Pasamos una tarde maravillosa, Mario me contó anécdotas suyas y yo también riéndonos los dos como hacía tiempo que no me reía, pero todo lo bueno se acaba y cuando nos dimos cuenta del reloj, era ya casi la medianoche. Nos levantamos los dos de los sillones marchandonos hacia su coche, subimos los dos y dando mi dirección a Mario me llevó hasta mi casa, aparcando su vehículo enfrente de la portería de mi edificio, bajandonos los dos del coche
— Bueno me tengo que marchar, gracias por esa copa lo he pasado muy bien — le dije
— Yo también lo he pasado bien contigo, ¿quedamos el sábado para cenar? — me preguntó
— No lo siento, no puedo de verdad, — respondí
— Sofía ¿estás casada? — preguntó muy serio
— No qué va, pero tengo cosas que hacer y que me obligan a estar en mi casa todo el tiempo posible— le dije
— Comprendo, bueno pues nos veremos entonces mañana en el hotel — me dijo,
Pero Mario rodeo mi cintura con su brazo acercándome a su cuerpo todo lo que pudo, nos quedamos los dos mirándonos a los ojos, dándome cuenta de que acercaba su boca a mi boca, me aparté enseguida de su agarre y corriendo entre en la portería, subiendo por las escaleras hasta llegar a mi casa. Al día siguiente nada más entrar en el cuarto donde nos cambiábamos de ropa empezó a sonar mi movil, lo cogi para ver quien me llamaba, viendo en la pequeña pantalla del móvil que era mi jefe
— ¿Es el baboso, verdad? — me dijo mi amiga
— Si, voy a ver qué quiere hoy — le dije
— Sofía, no puedes seguir así, el nuevo dueño del hotel me han dicho que esta aqui, buscalo y cuéntale lo que ese cerdo baboso te esta haciendo — me dijo Sandra
— Nadie sabe quién es el dueño todavía, ¿donde lo busco Sandra? , tu sabes bien que necesito el dinero que me da por ser su puta particular aunque no me guste — le dije
— Amiga si yo pudiera ayudarte, ese sabría quién soy yo — me dijo
Después de cambiarme de ropa, me marché del cuarto hacia el despacho de mi jefe, toque a la puerta y cuando me dio permiso, abri la puerta entrando dentro de su despacho
— Buenos días preciosa, hoy quiero hacerte algo nuevo, cierra la puerta con el cerrojo, no queremos que pase lo de ayer ¿verdad? — me dijo sonriendo
Cerré la puerta con el cerrojo, quedandome en la puerta mirándonos mi jefe y yo
— Acercate, no voy a hacerte nada que no hayamos hecho ya tu y yo — me dijo, mientras se quitaba el cinturón de sus pantalones
— ¿Que va a hacerme con el cinturón? — pregunté
— Ven aquí donde estoy yo y lo sabrás preciosa — me dijo
Me acerqué hasta donde estaba mi jefe, con su mano cogió mis pómulos con fuerza, mordiendo mi labio metiendo su lengua dentro de mi boca, moviéndola por todos los sitios. Me giro poniendome de espaldas a él, atandome las manos con el cinturon, subio mi blusa dejandome los pechos al descubierto, bajo mis pantalones y mis bragas, pasando su mano por mi sexo varias veces
— Ah sí, eso me gusta, sumisa para mi, eres mia Sofia, eres toda mía — me decía, mientras las lágrimas caían por mis mejillas
Cuando ya terminó de correrse, me quito de mis muñecas su cinturón, puso su mano en mi espalda, para que doblara mi cuerpo, haciéndome sentir cinco azotes en mis nalgas, mientras yo me mordía el labio por el dolor y para no gritar
— Vístete y lárgate de aquí, encima de la mesa tienes el sobre con tu dinero, zorra — me dijo
Me arregle la ropa, cogi el sobre con el dinero, quite el cerrojo de la puerta y abriendola me marche de ese despacho corriendo al cuarto de la limpieza, cerré la puerta y arrastrándome por ella, me senté en el suelo poniendo mis manos en mi cara, llorando sin consuelo
