa
— ¿Qué ha pasado con tu jefe en su despacho? y te advierto que no me gusta que me mientan — me dijo
— No sé qué habrá escuchado, pero no ha sucedido nada — le dije
— ¿Me permites que te vea la espalda? porque yo creo que sí ha pasado algo, ya que tu jefe tenía en sus manos el cinturón de su pantalón y te he escuchado gritar a ti — me dijo
— De verdad Mario que no ha pasado nada, y ahora ¿me permites retirarme?, el día es largo y estaba almorzando — le dije, pero Mario rodeo mi cintura con su brazo, acercando mi cuerpo al suyo, teniendo los dos nuestras bocas tan cercas que lamió la comisura de mis labios mientras me subia el bluson de mi uniforme, girando enseguida mi cuerpo, para mirar mi espalda
— Esta marca que tienes ¿es del cinturón de tu jefe? — preguntó
— No, ayer me di con una de las puertas de mi cocina y ahora por favor déjame marchar — le dije esquivando su cuerpo, marchandome de allí corriendo hacia donde estaban mis compañeras almorzando
— ¿Qué quería de ti, ese tío bueno? — me preguntó Sandra
— Nada importante, — respondí intentando que no preguntaran mis compañeras nada más.
Cuando llegó la hora de marcharnos a casa, nos cambiamos de ropa en el cuarto marchandonos hacia la zona de los ascensores para bajar al parking, ya nos estábamos Sandra y yo acercándonos a su coche, cuando vimos a Mario al lado del vehículo
— ¿Qué hace ese al lado de mi coche? — preguntó mi amiga
— Le he aceptado una copa, lleva ya tres semanas pidiéndome que vaya con él — respondí
— Buenas tardes señoritas, Sofía ¿nos vamos? — me preguntó Mario
— Mañana a la misma hora en tu casa, hasta mañana Sofía — me dijo mi amiga
Mario y yo nos fuimos acercando a un coche de alta gama, recordando que ese mismo coche era el que vi las dos veces aparcado enfrente del club y una vez en el edificio de mi casa. Mario me abrió la puerta de su coche, ayudándome a sentarme, sentandose él en el asiento del conductor, marchandonos del parking del hotel. Aparco al lado de un club, bajamos los dos del vehículo, sentandonos en los sillones que había vacíos en el exterior.
— Buenas tardes señor Angeletti ¿que van a tomar — nos dijo un camarero sorprendiéndome porque conocía a Mario
— Traenos el mejor vino que tengas Rodri y algo para picar — respondió Mario
— ¿Vienes mucho por aquí? — pregunté, cuando el camarero se marchó
— Algunas veces, pero nunca he venido con una mujer tan bonita como tu — me dijo
— Dime Sofía ¿porque tu jefe te iba a pegar con su cinturón? ¿sois familia? — me preguntó
— Dejemos el trabajo a un lado por favor Mario, ¿En qué trabajas tú? si se puede saber — pregunté
— En la hostelería, soy un CEO, o sea un empresario que está en el hotel de vacaciones — me dijo
— ¿Vacaciones? hace tiempo que no se que es tener vacaciones — le dije
— ¿No te las da tu jefe? — preguntó mientras el camarero le daba a probar la botella de vino que nos trajo
— No puedo, necesito el dinero — respondí
Pasamos una tarde maravillosa, Mario me contó anécdotas suyas y yo también riéndonos los dos como hacía tiempo que no me reía, pero todo lo bueno se acaba y cuando nos dimos cuenta del reloj, era ya casi la medianoche. Nos levantamos los dos de los sillones marchandonos hacia su coche, subimos los dos y dando mi dirección a Mario me llevó hasta mi casa, aparcando su vehículo enfrente de la portería de mi edificio, bajandonos los dos del coche— Bueno me tengo que marchar, gracias por esa copa lo he pasado muy bien — le dije— Yo también lo he pasado bien contigo, ¿quedamos el sábado para cenar? — me preguntó— No lo siento, no puedo de verdad, — respondí— Sofía ¿estás casada? — preguntó muy serio— No qué va, pero tengo cosas que hacer y que me obligan a estar en mi casa todo el tiempo posible— le dije— Comprendo, bueno pues nos veremos entonces mañana en el hotel — me dijo, Pero Mario rodeo mi cintura con su brazo acercándome a su cuerpo todo lo que pudo, nos quedamos los dos mirá
