Tiffany estaba sentada frente al televisor, con el café en la mano, cuando la pantalla se iluminó con la imagen de Sofía Vega. La famosa actriz, conocida por su belleza y escándalos, estaba en el centro de atención nuevamente, pero esta vez, la noticia era diferente. "Sofía Vega está casada", dijo el presentador, y Tiffany sintió que su corazón se detenía.Los comentarios de los internautas comenzaron a inundar las redes sociales. "¿Con quién se casó Sofía?", "¿Está casada y es también amante?", "¿Qué pasará con Brihana Kazcanov?". La confusión reinaba en el aire, y Tiffany, sintiendo la urgencia de compartir la noticia, decidió escribirle a su hermano Liam. "¡Hay una bomba en las noticias!", escribió, su pulso acelerado.Liam estaba aún adormilado, cuando su móvil vibró en la mesita de noche. Al abrir los ojos, vio el mensaje de Tiffany. "Brihana tuvo un accidente. Está en el hospital". La preocupación lo invadió de inmediato. "¿Qué? ¿Por qué no me despertaron antes?", pensó, sintien
Liam llegó al hospital a toda prisa, su corazón latiendo con fuerza mientras atravesaba el vestíbulo. La ansiedad lo invadía; cada paso parecía más pesado que el anterior. Al abrirse la puerta de la habitación de Brihana, se encontró con una escena hostil. Allí estaba ella, con la mirada triste y perdida. Su corazón se hundió al ver la tan frágil.En su mente, Brihana había esperado que la puerta se abriera y que Brith apareciera, pero cuando vio la figura esbelta y elegante de Liam, con un traje formal que brillaba a la luz de la mañana, sintió una punzada de decepción. "¿Qué esperaba?", se reprendió a sí mismo. "Brith probablemente está demasiado ocupado con sus propios problemas, aún crees que vendría a verte, eres una ilusa. A él no le importa si tuviera un accidente, no eres la que ocupa su corazón".Tiffany, que había estado esperando noticias, se levantó de su asiento al ver a su hermano entrar. Con una mezcla de preocupación y alivio, se acercó a él. "¿Trajiste lo que te pedí?
Brihana cruzó el umbral de la mansión Kazcanov, un lugar que, aunque majestuoso y lleno de esplendor, albergaba sombras que no podían ocultarse tras sus lujosas paredes. Su madre caminaba a su lado, firme y atenta, mientras Tiffany, siempre leal, la seguía con una mezcla de preocupación y desdén en el rostro. Los sirvientes se inclinaron con respeto, sus miradas fugaces y sus labios cerrados, como si temieran que una sola palabra pudiera sellar su destino. La atmósfera era densa, casi sofocante, pero nada comparado con el peso que Brihana sintió al levantar la vista y encontrarse con Klara.Allí estaba su hermana, descendiendo con una elegancia calculada por las escaleras de mármol. Su postura era impecable, los hombros rectos, el mentón ligeramente alzado, y en su rostro una expresión que mezclaba altivez con frialdad. Sus ojos, oscuros y penetrantes, no mostraban ni un atisbo de culpa. Eran como dos pozos vacíos que reflejaban su veneno latente. Brihana la miró fijamente, con una me
Brihana se dejó caer sobre su cama, el peso de su tristeza aplastándola como una tormenta implacable. Las lágrimas, que tanto había intentado contener, fluían libres, desbordando su rostro como ríos descontrolados. Su cuerpo temblaba con cada sollozo, mientras sus manos apretaban con fuerza las sábanas, buscando un ancla en medio de su naufragio emocional. Tiffany, de pie junto a la puerta, la observaba con el corazón encogido, sin saber cómo apagar el fuego de su dolor. "¿Cómo demonios terminé así?", murmuró Brihana entrecortada, sus ojos hinchados buscando los de su amiga. "Dime, Tifa, ¿acaso no soy buena? ¿Soy tan inútil que no puedo mantener una relación?" Su voz se quebró al final, y Tiffany sintió una punzada en el pecho. "Bri, eres la mejor del mundo", respondió Tiffany con firmeza, acercándose para sentarse junto a ella. "El problema no eres tú, es ese idiota de Brith. No sabe la joya que pierde. Si te pidió el divorcio, te está haciendo un favor. Ese hombre no te merece; ere