— Sofia ¿estás aquí? — escuche a Mario
Por un momento no quise responderle, necesitaba estar sola unos minutos, pero escuche como intentaba abrir la puerta, me levanté enseguida del suelo, encendí las luces y me puse a arreglar el carro
— ¿Sofia estás bien? te estaba llamando — me preguntó Mario cuando entró en el cuarto
— Si perdona Mario, es que no te había escuchado — respondí
— ¿Estás llorando? tienes los ojos rojos — me dijo
— No, es el producto que hay aquí, y ahora si me disculpas, tengo que empezar a trabajar — le dije esquivando su cuerpo con el carro, marchandome de alli
La semana no paso muy rapida para mi ya que al baboso de mi jefe, le dio por azotarme con el cinturón cada vez que se corría dentro de mí, haciéndome sentir como una verdadera fulana, pero aun me quedaban varias facturas que pagar del hospital, una tarde cuando llegue a mi casa, vi que la vecina estaba muy seria sentada en el sofá, me acerque a ella sentándome a su lado
— Carla¿le ha pasado algo a mi hermana? no me has llamado por teléfono — le dije
— No pasa nada cariño, es que han llamado a tu hermana del hospital, tiene que volver a empezar la quimio otra vez y tu hermana no quiere, dice que son más gastos y que no va a ir — me dijo
— No te preocupes, ¿cuándo tiene que empezar? — pregunte
— El lunes, pero no quiere Sofia y sin la quimio no durara mucho mas — me dijo
— Mi hermana irá al hospital, yo hablare con ella, tranquila — le dije
Este fin de semana no me marché con mis compañeras a ningún sitio, no me encontraba con ganas y después de hablar con mi hermana y discutir las dos, aun me sentía más indispuesta y sin ilusión de volver a ver a mi italiano en el club. como yo lo llamaba, aunque prefería quedarme en casa acompañando a mi hermana. El lunes, me levanté de la cama, entre en el cuarto de baño para ducharme, cuando termine tape mi cuerpo con una de las toallas que había, volvi a mi dormitorio para vestirme, acercandome después a la cocina y hacer el desayuno de mi hermana y el mio. Una vez que lo tenía todo preparado, me acerqué al dormitorio de mi hermana, viendo que aun no se había levantado.
— Julie levanta que nos tenemos que marchar al hospital — le dije, abriendo las cortinas, acercándome después a su cama sentándome a su lado
— Ya te dije que no iba a ir más al hospital Sofía, no insistas — me dijo mi hermana
— Levántate ya de la cama, claro que vas a ir o quieres dejarme sola, no quiero excusas Julie — grite
— Déjame en paz, no quiero ser un gasto más para ti — me dijo llorando
— No eres ningún gasto, eres mi hermana y si tengo que hacer mas horas extras las hare, por ti y por mi, no me dejes sola Julie por favor — le dije llorando abrazandonos las dos
— Esta bien, por ti lo hare hermana, te quiero mucho y gracias por todo lo que estás haciendo por mi — me dijo limpiando mis lagrimas
Desayunamos las dos esperando a Carla nuestra vecina, quien era la que la iba a acompañar al hospital, cuando ya llego, cogi mi bolso, abrace a mi hermana y a Carla marchandome a la calle, donde Sandra ya me esperaba dentro de su coche— Cuando lleguemos voy a hablar con el jefe, necesito estar con mi hermana hoy — le dije— Sabes que se lo cobrará ¿no? — me dijo Sandra— Ya lo sé, pero es mi hermana, me da lo mismo lo que haga ese baboso conmigo, pero no dejaré que mi hermana se muera — respondíNada más aparcar Sandra el coche en el parking, bajamos viendo a Mario en la puerta de los ascensores, Sandra y yo nos acercamos hasta donde él estaba sonriendonos.— Buenos días señoritas, Sofia te estaba esperando, el sábado fui al club donde vais siempre y no te vi, ¿estabas enferma? — me preguntó— No Mario, gracias por preguntar, pero no estaba con ánimo de salir — le dije— ¿Vas mucho tu por ese club? — preguntó mi amiga— No, pero llevo dos sábados llevando a un amigo mío a ese club y