Desayunamos las dos esperando a Carla nuestra vecina, quien era la que la iba a acompañar al hospital, cuando ya llego, cogi mi bolso, abrace a mi hermana y a Carla marchandome a la calle, donde Sandra ya me esperaba dentro de su coche— Cuando lleguemos voy a hablar con el jefe, necesito estar con mi hermana hoy — le dije— Sabes que se lo cobrará ¿no? — me dijo Sandra— Ya lo sé, pero es mi hermana, me da lo mismo lo que haga ese baboso conmigo, pero no dejaré que mi hermana se muera — respondíNada más aparcar Sandra el coche en el parking, bajamos viendo a Mario en la puerta de los ascensores, Sandra y yo nos acercamos hasta donde él estaba sonriendonos.— Buenos días señoritas, Sofia te estaba esperando, el sábado fui al club donde vais siempre y no te vi, ¿estabas enferma? — me preguntó— No Mario, gracias por preguntar, pero no estaba con ánimo de salir — le dije— ¿Vas mucho tu por ese club? — preguntó mi amiga— No, pero llevo dos sábados llevando a un amigo mío a ese club y
Nos quedamos Claudia y yo sentadas dentro de la sala poniendo mi silla al lado de la cama donde estaba mi hermana tumbada esperando las dos a que terminaran de ponerle la quimio a mi hermana, cuando Claudia recibió una llamada teniendo que marcharse del hospital. Ya estaba casi todo oscuro, cuando una ambulancia mandada por el doctor que atendió a mi hermana, nos llevó a nuestra casa, nada más llegar, entre en la cocina para hacer algo de comer, pero escuchar los vómitos que mi hermana tenía a causa de la quimio que le pusieron, hicieron que desistiera de hacer de comer para las dos. Me pasé toda la noche sin dormir, sentada en una silla al lado de su cama, despertandome el timbre de mi casa, cuando abri la puerta vi a Claudia detrás de la puerta de pie sonriendo.— ¿Cómo está Julie? — preguntó— Ahora está dormida, yo me voy a dar una ducha y me marcho al trabajo, no he dormido casi nada — le dije— Mientras Julie tenga quimio, dile a tu jefe que te de las vacaciones que no has disfr
Cuando estaba ya en el cuarto de la limpieza, saque de mi bolso mi móvil, marque el número de Claudia contestandome ella al tercer toque— Dime Sofia, ¿estás bien cariño? — me preguntó— Yo si Claudia pero y mi hermana ¿como esta? — pregunte— Ay esta tumbada en la cama y con sus vómitos, pero está bien, he conseguido que se tomara una infusión — me dijo— Gracias por tu ayuda Claudia, no se que haria si no te tuviera a mi lado — respondí— No te preocupes cariño, hasta que no vuelvas a casa no me moveré de su lado — me dijo— Esta bien Claudia, si puedo luego te vuelvo a llamar otra vez — le dije terminando la llamada— ¿Algún novio? — escuche detrás de mí la voz de Mario— No, qué va, pero por cierto ¿estabas escuchándome? — le dije sonriendo— No todo, solo las ultimas frases que has dicho — me dijo— Bueno tengo que seguir trabajando — le dije, ya que Mario bloqueaba la puerta con su escultural cuerpo— Sofía yo quisiera decirte que, me gustas mucho y quisiera saber que te pasa, ¿