Bith estaba atrapado en un torbellino de emociones mientras permanecía sentado en su oficina, ese espacio que alguna vez fue su refugio y ahora se había transformado en una prisión de sus propios pensamientos. Su figura imponente, que irradiaba autoridad y poder, parecía desmoronarse bajo el peso invisible de las miradas que sentía clavadas en su espalda. Intentaba concentrarse, mantener la compostura que lo caracterizaba, pero su mente lo traicionaba, llevándolo de vuelta a aquel momento con Sofía. Recordaba con dolor la intensidad en sus ojos llenos de lágrimas, el temblor de su voz cuando le suplicó que no permitiera que Brihana lo tocara, que no compartiera con ella lo que era suyo. Esa súplica había quedado grabada en su memoria como una herida abierta, un recordatorio constante de lo que había perdido. Desde entonces, Bith había cambiado. Dormir en habitaciones separadas, mantener una distancia fría con Brihana, todo era parte de un juego cruel para equilibrar el dolor. Si Sof
Sofía lo miraba con los ojos llenos de preguntas, intentando descifrar si lo que había escuchado era cierto. Brith, atrapado entre su deber y su corazón, le pidió que se fuera, prometiéndole que la alcanzaría en un momento. Tenía que despedir a los invitados y no podía darle explicaciones allí. Sofía, con el alma herida, le exigió que jurara no traicionarla. Él lo hizo, con una voz que intentaba ser firme, aunque sus propios miedos lo traicionaban. Sofía se marchó a casa, llevándose consigo el peso de la incertidumbre. Más tarde, cuando Brith llegó, la encontró sentada en el sofá, con un vaso de whisky en la mano y lágrimas rodando por sus mejillas. La escena le desgarró el alma. Se acercó a ella y la abrazó con fuerza, intentando transmitirle todo lo que no podía poner en palabras. Le explicó que todo era un simple trato de negocios, un contrato temporal que no significaba nada para él. "La mujer que amo eres tú", le dijo con una intensidad que parecía romper el aire entre ambos.Sofí
Liam observó a Brith con una mezcla de frustración y compasión. Su rostro, normalmente sereno, estaba tenso, y sus ojos claros reflejaban una sinceridad que Brith parecía incapaz de aceptar. "Escucha, Brith," dijo Liam con un tono firme pero cargado de paciencia, "si ella realmente te amara como dices, no habría huido. Se habría quedado, habría luchado por ti, habría soportado incluso lo insoportable con tal de estar a tu lado. El amor verdadero no se rinde tan fácilmente." Liam hizo una pausa, dejando que sus palabras calaran en la mente de su amigo, pero Brith, con los puños cerrados y la mandíbula apretada, se negó a ceder."¡No entiendes nada, Liam!" exclamó Brith, su voz cargada de enojo y desesperación. Su rostro estaba encendido, y sus ojos oscuros brillaban con una mezcla de rabia y dolor. "Ella se fue porque no pudo soportar verme con Brihana. ¿Acaso no es eso prueba suficiente de que me ama? ¡No es fácil para nadie ver al amor de su vida casarse con otra persona!"Liam negó
La noche había caído como un manto oscuro sobre la ciudad de Rotor, acompañada por el eco de una balada de lluvia que parecía contar secretos al viento. Brihana, con su melancolía habitual, había sido arrastrada por Tiffany a una salida nocturna. "Necesitas desahogarte y brillar a tu manera", le había dicho Tiffany con una sonrisa decidida, y aunque Brihana no estaba convencida, terminó aceptando. Así, se encontraron en un exclusivo bar de lujo, de esos donde solo los ricos y poderosos se permitían entrar. Sentadas en una mesa VIP, rodeadas de miradas curiosas, Brihana y Tiffany disfrutaban de un momento que hacía años no compartían. Algunos las reconocían, otros simplemente se dejaban encandilar por la belleza imponente de Brihana, quien, sin esfuerzo alguno, capturaba la atención del lugar. Las bebidas comenzaron a llegar, enviadas por jóvenes de familias influyentes que intentaban ganar su favor.Mientras tanto, en otro rincón del mundo, Brith abandonaba su oficina con det