Nos quedamos Claudia y yo sentadas dentro de la sala poniendo mi silla al lado de la cama donde estaba mi hermana tumbada esperando las dos a que terminaran de ponerle la quimio a mi hermana, cuando Claudia recibió una llamada teniendo que marcharse del hospital. Ya estaba casi todo oscuro, cuando una ambulancia mandada por el doctor que atendió a mi hermana, nos llevó a nuestra casa, nada más llegar, entre en la cocina para hacer algo de comer, pero escuchar los vómitos que mi hermana tenía a causa de la quimio que le pusieron, hicieron que desistiera de hacer de comer para las dos. Me pasé toda la noche sin dormir, sentada en una silla al lado de su cama, despertandome el timbre de mi casa, cuando abri la puerta vi a Claudia detrás de la puerta de pie sonriendo.— ¿Cómo está Julie? — preguntó— Ahora está dormida, yo me voy a dar una ducha y me marcho al trabajo, no he dormido casi nada — le dije— Mientras Julie tenga quimio, dile a tu jefe que te de las vacaciones que no has disfr
Cuando estaba ya en el cuarto de la limpieza, saque de mi bolso mi móvil, marque el número de Claudia contestandome ella al tercer toque— Dime Sofia, ¿estás bien cariño? — me preguntó— Yo si Claudia pero y mi hermana ¿como esta? — pregunte— Ay esta tumbada en la cama y con sus vómitos, pero está bien, he conseguido que se tomara una infusión — me dijo— Gracias por tu ayuda Claudia, no se que haria si no te tuviera a mi lado — respondí— No te preocupes cariño, hasta que no vuelvas a casa no me moveré de su lado — me dijo— Esta bien Claudia, si puedo luego te vuelvo a llamar otra vez — le dije terminando la llamada— ¿Algún novio? — escuche detrás de mí la voz de Mario— No, qué va, pero por cierto ¿estabas escuchándome? — le dije sonriendo— No todo, solo las ultimas frases que has dicho — me dijo— Bueno tengo que seguir trabajando — le dije, ya que Mario bloqueaba la puerta con su escultural cuerpo— Sofía yo quisiera decirte que, me gustas mucho y quisiera saber que te pasa, ¿
Me marche del despacho de mi jefe, acercandome a donde estaban los ascensores para bajar al parking, ya que mi amiga Sandra me estaba esperando en su coche, salió del ascensor, acercandome a donde estaba mi amiga, viendo que estaba hablando con ella Mario.— Hola ¿nos vamos ya? — le pregunté a mi amiga— Chica que rápido ha sido esta vez, — me dijo con sarcasmo Sandra—Sofia por favor, me gustaría que aceptaras cenar conmigo esta noche, si tu quieres claro — me dijo Mario— Lo siento de verdad Mario, pero no puedo, mañana nos vemos, adios — le dije— Sofía no me conformo, necesito hablar contigo, si no puedes cenar conmigo, vamos a tomar una copa ahora — me dijo, cogiendo mi brazo con su mano— No Mario, y por favor, nunca más te acerques a mí mientras esté trabajando por favor — le dije subiendo al coche de mi amiga Sandra.Sandra arrancó su coche, marchandonos del parking del hotel con dirección a mi casa— ¿Qué quería de ti, ese baboso de John? — preguntó mi amiga— Hacer un trato
