LIBRE.

IMPERIO.

Dos horas después salimos de la clínica, sentía una profunda tristeza por la situación de Ofelia, siendo mi hija siempre desee lo mejor del mundo para ella, sin embargo sus acciones la llevaron por un camino totalmente distinto. Pero… ¿Qué podía hacer? Más que brindarle mi apoyo incondicional y mi amor de madre. Pero sin darle ya ningún privilegio de lo que antes gozó, ella debía aprender que la vida no era fácil y que todo conllevaba esfuerzo y sacrificio.

—Te dejaré en casa, tengo que reunirme con mi abogado —dije mientras ponía el auto en marcha.

—Gracias mamá por estar a mi lado, no lo merezco, pero aun así, tu sigues aquí —dijo con ojos brillantes.

—Estaré para ti siempre cariño, pero el resto del camino es tuyo —dije con una sonrisa, dándole la

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