El lunes llegó rápidamente y moría por verla, desde el jueves no la veo y solo hemos hablado por WhatsApp, no quiero que sienta que la ahogo, así que preferí darle su espacio y que estuviera tranquila.Pero ya no más, siento que me volveré loco si no la tengo cerca. Ahora solo me queda ir con toda mi artillería romántica y conquistarla, porque siento que ya no puedo estar por más tiempo lejos de ella.Decidido tomé mi teléfono y escribí un mensaje de buenos días para ella, así como he venido haciendo todos estos días. Supongo que debo tener cara de estúpido enamorado, pero no puedo ocultarla, así es como Letty me hace sentir.Edward—6:30am. Tú eres SUFICIENTE. Recuérdalo siempre. Buenos días hermosa. 🌷Me levanté de la cama emocionado; me moví con agilidad en el interior de la habitación y estuve listo lo más rápido que pude. Tenemos pacientes a las 11:00 am, y quiero invitar a Letty a desayunar antes de irnos al trabajo.Después de una hora me llegó un mensaje de ella. Letty—7:30
Fuimos a desayunar a una cafetería bastante concurrida, Petrie Court café ubicada en el Museo Metropolitano de Arte, jamás había venido aquí, creo que lo hubiera pensado dos veces antes de hacerlo. Este lugar desprende lujo y elegancia con su toque parisino, esas sillas thonet más la decoración le dan un toque minimalista, pero sofisticado. También tiene una vista al Central Park magnífica, los grandes ventanales son estupendos, llenan de mucha iluminación el lugar y el ambiente es acogedor. Esta cafetería es preciosa y me encantó que Edward me trajera aquí. Al tomar asiento enseguida nos trajeron la carta y Edward se encargó de pedir un desayuno delicioso para ambos. Simplemente lo dejé porque no me quería llevar una sorpresa con los precios y luego sentirme mal, este lugar se nota que debe ser costoso.—¿Qué te parece el lugar?—me preguntó.—Es precioso y esta mesa cerca de la ventana está perfecta. Gracias por traerme aquí.—De nada. Me encanta verte sonreír y creo que se convert
—¡Me encanta como quedaste!—exclamó y me reí. —Creo que exageras.—No, no lo hago. Ya verás.Entonces Brenda me tomó de la mano y me hizo caminar hasta quedar de pie frente al espejo. De verdad no lo podía creer. El vestido que Brenda me prestó me quedaba muy lindo, es azul cielo con estampado de diminutas flores de colores, ceñido al cuerpo, con mangas flutuantes y escote discreto, me llegaba por encima de las rodillas y podía estar cómoda con él. Preferí utilizar unas sandalias blancas con poco tacón para la ocasión, quería estar lo más cómoda posible.—¿Esa soy yo?Me observé tan diferente que mi cara era de asombro total. El maquillaje que Brenda me hizo quedó espectacular, el cabello suelto y en ondas me fascina. Nunca me había arreglado tanto, tan solo espero que a Edward también le guste como me veo.—Por supuesto que eres tú, estás hermosa. Mejor dicho, eres hermosa. —Sí, casi no me reconozco—dije a modo de broma para aligerar mis nervios.Me siento muy nerviosa porque esta
Que Edward me dijera eso tan tranquilo me dejó petrificada. ¿Qué debo responder? Si le digo que sí, pensará que soy una chica fácil, pero si le digo que no pensará que no estoy interesada en él y no sé qué hacer.Entonces me quitó de las manos la pequeña cuchara con la que estaba degustando mi postre, cortó un trozo y me lo ofreció, presa de su mirada y de todo lo que me hace sentir abrí la boca y él introdujo el postre en el interior de mi boca. De pronto se acercó más a mí y yo retrocedí un poco en mi asiento, de verdad que no sé qué hacer y estoy aterrada en estos momentos porque siento que él despierta en mi cuerpo sensaciones que jamás había sentido. He odiado a los hombres por mucho tiempo y por más que quiera temerle a Edward simplemente no puedo. Finalmente Edward colocó sus manos en ambos lados de la silla y la arrastró hacia él cortando así la poca distancia que nos separaba, nos miramos y no puedo tragar con rapidez el postre que tengo en la boca, siento la garganta sec
