—Sí... entiendo que no quieras hablar...
—Sí, todo esto es una locura. Empiezo a creer que puede ser cierto. —Cierra los ojos y suspira rozando el pie con el cual golpeó el árbol hace unos momentos atrás, no siente ningún tipo de dolor o molestia.—Sí que eres explosiva, casi derribas al pobre roble. Tienes talante de ser una Alfa. Soportarás esto, ya lo verás, eres muy fuerte y tienes mi apoyo. —El pelinegro trata de ser amable.—No lo necesito. —Se sacude las manos y mira hacia el cielo.Nicolae inclina el rostro hacia Amelie, la observa fijamente y acaricia su mejilla con delicadeza, después baja la mano hacia sus labios y con el dedo pulgar los acaricia, viéndola descaradamente a esos ojos pardos y enojados. En cuestión de segundos la joven reacciona, mientras él sonríe de oreja a oreja y la mira de pies a cabeza a la vez que se muerde el labio inferior, siendo provocativo.—¿Qué te sucede? No te acerques tanto así cuando no te lo permito, no me toques ni siquiera con tus asquerosas manos. Me pregunto a cuántas personas ya has asesinado. —Se aleja unos pasos de él.Nicolae suelta una carcajada fingiendo mofarse, cuando en realidad está comenzando a exasperarse.—A mí nada, ¿y a ti? Es solo que tengo un pequeño conflicto con tu boca. —Vuelve a sonreír—. Aunque si tú no quieres no me importa, ya en otra ocasión se dará algo más que un roce, ¿no, lobita?Empuña las manos debido a la impotencia. Estas últimas horas ha notado cierta actitud extraña en él, pero ahora está cambiando drásticamente y teme que vaya empeorando hasta hacer cosas enfermizas.—¿Lobita? No me llames así. No se dará nada más, espero que te quede claro. No soy estúpida, no caeré en las redes de un maldito hijo de puta enfermo como tú —responde molesta, muy furibunda.—¡Huy, cuánta agresividad! Pero eso ya lo veremos, espero que pronto no te quepa duda de quién manda aquí. Pero no pongas esa cara de terror... muñeca, si está claro que lo único que queremos es ayudarte. Si deseas irte ahí está la salida, no vamos a obligarte a nada que no quieras, morena preciosa. —Sonríe de forma perversa antes de dar la media vuelta y marcharse silbando una canción de los Rolling Stones.Ella lo ve alejarse, traga grueso y presintiendo de nuevo algo que no es alentador. Mira hacia todos los lugares posibles, el sonido del canto de los búhos es aterrador y la forma violenta como se sacuden los árboles, mucho peor.Alisa su vestido de mala gana y exhala buscando un sitio donde refugiarse que no sea el lugar que parece una copia de la enferma casa de dulces de Hansel y Gretel que hay frente a ella. Busca tranquilidad, una que parece no querer acompañarla nunca más desde ahora...En medio de la noche, el aullido de un lobo la hace despertar e ir hacia la ventana, buscando el insistente sonido. Levanta la mirada y atrapa el brillo blanquecino de la luna llena que baña su cuerpo, pero desea mucho más. Es tan hermosa, es como si quisiera llegar hasta ella y quedarse allí toda una vida. Es extraño, siente deseos de correr y correr, como si se le hubiera concedido la fiereza y valentía que muchos desean. Sube hasta el alféizar y sin pensarlo se lanza, corre hacia esa hermosa luna y su adictiva luz blanca. No hay nada más, solo la luna llena y ella. No hay vuelta atrás...Los días pasan y pasan, y Amelie continúa en ese lugar sin saber nada de sus padres ni de su hermana menor. Cada mañana despierta más cansada que cuando se acostó a dormir y con ojeras, ya que sale todas las noches sin darse cuenta. No entiende qué le sucede, es como si no durmiera realmente.Se mueve en la cama y un viento helado roza la piel de su cuerpo, estremece debido al frío y se arropa de nuevo con las mantas. Pero no se siente sola en la habitación, entonces abre los ojos y encuentra a Nicolae sentado en un pequeño sofá que está a unos metros de su cama. Supone que ha abierto las ventanas solo para despertarla.—Al parecer ya se te está haciendo costumbre venir a molestarme... —habla con la típica voz ronca de todas las mañanas, no puede abrir los ojos muy bien, se siente muy agotada.—Es un placer. —Sonríe de lado y se levanta para acercarse a la cama.—¿Qué se te ofrece? Digo, debe ser algo sumamente importante para que entres a mi habitación y abras las ventanas a propósito para matarme de frío. —Lo observa con recelo.—¿Por qué eres tan quisquillosa? Solo quería saludarte.—Vaya manera de saludar, matándome de frío. —Imita su posición de brazos cruzados.—Te ves muy bella cuando duermes y cuando despiertas aún más.Nicolae ha descubierto que su interés por la muchacha sigue intacto, casi de una forma obsesiva, y no va a descansar hasta que ella sea suya.