Bella puede sentir como su corazón late con fuerza en su pecho, en un principio se negó a caminar, por lo que terminó sobre el hombro de aquel pirata, y aunque pataleo y golpeo su espalda cuanto pudo, fue imposible soltarse de su agarre. El olor de la sal se volvió más fuerte a medida que se acercaron al muelle. Al escuchar el oleaje, Bella sabe que ya no tiene vuelta atrás, en un momento que el hombre que la carga se gira para dirigir unas palabras a sus compañeros, logra observar con horror el imponente barco pirata que se materializaba frente a ella dominando la orilla del puerto. La desafiante bandera pirata ondeaba al viento coronando el mástil se alzaba como un coloso oscuro en contraste al cielo azul.
Cuando sus piernas tocan el suelo de la cubierta del barco, nota que Agnes, su compañera de habitación también había sido tomada como rehén, por lo que sin dudarlo corre y se abraza a ella, ambas buscando consolarse mientras dejan salir sus lágrimas.
Desde su posición, solo ve el puerto y la abadía en lo alto de la montaña, a sus espaldas el barullo de los piratas y la gruesa risa del que llaman capitán. Cuando hace el amago de girarse, solo alcanza a percibir el sonido del primer disparo que llegó a impactar con la madera del barco, después de esto, todo fue un desorden.
El sonido de los disparos resonó en el aire, y el terror se apoderó aún más de los cautivos. Los intercambios de balas entre los piratas y la guardia llenaron todo el espacio con un estruendo ensordecedor. El caos estaba totalmente desatado en la cubierta del barco mientras las balas silbaban en el aire. Bella, toma la mano de Agnes y juntas se ocultan detrás de un grupo de barriles, observando con horror la escena que se desarrollaba frente a ellas. La pirata, esa que la había dado la orden de traerla hasta el barco, discutía con otro chico que le da la espalda mientras, al igual que ellas intentaban mantenerse a salvo de los disparos.
— ¿No podías tardarte más? — es el gritó frustrado que escucha del hombre mientras disparaba hacia la guardia que se acercaba.
— ¡No es mi culpa que la monja jugara al escondite! — responde la mujer, pero sus siguientes palabras se perdieron cuando el hombre la jaló, salvándola de una bala perdida.
Esas palabras no hacen sino incrementar el temor de Bella, si realmente la razón del retraso y de que la guardia lograra atacarlos es suya, entonces, ¿qué destino y tortura y le espera?
— ¡Leven anclas! — Es la orden de hombre mientras se gira hacia su navegante, solo en ese momento Bella logra ver un leve celaje de su rostro. — ¡Hizir sácanos de aquí! ¡Kalt, los cañones, necesitamos una ventana!
Y nadie en ese barco necesito nada más, mientras la mayoría se dedicaba a responder el fuego, los dos hombres a los que ordenó se apresuraron a cumplir con su trabajo. Tras el primer cañonazo, el barco ganó velocidad, por lo que, sin dudar, Bella se agarró con fuerza a una barandilla cercana mientras el navío comenzaba a alejarse del muelle y de la guardia que intentaba atraparlos. No pasó mucho para que la brisa marina golpeaba su rostro, y el ruido de los disparos se desvanecía a medida que se alejaban.
**
— Jade, ¿quieres darme una jodida razón del porque mi barco se convirtió en un convento flotante? — Es la pregunta de Eric mientras entra al camarote del capitán y deja su arma y su espada sobre la mesa de planeación. Sirviendo un trago de ron se gira para ver a su primer oficial.
— Déjame fuera del reclamo. — Es la simple respuesta de Jade. La pelinegra camina hasta Eric y sin mayores miramientos, le arrebata el vaso con ron y procede a beberlo todo. — Esto es cosa de Jist y los demás, dijeron algo sobre “esclavos de fe”, pero estaba con mi atención en tu monja molesta, así que, o los intercambias en la siguiente isla, o los dejas ir, o le pides a Jist una explicación.
La respuesta de a pelinegra no le causa nada de diversión o tranquilidad a Eric, se supone que, en su ausencia, Jade debe controlar que los hombres no se metan en mayores problemas.
— ¡Carajo! — Exclama después de un momento. La próxima isla en la que atracarían sería Naváris para su reunión con Calico. Siendo la isla uno de los principales puntos de la armada, no quería tener que lidiar con más de lo necesario.
— No veo el problema. — Son las nuevas palabras de Jade mientras se sirve más ron. — Igual debíamos tomar rehenes para no levantar sospechas, es cierto que se tomaron más de la cuenta, pero…
— ¡Pero te di una orden! — corta Eric con marcada molestia. — ¡Con un demonio Jade! Dije “no más de los necesarios” ¿te parece que medio convento era necesario?
