BIENVENIDA.

Imperio.

Sentí que el corazón se me saldría por la boca al ver a Ofelia sosteniendo su vientre con una mano y con la otra sosteniéndose al barandal para no caer. Su rostro reflejaba miedo y dolor, seguramente era lo mismo que ella podía observar en mi propio rostro.

—¡Tristán ve por el auto! —grite rápidamente antes de acercarme a Ofelia.

—No lo soporto mamá, duele, duele mucho. ¿Por qué me pasa esto? —preguntó con llanto en sus ojos y miedo en su voz.

—Respira cariño, es posible que el parto se te adelantara. Es normal en las madres primerizas —respondí tratando de tranquilizarla aun cuando yo era un manojo de nervios, a la bebé aún le faltaban aproximadamente tres semanas y no sabía que tan riesgoso podía ser que llegara al mundo antes de tiempo. Mi única experiencia ha s

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