18. PELIGRO

Siguiendo el cauce del Escalda.

Algún lugar de Bélgica.

Sobre la improvisada mesilla de camping Lara colocó el pastel de nueces con chocolate que Evan había comprado en la mañana. Había recorrido casi treinta kilómetros hasta dar con una pastelería en un pueblecillo de mala muerte; aquello de vivir casi fuera de la civilización tenía sus desventajas en lo que se refería a la comida, en especial para él y para Evelett.

Lara ni siquiera recordaba la última vez que había comido alimentos procesados, apenas algunas chucherías y dulces de los que Evan solía abastecer desmedidamente a la niña, y hablando con sinceridad tampoco extrañaba la comida humana. El entorno de las cacerías le proporcionaba suficiente excitación como para disfrutar de la carne y la sangre de sus pr

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