Jade no necesito nada más para saber que en ese momento, era su capitán quien le hablaba, no era su viejo amigo, por ello, dejando el vaso de ron sobre la mesa se pone erguida.
— ¡Lo siento mucho capitán!, confundí sus palabras y no supe controlar a los hombres. — las palabras de Jade, esta vez salen con una tonalidad más seria y respetuosa.
Eric, con una expresión entre frustración y enojo, observa a Jade. Mientras ella admite su error, el camarote se llena con un tenso silencio entre ambos piratas, roto solo por el suave balanceo del barco en alta mar. Jade, a pesar de su actitud desenfadada y su habilidad para el combate, se encuentra en una posición inusual, enfrentando la reprimenda de su capitán, y ella mejor que nadie sabe que Eric no es del tipo que da un reclamo simplemente porque sí.
— Jade… — Eric piensa en que tan prudente es lo que dirá, así simplemente termina por suspirar y ver fijamente a Jade. — Diles que los lleven a las celdas, que Aruj prepare lo necesario para ellos. Envía un mensaje con fénix, quiero que el golg dragon espere por nosotros en el cinturón de weller.
Esa última orden extraña a Jade, ¿por qué necesita Eric que la segunda nave más importante de la tripulación los espere y más en un punto como lo es el cinturón de weller? Manteniendo su duda para sí misma, la pelinegra solo asiente y en silencio se retira del camarote.
— Jade.
— Ahora no, Jist.
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Cuando la puerta de la celda fue cerrada, los lloros y lamentos no se hicieron esperar. Lamentos y llantos que llevaron a algunos a quedar inconscientes debido al cansancio emocional.
Las antorchas parpadeaban en las oscuras paredes de madera. No sabían cuántas horas llevan allí, pero el frío que comienza a calarles, les deja claro que el sol ya no se encuentra en el firmamento.
— Bella — murmura a Agnes con marcado temor. Fijando su mirada en Agnes, Bella se mueve hasta quedar junto a ella y darle una suave sonrisa. — ¿Crees que estaremos bien?
— Claro que sí, seguramente es solo una confusión. — Dice, pero esas palabras buscan más se un consuelo para ella que para su compañera.
— ¿Confusión? ¿de verdad creen que esto es solo un error? — dice una tercera voz. Al voltear sus miradas, ambas mujeres se fijan que es Roger, uno de los seminaristas que al igual que ella se juraba ese día. — Estos hombres son piratas, ellos no cometen errores.
— ¿Y si les ofrecemos algo? — son las palabras de otras de las novicias. — Tal vez podamos convencerles de dejarnos ir.
— ¿Y qué le daremos? — se apresura a preguntar Agnes. — No tenemos nada.
Por un momento todo queda en silencio, todos sumergidos en sus propios pensamientos.
— Nosotros no. — murmura una suave voz entre ellos. Bella la reconoció como la pequeña novicia que estaba junto a ella cuando la raptaron. — Pero ella sí. — Dice señalando a Bella. — ¿verdad, princesa Bella?
Y solo esas palabras fueron suficientes para que una nube de murmullos se desatara dentro del espacio, para los jóvenes es imposible creer que una princesa este entre ellos, después de todo, los miembros de la realeza nunca se dedican al servicio religioso, y si es cierto que Bella es una princesa, eso tendría sentido con lo que está pasando.
— Yo…no sé de qué hablas.
Pero esta negativa por parte de Bella quedó en nada cuando el sonido de la puerta de la celda se hace presente con un chirrido que rompió la tensión que se había formado en el lugar. La luz parpadeante de una antorcha iluminó la figura de un pirata, alto y robusto, con una bandana enredada en su cabello. Bella, al igual que el resto observó con marcada cautela cómo el pirata se adelantaba.
— Esta de suerte, hermana. — son las palabras del hombre mientras la observa fijamente. — El capitán quiere verla.
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En la cubierta del barco, la tripulación se agolpaba alrededor de Eric mientras este inspeccionaba el valioso botín saqueado. El brillo de monedas de oro y objetos preciados se reflejaba en los ojos de los piratas, ansiosos de obtener su parte del tesoro.
Eric, con la mirada fija en la carga, alzó la mano para calmar la algarabía de sus hombres. — ¡Silencio, todos! Escuchadme bien. — anunció con voz autoritaria, captando la atención de la tripulación. Su capitán siempre ha dejado en claro su autoridad, pero en ese momento la sintieron distinta.
— Han logrado obtener un botín de lujo. — continuó Eric, observando las bolsas de oro que se amontonaban en la cubierta. — Como es costumbre, cada uno de ustedes recibirá su parte justa. Pero, antes de que cada uno tomo lo que quiera, yo exijo mi derecho de tomar lo que desee. ¿Entendido?
