Siguiendo el cauce del Escalda.
Norte de Bélgica
Sobre la ribera oeste del Escalda el rastro se hacía más nítido. La tierra blanda y la arena a los costados del río ayudaban a conservar casi intactas las huellas a pesar de que una fina lluvia en la tarde anterior había amenazado con borrarlas sin remedio. Los sorian llevaban dos días siguiendo el cauce de la corriente desde el momento en que habían visto los restos de un campamento.
Esta vez no había forma en que Dominic pudiera retrasarlos o confundir el rastro para que Lara tuviera tiempo de escapar como había hecho ya tantas veces; y Maxwell había hablado en secreto con el resto del grupo para que se negaran a detenerse. Ya era tiempo de que el Comandante asumiera la actitud que se esperaba de él; de manera que el equipo de rastreo, argumentando hastío y agotamiento por una
Campamento stark. Al norte de Noruega_ Ha comenzado… _ musitó la anciana conteniendo la respiración _ El mundo de la noche se decidirá en numerosas batallas, Brago, y la primera será esta.El Primer Oficial le dirigió una agónica mirada a la llamita que se extendía traviesa sobre la palma de Moyra, en la que no podía ver nada más que fuego, luz y un calor tal que no quemaba a la regente, pero que lo habría abrasado a él en un instante si hubiera intentado lo mismo._ ¿No hay nada que podamos hacer? _ interrogó con exasperación.Se resistía a creer que el destino inmediato de su raza dependiera de un enfrentamiento que tenía lugar a cientos de kilómetros de distancia sin que ellos pudieran hacer nada para ayudar a decidirlo, o al menos para inclinar la balanza un poco a su favor._ No, Brago. Los ances
Norte de BélgicaLos rostros se mantuvieron asombrados y los cuerpos inmóviles mientras el silencio se extendía entre ellos como una amenaza. El único sonido que podía escucharse era el de la cola de la tigresa, que cortaba el aire como invitándolos a atacar; ero la estupefacción, más que la prudencia, impedía a los cazadores hacer cualquier movimiento arriesgado.No tenían palabras para describir la escena que se acababa de desarrollar ante sus ojos. Lara había dejado de ser Lara para convertirse en una criatura que ni siquiera Dominic podía reconocer. Blanca y roja, hielo y fuego en un mismo animal que a diferencia de los tigres blancos, no imitaba con fidelidad las características de ningún felino.Mirándola a los ojos Dominic comprendió.“Tal vez todos estemos muertos, como dijo Lía&hel
Norte de Bélgica Fue la primera vez que Silver Moon y Khan no tuvieron que obligarla a seguir un rastro, porque Lara se moría por asegurarse de que Evelett estaba a salvo y en su forma felina parecía que cada uno de sus sentidos se había potenciado hasta los límites.La carrera era sencilla aunque un poco dolorosa, y los olores del lobo y de la niña le inundaban la nariz a tal punto, que cuando llegaron al lugar donde Sean había enmarañado sus huellas decenas de veces, Lara ni siquiera se detuvo a mirarlas, sabía perfectamente hacia dónde habían ido._ ¿Ni siquiera sabes quién es? _ le había preguntado Silver Moon cuarenta kilómetros después, cuando comprendió que la ruta de escape de Lara no había sido elegida al azar.Ella misma había sentido en el campamento el aroma de Evelett junto
Campamento abandonado de LaraDominic se sentó junto al fuego por pura formalidad, mientras cubría con un par de guantes negros las heridas recientemente cicatrizadas de sus manos. A su alrededor solo unos pocos sorian se distraían del incómodo silencio limpiando sus armas o improvisando una rápida comida. No podía decir que estuviera sorprendido por ello, después de todo él siempre había instado a sus soldados a seguir su propio instinto, su propio camino, incluso cuando ese camino los ponía en posición enfrentadas._ Persiguiendo a Lara solo conseguiremos distraerla de cualquiera que sea el camino que lleva. _ Lionel lo sacó de su ensimismamiento. _ ¿Qué vamos a hacer?_ Si Maxwell estuviera aquí se le ocurriría alguna buena idea. _ musitó Lía._ Pero Maxwell no está aquí, ni&nti
Cabaña de Sean.Sentada en un extremo del porche de la cabaña Lara disfrutaba la caída de la tarde. Después de dos días durmiendo sin interrupción, y otra semana soportando los dolores más insólitos que se podrían imaginar por fin su cuerpo parecía haber vuelto a la normalidad; y la chica, arrebujada en una manta gruesa, había logrado dar los primeros pasos fuera de la casa, intentando que el aire frío le tonificara un poco los maltratados músculos.Al principio no le había hecho ninguna gracia que sus rescatadores fueran precisamente el rector de los runier y su pareja, pero entonces apenas podía abrir los ojos, no digamos ya valerse lo suficiente por sí misma como para levantarse y marcharse. Despertar entre ellos, por otro lado, fue casi un acto de alegría.Silver Moon no se había separado de ella,
Algún lugar al Norte de NoruegaSobre la llama palpitante Moyra había dejado caer un delgado hilo de sangre, proveniente de la diminuta herida de su antebrazo. El líquido oscuro se endureció al instante, dibujando sobre la palma de su mano izquierda finos e irregulares caracteres._ ¿Qué son? _ la voz de Maureen no solo se escuchaba preocupada sino también confusa._ Fronteras. _ declaró la anciana sin demasiados preámbulos _ El joven sorian me ha llamado, y ahora lo busco._ ¿Qué es lo que quiere?_ Ser encontrado, evidentemente, porque de lo contrario jamás hubiera hecho uso de la herida de su brazo para convocarme. _ Moyra sonrió _ No te inquietes, Maureen, querida. Ya he visto que los cazadores se nos unirían, esta no es una sorpresa para mí, y no tiene por qué ser motivo de desasosie
Lara lo observó con detenimiento. Parecía imposible que un humano pudiera alcanzar el tamaño y corpulencia de aquel hombre. Debía medir cerca de dos metros, y su espalda y su pecho parecían nada menos que un caparazón blindado. Su rostro era severo y adusto, pero en el fondo se le adivinaba la firmeza considerada del líder, que obliga a la fidelidad de sus hombres por respeto.Durante un largo momento no lo reconoció, pero la Memoria vino en su ayuda, y Lara se maravilló de lo mucho que medio milenio de constante lucha habían cambiado al muchachito que la Madre recordaba._ Una intrusa. _ repitió Brago, situándose a dos pasos de ella y mirándola de arriba a abajo como si se tratara de un indefenso animalito silvestre y no de un atacante, pero algo llamó al punto su atención.Los ojos del Primer Oficial se concentraron en el cabello de fuego que ca&iacut
La casa de la Noche.MarsellaLa oscura habitación parecía demasiado chica para la agitación que dominaba a Ius. Caminaba de un lado a otro con rapidez, mientras hojeaba la lista de más de quince páginas llenas de nombres que Selana acababa de poner en sus manos. La rectora había hecho un excelente trabajo recopilando las genealogías de los hombres craig que habían tenido descendientes, y la sorpresa había resultado grata: la progenie de los machos craig era mucho mayor de lo que se hubiera imaginado.Con las mujeres del Cenáculo era diferente, siempre habían estado bajo el estricto control de Selana, pero con los hombres no podían hacer lo mismo. Hacía años que el regente les había dado permiso para reproducirse, siempre que lo mantuvieran en el más estricto secreto, y nadie hasta el momento se había preocupado d