—Pues, gracias por el cumplido. —Finge una leve sonrisa.Se acerca más a ella y la toma de la mano de una forma delicada, como si pudiera romperla si la toca, deposita un beso en su mejilla y la observa tiernamente. Se queda pasmada mirándolo, es la primera vez que alguien le dedica un gesto tan tierno.Esa voz grave la saca de sus pensamientos.—Amelie... —susurra su nombre.De nuevo le acaricia la mejilla y roza el final de su barbilla con los dedos, haciendo que ella se estremezca.—Debo darme un baño, quizá más tarde hablemos. —Se levanta, mas siente que la mano de Nicolae toma la suya.—Yo sé que sientes lo mismo que yo y no lo niegues. Te sientes atraída por mí así como yo me siento atraído por ti, es algo inevitable, ¿no es así?Se queda más pasmada aún, no es capaz de decir nada, tampoco negar o afirmar lo que el hombre dice.—Lo siento Nicolae, no tengo interés en este tipo de cosas...—Amelie. —Su expresión es de súplica—, no seas así...—Puedes marcharte, voy a asearme. —Se separa de su cuerpo bruscamente y camina unos cuantos pasos hacia la ventana—. ¿Serías tan amable de marcharte?Hace gestos con la mano para que se vaya, mas él no lo hace, ahora la mira furioso. Nicolae Dublin no soporta que una mujer que le guste, venga a darse infulas de importante y lo desprecie.—No —responde serio y con una expresión impertérrita en el rostro.Amelie traga grueso, esa actitud amenazante le aterra.—¿No, cómo que no? —Da pasos hacia atrás, buscando con su mano algo que se encuentre en el camino para defenderse. —Ven aquí, no seas grosera, eso no te conviene ahora. —Se acerca rápidamente a ella, quien maldice al no tener nada en mano para evitar que le haga daño. La toma por ambas manos y empuja contra la pared con fiereza, ahora siseando para besarla en la boca, a lo que ella se niega. Siente la saliva secarse en la piel de su cuello, donde segundos atrás Nicolae se había empeñado en chupar. —¡Suéltame! ¡Me das asco! —Trata de golpear con sus piernas al abusivo pelinegro—. ¡Déjame maldito! —¡Cierra la m*****a boca! No me obligues a golpear tu lindo rostro de muñeca, por favor... En realidad vine a decirte algo distinto, pero mira cómo me haces enojar y perder el control. —Sostiene el pequeño rostro de la joven entre su mano y hunde los dedos en sus mejillas con rudeza, haciendo que ella jadee de dolor.Amelie puede ver esa mirada endemoniada de sus sueños en él también, así q
Se acerca a ella, quien luce como petrificada.—Dame el anillo, ¿dónde lo tienes? —Le pregunta con enojo. —Lo perdí... Créeme que no sé donde está. —Ella niega una y otra vez. —¿De verdad? Vamos a comprobarlo. —Se acerca tanto hasta oler su cuello y rozar con sus dedos las marcas en sus delgados brazos. No puede evitar darle una terrible mirada amenazante a su hermano, ya que no le gusta para nada que la haya vuelto a ultrajar. —¿Qué? Ella se lo merecía por desobediente. —Natán se encoge de hombros. —Has vuelto ahora todo más difícil para los dos... Pensaba enseñarte a usar el anillo y extraer los poderes, pero tenías que salir corriendo. Esa patada en los huevos fue certera... —Nicolae susurra sobre el oído de la muchacha, mientras busca en los bolsillos y otros lugares de su cuerpo, fingiendo que no hay nada—. ¿No te lo habrás tragado, o sí? Amelie traga en seco, está muy asustada. No entiende el porqué él no encontró el anillo, si ella lo tiene en el bolsillo trasero, puede se
De repente comienza a sentir mareos y náuseas, algo en su interior se remueve, su pecho se agita y la visión se le vuelve borrosa. Se sostiene de un árbol y poco a poco recupera el color y la noción de lo que la rodea.—No te ves bien... Escucha aquella voz conocida y levanta la mirada. No puede evitar sonreír al percatarse que se trata de Nicolae.—Eres tú. De verdad volviste por mí... —Trata de acercarse, pero sus piernas flaquean.—¿Qué te ocurrió? No te ves bien, debemos marcharnos de aquí pronto.—No lo sé, me siento muy mal desde hace un rato, una mujer vino a decirme cosas extrañas y se escondió. No lo sé, quiso asustarme —habla con mucha dificultad.Nicolae la observa con preocupación.—No es eso, los poderes están a punto de tomar el control de tu cuerpo, no lo permitas o terminarás por enloquecer. Debemos ir con la hechicera Azula, ella fue quien te dio ese anillo. .La abraza para evitar que caiga y le roba un beso en los labios. Dean observa la escena muy descolocado, no s