La tripulación sabe que las palabras de Eric no son más que la ley de abordo, una ley que pocas veces su capitán reclama, y si bien eso no tuvo mayor problema para la mayoría; en cambio, las palabras del pelirrojo llamaron marcadamente la atención de sus oficiales principales. Con paso tranquilo, el capitán se acercó a las bolsas, examinándolas con detenimiento antes de sonreír con picardía.
— Bien, comenzaré entonces. — anunció Eric, tomando algunas monedas de oro y joyas para sí mismo. Sus hombres observaban con interés, sabiendo que, aunque el capitán tenía derecho a la mayor parte, aún les quedaba un considerable botín.
Sin embargo, la sorpresa se apoderó de la tripulación cuando Eric dejó caer el dinero y las joyas para luego volverse hacia ellos, en su mano solo tenía un par de monedas y un collar de oro adornado por un rubí en el centro. La mirada de Eric se posó en ellos aun manteniendo su sonrisa traviesa.
— La novicia... — comenzó Eric, haciendo que sus hombres intercambiaran miradas perplejas. — La quiero para mí. Será mi botín personal.
La tripulación estalló en risas, pensando que su capitán estaba haciendo un comentario jocoso. Eric, sin embargo, retiró su mirada traviesa y la volvió una seria, una con un interés que dejaba claro que no estaba bromeando.
— Capitán, ¿quiere llevársela para... jugar? — preguntó uno de los piratas entre risas, imaginando un propósito más indulgente para la joven.
Eric, aún con un gesto serio solo niega. — Llévenla a mi camarote.
Aunque sabe que lo mejor es quedarse tranquila y no provocar a aquellos hombres, Bella no puede evitar comenzar a patalear y forcejear cuando es tomada por el pirata, pero al igual que hiciera su compañero anteriormente, este termina por colocarla sobre su hombro, casi como si ella fuese un peso muerto. Fijando la mirada en los demás prisioneros, Bella pide a gritos que la ayuden, pero estos se muestran visiblemente aterrados. — Bella… — murmura Agnes, siendo la única que reúne un poco de valor para intentar acercarse a su amiga, intento que muere cuando siente el filo de una espada sobre su cuello. Moviendo un poco su cabeza, se encuentra con el dueño de la espalda, y no puede evitar sorprender al notar que es un chico casi de su edad quien la sostiene. — Por favor. — suplica en tono bajo mientras ve como la celda es abierta de nuevo y el hombre que sostiene a Bella sale. — Debería preocuparse más por usted misma, hermana. — es la respuesta del pirata antes de salir y dejarles encer
En las últimas dos semanas, Bella ha sido mantenida en una celda apartada del resto de los rehenes, como ordenó el capitán. Aunque las condiciones de ese espacio son iguales a las que afronta el resto, Seamus tiene la orden de llevar a Bella a cubierta durante tres horas al día para recibir aire fresco y luz del día. En su celda, Bella sigue buscando las razones por las cuales todo está pasando. Nunca ha tenido nada que ver con el reinado de su padre; de hecho, esa es la razón por la cual se entregó a la vida religiosa. Ella no era buena para la línea sucesoria, y las veces que intentó ser útil a su padre todo terminó de forma desastrosa. Por ello, prefirió quedarse al margen. Entonces, ¿por qué alguien pensaría que una princesa prácticamente desterrada sería buena para negociar?Su pensamiento es interrumpido por los murmullos de la celda al otro lado del estrecho pasillo. Al levantar su vista, puede ver cómo todos se encuentran en su tiempo de oración. Esa es una de las cosas que no
— ¿Qué vas a hacer si algo sale mal? — es la pregunta de Jade mientras camina a su lado.— No es como si fuese la primera vez. — responde con tranquilidad mientras se detiene por delante de Jade y ve cómo Jafed cruza con Bella. — Estaré de vuelta en tres días, si no es así, debes regresar con los demás y esperar mi mensaje. Sin decir nada más, Eric sube el puente que une ambos barcos y lo cruza con total calma y confianza. —Quiero una rotación del vigía cada tres horas, no vamos a un paseo, señores — ordena con firmeza mientras ve cómo sus hombres se apresuran a retirar la plancha. — ¡Andando! — y esa última palabra pone todo en marcha, sus hombres se apresuran y tras levantar el ancla sueltan las velas para aprovechar el buen viento. Su próxima parada sería corta pero bastante intensa, tanto por la persona con la cual se reuniría su capitán, como por el lugar donde se llevaría a cabo el encuentro.Por otro lado, Bella esperaba ser atada o encerrada en cualquier momento, pero, contrar