Moría por besarla y que ella me dijera que no sabía cómo hacerlo, fue el detonante de todo mi autocontrol. Sin perder el tiempo la aseguré entre mis brazos y la besé, lento y pausado, quería darme el tiempo de degustarla a mi antojo, de besar sus suaves labios, de saborear su exquisita boca con sabor a chocolate y saberla mía por completo.Ella me seguía el paso un poco torpe, me transmitía su miedo, como también me hacía saber con su agarre firme en mi camisa que no quería alejarse de mí. Cuando se acopló a mis besos y en cuanto me siguió el paso, profundicé más el beso tomándola por sorpresa cuando introduje mi lengua en el interior de su boca y ella se sorprendió ante la invasión de lo desconocido.La sentí temblar entre mis brazos, rompimos el beso por falta de aire y junté nuestras frentes. Entonces mirándola a los ojos le dije:—Eres preciosa y no sabes cómo me encantas—se sonrojó hasta más no poder y yo aún no tenía suficiente de eso—, quiero mostrarte algo y está en otro luga
—Letty, ¿qué te parece si vamos al Starbucks por un buen café?—Brenda preguntó muy animada.Siempre que llegan las 3:00 pm la hora se pone pesada, no tenemos pacientes y la pereza se adueña de nuestros cuerpos. Literal, parecemos dos ventiladores viendo de un lado al otro.—Me encanta la idea—contesté rápidamente.Fascinadas de la vida, salimos de la clínica y caminamos solo una cuadra hasta llegar al Starbucks más cercano. Al llegar notamos que el lugar está a reventar y hay una cola enorme para ordenar, siempre que venimos es lo mismo, así que nos llenamos de paciencia y esperamos nuestro turno.«Que se caiga el mundo, pero de aquí no me muevo sin mi Frappuccino»—pensé. Entonces me dispongo a observar el lugar con detenimiento, personas salen, otras entran y cuando veo al frente nuevamente me doy cuenta de que la gran fila avanza y, Brenda que está detrás de mí, me mueve para que reaccione. Es reaccionar y quedarme de piedra nuevamente al ver a semejante hombre, sin poder evitarl
Cuando ese hombre que acompaña al director Carl Johnson, gira sobre sus talones y ambos caminan en nuestra dirección, juro que morí. Es él, el espectacular hombre del Starbucks. No sé como disimular que lo he visto, dudé en girarme e irme, pero es imposible que deje de observarlo. Además, ya me vieron así que no tiene caso que me esconda. Él es como un imán para mí, me arrastra sin el más mínimo esfuerzo y siento que no puedo apartar los ojos de su bella sonrisa. Se siente como observar el mar con las olas en calma, como apreciar un maravilloso atardecer que no puedes dejar de admirar, se siente la paz, la magia, pero en su boca. Me encantaría que me mirara en algún momento con otros ojos, pero, ¿para qué va a hacerlo? Si no voy a poder corresponderle.¡Qué vida tan complicada la mía! Cada vez me convenzo más de que moriré sola.—Qué bueno que las encuentro juntas—dice Carl llegando a nosotras—, déjenme presentarles a mi buen amigo y colega Edward Collins, es médico cirujano y nue
Caminé con el doctor Collins de regreso a la clínica en completo silencio, al llegar fui directo a mi casillero, saqué mi bolso y me encaminé al baño, arreglé un poco mi desastroso cabello y me miré en el espejo. No sé porqué mi corazón late tan rápido, me siento nerviosa, mi sexto sentido me advierte que lo que tiene mi madre qué decirme no me va a gustar. Entonces sin perder más tiempo caminé en dirección a la salida de la clínica, no quise buscar al doctor Collins para que no piense que me quiero aprovechar de él. Cuando llegué a la parada del bus estaba sola como siempre, pero no me dió tiempo de hacer nada cuando un espectacular auto frenó enfrente de mí. Juro que los intestinos me llegaron a la garganta, pensé lo peor, enseguida a mi mente vinieron imágenes que no quisiera recordar nunca más y comencé a temblar sin control. La puerta del conductor se abrió y, el doctor Collins bajó de su auto para abrirme la puerta del copiloto con galantería.—Te dije que te llevaría—me dic