—Eres una m*****a porquería, Héctor. ¡Déjala ir y no trates de manipularme! No sabes las ansias que tengo de matarte... Dean logra tomar su magestuosa forma lobuna y se lanza sobre ellos con sus más de cien kilos de fuerza bruta. Los hombres de Héctor la arrojan al suelo sin cuidado alguno y van a enfrentarlo, la niña llamada Abbie cae al suelo estrepitosamente. Uno de ellos se abalanza sobre él, pero lo toma rápidamente por la cabeza y se la arranca con sus colmillos, para después escupirla con repudio. Raphael empuja al otro hombre hacia los pies de Dean y este le extirpa la cabeza también de un tirón, a la vez que prueba sus ensangrentadas vísceras... Ha sido el más exquisito manjar que ha tenido en años, después de tanto reprimirse en comer carne humana.—¡No era necesario hacer eso perro asqueroso! No te conviene meterte en problemas conmigo... ¡Sabes bien que puedo acabarte en menos de un segundo con mis hombres! —Héctor grita furioso—. No tienes de otra, si no vienes, mató a tu
Despierta y como una sonámbula se levanta y camina hacia la ventana, la cual abre de golpe y se lanza sin miramientos al vacío, mirando la luna. Emprende una carrera hacia ningún lugar en específico. Con la mirada perdida corre, es como fuera ella y nadie a la vez. Su camino es detenido por unas rejas altas, por lo que retrocede y salta hasta conseguir levitar sobre ella y aterrizar con gracia sobre el suelo del otro lado, sin darse cuenta ha pisado terreno prohibido: el de las llamadas brujas del oeste. —¡Pero mira a quién tenemos aquí! Querida princesa Kristel —Mia se acerca a ella con una expresión impacible en el rostro. —¿Qué hacemos con ella, señora? —Una de sus sirvientes la interpela, mientras observa con envidia a la bella muchacha que ahora yace de pie y con la mirada perdida, pero convertida en una gran loba Alfa y demostrando todo su poder. Mía sonríe ante la idea que le viene a mente. —Átala... Dean se levanta de su asiento y apaga las luces del estudio, pensando en
Emprenden el camino de regreso al castillo y en cuestión de minutos llegan a la entrada. Se encaminan hacia la habitación de la joven. —¿Te sientes bien? Levanta la mirada... —Dean le acaricia los hombros, ante esto ella tiembla—Gracias por ir a buscarme. Discúlpame por haber... Es que no sé qué es lo que me ocurre, es como si estuviera sonámbula. Me pasa muy seguido esta misma situación. Siempre amanezco desnuda y agotada en mi habitación... Ambos toman asiento sobre la cama. —Hey, pequeña, no es tu culpa, no tienes por qué disculparte. Amelie eres una de nosotros, y eso es maravilloso. Te vamos a cuidar y enseñar muchas cosas que jamás imaginaste. Estás a punto de convertirte en una mujer-lobo Alfa. Eso no es común. —Me apresaron con cadenas de plata y de repente comencé a quemarme luego que esa mujer dijera algunas palabras extrañas, era como si hablara en otro idioma e hiciera brujerías. —Estudia sus propios brazos, buscando algún rastro de quemaduras, las cuales ya no están.
SIGLOS ATRÁS... —¡No entiendo cómo has sido capaz de hacerle todo esto a tu propia hermana! —Airi mira a su hija mayor con ira contenida, sus ojos azules casi centellean, igual que su cabello de color fuego. —Pero madre, ya me disculpé. Lo hice en un momento de rabia, no fue mi intención estropearlo. —Giulia niega en reiteradas ocasiones, apretando la sedosa tela de su vestido.Kristel escucha aquella regañina que su madre le da a la mujer que tiene por hermana. Con lágrimas en los ojos se retira corriendo del salón, sosteniendo entre sus manos el bonito collar de oro que acaso le habría regalado Loan Arthur, su prometido. Aunque no ha llegado a amarlo aún, siente mucho cariño hacia él desde que lo conoce, hace ya un par de años. Se dirige a la orilla del río donde normalmente pasa el tiempo, observa de nuevo el collar estropeado antes de lanzarlo al agua, le gustaba mucho aquella joya, era preciosa. —Es una pena, parecía valiosa —Dean se agacha a su lado—. Estás ensuciando el vest
Aunque en un par de segundos podría llegar con tan solo desmaterializarse, prefiere disfrutar de la naturaleza y de todo lo que la hace sentir feliz. Le gusta caminar despacio. —Hola, papá. —Al entrar en su habitación, saluda con un beso en la mejilla a Blake, su apuesto y normalmente callado padre. —Ya supe lo de tu altercado con Giulia. —Se levanta y va hacia ella, dejando ver su escultural cuerpo y estatura de dos metros. Ni hablar de su cabello oscuro y ojos como dos zafiros azules intensos. Es un hombre muy bello y fuerte. —Ella empezó —responde de inmediato. —Lo sé, ella te envidia. —Acaricia un mechón de cabello rubio de su hija. —¿Por qué ha de envidiarme? Puede que Giulia no sea tu hija, pero es hija de mi madre y eso la convierte en mi hermana. Yo la quiero, de verdad la quiero aunque ella a mí no. —Esboza un gesto de pesar. —No se me olvida. Pero es que cada día te vuelves más hermosa y ahora eres toda una mujer adulta. —Sonríe orgulloso por tener tan bella hija. —No