Cuando baje del ascensor, me acerque hasta el cuarto de la limpieza donde nos cambiábamos de ropa, viendo todavía dentro a mis compañeras de trabajo acercándose mi amiga Sandra a mi que cogiendo mi brazo con su mano, me llevó con ella fuera del cuarto.— El italiano ese, está loco por ti, ¿has pensado ya lo que te dije ayer? deja las dichosas pastillas, tiratelo y dile luego que estas embarazada — me dijo— Creo que el no dormir bien, te ha trastocado un poco Sandra — le dije riendo— Tu si que estas trastocada, por dejarte manosear por ese cerdo Sofía — me dijo mi amigaMe solté del agarre de mi amiga, entrando otra vez en aquel cuarto para ponerme el uniforme de limpiadora, una vez que ya estaba vestida, cogi mi carro marchandome al pasillo para coger el ascensor que me llevaba a la planta. Una vez que ya estaba en planta, abri la puerta de la primera habitación para limpiarla, cuando escuche a mi jefe detrás de mí— Hola Sofia ¿te has pensado ya la respuesta? las facturas se amonto
Me fui de aquella habitación a la parte donde estaban los ascensores, subí a uno bajando a la planta donde estaba el cuarto de la limpieza, deje el carro, me quite el uniforme poniendo seguidamente mi ropa, cogí mi bolso marchandome de aquel cuarto hacia los ascensores para bajar al parking, donde John mi jefe ya me estaba esperando, acercandome a su coche, me di cuenta de que Mario estaba sentado en su automóvil, me acerque al coche de mi jefe, abriendo el la puerta para que yo me sentara, sentandose él en el asiento del conductor, marchandonos del parking del hotel, hacia la casa donde vivía mi jefe.— Quítate las bragas, me gusta tocar sin estorbos — me dijo— ¿No puedes esperar a que lleguemos a tu casa? — le pregunté— Nadie te va a ver, el garage de mi coche, lleva directamente a mi apartamento y ahora haz lo que te he dicho, quiero oler la esencia de lo que esta noche va a ser mio — me dijoUna vez que me quité las bragas, Jhon me las quitó de la mano, llevándolas con su mano a
A la mañana siguiente, me desperté gracias al despertador ya que me lo tuve que preparar porque sabía que me quedaría dormida por el cansancio que tenía, por pasar unas noches al lado de la cama de mi hermana para controlar la fiebre que de pronto tenía y que sin saber porque, apareció de la nada. Me marché al cuarto de baño, me duche, volviendo al dormitorio secando mi cuerpo con la toalla que cogi del cuarto de baño, me vestí en mi dormitorio, acercandome después hasta la cocina para preparar el desayuno para mi hermana y para mi, cuando poniéndome el café en la taza escuche el timbre de mi casa, dejé la taza que tenía en la mano, encima de la mesa para irme a la entrada de la casa y abrir la puerta, viendo a mi vecina Claudia al otro lado.de la puerta— Buenos días preciosa ¿cómo ha pasado la noche Julie? — preguntó— Bien, pero tiene unas décima de fiebre, asi no creo que le puedan dar la quimio hoy, llamaré desde el hotel y con lo que me digan, te llamo y vendré a recogerla en un
Cuando abri los ojos, me di cuenta de que había un señor que llevaba una bata blanca puesta auscultando mi pecho con un estetoscopio, viendo enfrente de la cama donde yo estaba a Mario mirándonos los dos a los ojos— ¿Cómo estás Sofia? les has dado un buen susto a tus compañeras de trabajo — me dijo el médico— ¿Qué me ha pasado doctor? — pregunte— Tienes una buena gripe encima Sofia, asi que a partir de hoy en casa unos dias, con antibioticos y dentro de una semana te quiero ver por mi consulta — me dijo el doctor— No puedo, tengo que trabajar y además no puedo permitirme pagar la consulta de un médico — le dije sin acordarme del dinero que mis compañeras me dieron— No te preocupes por eso, ya esta todo pagado, ahora lo que quiero es que te cures y sigas mis instrucciones, ya te puedes vestir y marcharte a casa — me dijo el médico— Gracias doctor, lo haré — le dijeMe levanté de aquella cama con la ayuda de Mario, entre en el cuarto de baño para poder vestirme, marchandonos del