— ¿A qué te refieres con que Calico no vendrá? — Seamus observa fijamente a Eric. — No puede simplemente pedir una reunión y luego cancelarlo en el último minuto.— No lo está cancelando. — Eric habla tras dar el último trago a lo que quedaba de su ron. — Está cambiando es la persona con la cual nos reuniremos.Al pensar en ello, Eric no puede evitar que un claro disgusto salga a su rostro. Kidd no solo es el segundo al mando de la flota de Calico, no, también es casi pareja de Jade, y ese es el único motivo por el cual ese bastardo prepotente aún respira, porque si de él dependiera, hace mucho que el hombre hubiese terminado con una bala en su cabeza, un puñal en su corazón y una bala de cañón atravesando su cuerpo. Un sentimiento que el pelinegro sabe es compartido por todo su círculo cercano.— Kidd vendrá en su lugar. — anuncia mientras se pone de pie.Contrario a lo que esperaba, Jafed, Seamus e Hizir prefieren guardar silencio, lo cual no hace sino hacer sonreír con burla. El si
— ¿Estás seguro de lo que me pides? — La pelinegra observa detenidamente a Bella mientras toma asiento en las piernas de Eric. — Esa chica va a terminar fusionándose con el banco si se retrae más de lo que ya está.Ante las palabras de Violet, Eric se fija en Bella y ve que las palabras de la pelinegra son ciertas.Eric suspira y solo bebe de su vaso de ron mientras observa fijamente a Bella, quien se encuentra incómoda en ese entorno que claramente le resulta hostil. La tensión en ella es incluso palpable.— Solo asegúrate de que esté cómoda, Violet. No quiero que cause más problemas de los necesarios. — Eric le responde, consciente de la incomodidad de Bella en el burdel. Violet, con una mirada que revela cierta compasión, asiente y se levanta de las piernas de Eric. Se acerca a Bella con cuidado y le ofrece una mano.— Vamos, cariño. — dice en tono bajo. — Te llevaré a un lugar más cómodo para que puedas relajarte un poco mientras esperas. — le dice con voz suave, intentando transm
Puede sentir como su corazón late con fuerza, incluso puede jurar que de un momento a otro este se saldrá por su boca, pero no puede decir si es debido al esfuerzo que hizo al correr, o si el por el gran temor que siente. ¿Ella de verdad hizo algo tan peligroso e imprudente? Y es que solo ahora se permite escuchar la voz de su consciencia que le recrimina sus acciones, ella escapó, pero ¿acaso eso no acaba de condenar a sus compañeros que aún están en el barco de Eric?— Dios ¿qué fue lo que hice? — susurra para sí misma mientras se abraza con fuerza a sus piernas.Entre sollozos reprimidos, Bella intenta tranquilizarse y pensar con claridad. Sabe que su impulso de escapar podría haber sellado el destino de sus compañeros, entregándolos a la esclavitud. Se maldice a sí misma por no haber considerado esa latente posibilidad, si solo no hubiese cedido a sus miedos y al egoísmo de su corazón, no tendría que pensar en las nefastas consecuencias que tendrán sus acciones.— ¿Qué he hecho? —
El bullicio se encuentra presente en cada rincón de la estancia, lo cual no hace sino incrementar su ya de por si marcado mal humor. A su alrededor todos bailan, gritan y beben alegremente, y si bien él tiene muy claro que ninguna de aquellas tiene culpa alguna de lo que está ocurriendo, no puede evitar desear despellejar a cada uno de las peores maneras que su mente pueda idear.— Los de la armada saben que llegaron a puerto. César dice que la armada ha estado deteniendo a cada hombre que luzca mínimamente sospechoso o tenga un ligero aspecto de pirata — son las palabras de Violet al dejar sobre la mesa un plato con pollo y un tarro de ron. — avisaron que llevarían al gold dragon fuera de las fronteras de la isla.Eric escucha la información dada por la pelinegra, pero sin prestar una atención real a sus palabras, o por lo menos, no una atención más allá de la necesaria. Conoce bien a sus hombres y sabe que estos pueden tomar las mejores decisiones para resguardar el barco sin necesi
La melodía del piano flota en el aire, llenando la taberna con sus suaves notas. Los miembros de Black King que se encuentran dentro del recinto disfrutan de la melodía mientras beben sus tragos y degustan su comida. En una de las mesas centrales, Eric se encuentra sentado saboreando el sabor de su cerveza mientras escucha las palabras de Jafed.— ¿El orfanato? — pregunta un poco extraño por el lugar que Bella eligió para ocultarse.— Así es, el lugar es bastante pequeño y discreto, así que imagino que por eso le eligió. — Jafed observa a Eric mientras habla. — Era fácil para ella saber que la buscaríamos en la iglesia, si no es porque la seguí, nunca hubiese adivinado que ese lugar está bajo la tutela de las monjas de esta isla, el lugar es un pequeño desastre.Aunque al igual que sus hombres, el pelinegro se mantiene centrado en disfrutar de su comida y su bebida, Eric se encuentra con su atención totalmente puesta en las palabras de Jafed, y las últimas que dice no le sorprenden pa