Me marche del despacho de mi jefe, acercandome a donde estaban los ascensores para bajar al parking, ya que mi amiga Sandra me estaba esperando en su coche, salió del ascensor, acercandome a donde estaba mi amiga, viendo que estaba hablando con ella Mario.— Hola ¿nos vamos ya? — le pregunté a mi amiga— Chica que rápido ha sido esta vez, — me dijo con sarcasmo Sandra—Sofia por favor, me gustaría que aceptaras cenar conmigo esta noche, si tu quieres claro — me dijo Mario— Lo siento de verdad Mario, pero no puedo, mañana nos vemos, adios — le dije— Sofía no me conformo, necesito hablar contigo, si no puedes cenar conmigo, vamos a tomar una copa ahora — me dijo, cogiendo mi brazo con su mano— No Mario, y por favor, nunca más te acerques a mí mientras esté trabajando por favor — le dije subiendo al coche de mi amiga Sandra.Sandra arrancó su coche, marchandonos del parking del hotel con dirección a mi casa— ¿Qué quería de ti, ese baboso de John? — preguntó mi amiga— Hacer un trato
Cuando baje del ascensor, me acerque hasta el cuarto de la limpieza donde nos cambiábamos de ropa, viendo todavía dentro a mis compañeras de trabajo acercándose mi amiga Sandra a mi que cogiendo mi brazo con su mano, me llevó con ella fuera del cuarto.— El italiano ese, está loco por ti, ¿has pensado ya lo que te dije ayer? deja las dichosas pastillas, tiratelo y dile luego que estas embarazada — me dijo— Creo que el no dormir bien, te ha trastocado un poco Sandra — le dije riendo— Tu si que estas trastocada, por dejarte manosear por ese cerdo Sofía — me dijo mi amigaMe solté del agarre de mi amiga, entrando otra vez en aquel cuarto para ponerme el uniforme de limpiadora, una vez que ya estaba vestida, cogi mi carro marchandome al pasillo para coger el ascensor que me llevaba a la planta. Una vez que ya estaba en planta, abri la puerta de la primera habitación para limpiarla, cuando escuche a mi jefe detrás de mí— Hola Sofia ¿te has pensado ya la respuesta? las facturas se amonto
Me fui de aquella habitación a la parte donde estaban los ascensores, subí a uno bajando a la planta donde estaba el cuarto de la limpieza, deje el carro, me quite el uniforme poniendo seguidamente mi ropa, cogí mi bolso marchandome de aquel cuarto hacia los ascensores para bajar al parking, donde John mi jefe ya me estaba esperando, acercandome a su coche, me di cuenta de que Mario estaba sentado en su automóvil, me acerque al coche de mi jefe, abriendo el la puerta para que yo me sentara, sentandose él en el asiento del conductor, marchandonos del parking del hotel, hacia la casa donde vivía mi jefe.— Quítate las bragas, me gusta tocar sin estorbos — me dijo— ¿No puedes esperar a que lleguemos a tu casa? — le pregunté— Nadie te va a ver, el garage de mi coche, lleva directamente a mi apartamento y ahora haz lo que te he dicho, quiero oler la esencia de lo que esta noche va a ser mio — me dijoUna vez que me quité las bragas, Jhon me las quitó de la mano, llevándolas con su mano a
A la mañana siguiente, me desperté gracias al despertador ya que me lo tuve que preparar porque sabía que me quedaría dormida por el cansancio que tenía, por pasar unas noches al lado de la cama de mi hermana para controlar la fiebre que de pronto tenía y que sin saber porque, apareció de la nada. Me marché al cuarto de baño, me duche, volviendo al dormitorio secando mi cuerpo con la toalla que cogi del cuarto de baño, me vestí en mi dormitorio, acercandome después hasta la cocina para preparar el desayuno para mi hermana y para mi, cuando poniéndome el café en la taza escuche el timbre de mi casa, dejé la taza que tenía en la mano, encima de la mesa para irme a la entrada de la casa y abrir la puerta, viendo a mi vecina Claudia al otro lado.de la puerta— Buenos días preciosa ¿cómo ha pasado la noche Julie? — preguntó— Bien, pero tiene unas décima de fiebre, asi no creo que le puedan dar la quimio hoy, llamaré desde el hotel y con lo que me digan, te llamo y vendré a recogerla en un