—Preciosa, ¿qué ocurre? ¿Por qué lloras?—me preguntó con cariño.Sé que Edward está preocupado por mi, pero yo estoy aterrada. No quiero arruinar esto con él cuando apenas está empezando, Edward me gusta demasiado, más de lo que llegué a imaginar. Jamás pensé que llegaría a gustarme tanto un hombre después de lo que sufrí.El miedo de perderlo está cada vez más latente en mi pecho y tengo mucho miedo de que se entere.No sé cuál será su reacción, pensé que estando a su lado estaría bien, pero la verdad es que en ese sueño volví a revivir todo una vez más. Me tranquilice cuando Edward envolvió mi cuerpo con sus brazos, cuando se acostó nuevamente en la cama conmigo sin soltarme y dándome toda la seguridad que necesitaba. Quería disfrutar de la calidez que desprende su cuerpo, de la tranquilidad de su respiración, de todo lo que él me brinda entre sus brazos.Aún entre sollozos contesté:—Tengo miedo de que cuando sepas mi verdad te alejes de mi—solté sin pensar y sentí como cada músc
El día transcurrió demasiado pesado para mí, Letty no me miró directo a los ojos y estaba incómodo trabajando con ella así. Cuando terminó nuestro turno ella salió del consultorio como alma que lleva el diablo y no la vi más.Quería poder entenderla, ¿tan malo fue lo que le hice?Solo me deleité con el olor que desprende su cabello y toda ella, jamás moví mis manos de su cintura y solo dejé un beso en su cuello. Solo quería ver su reacción y fue lo que me dió la pista para que las opciones que tengo rondando en mi cabeza solo se redujeran a una.Me decido y salgo del consultorio rápidamente para buscarla, pero me detengo cuando me encuentro de frente con Brenda, la amiga de Letty y Carl.—Edward, ¿ya te vas?—me pregunta Carl.—¿Por qué la pregunta? ¿necesitas algo?—Quería que tomáramos una copa juntos, desde que llegaste no hemos compartido.—Lo siento Carl, pero será otro día.—Está bien hermano. ¿Puedes llevar a Brenda a su departamento?—Por supuesto—esta precisamente era la opo
—¿Estamos bien?—ella asiente—, entonces vayamos a comer algo, muero de hambre y supongo que tú también.—No tengo hambre, solo cansancio y sueño. —¿Desde cuándo te sientes así?—me preocupo.—Desde hace unos meses, pero hoy es cuando más he sentido los síntomas.Ella continúa abrazándome con los ojos cerrados. —¿Tienes algún otro síntoma?—El cabello se me cae a montones, por eso siempre lo llevo recogido. Supongo que es por el estrés.—Mmm, tienes que hacerte los exámenes de sangre pequeña.—Lo sé, me los haré el lunes a primera hora. —Me parece bien. Quiero que te quedes conmigo el fin de semana, ¿crees que pueda ser posible?—¿Desde hoy?—pregunta con sorpresa.—Si es posible y quieres, no estás obligada. —Si quiero, solo… solo no intentes nada. Hago que me mire y noto como esas horribles ojeras adornan sus hermosos ojos. —La última vez no intenté nada, no busqué obtener algo más de ti. Lo que hice fue porque me gustas, porque me atraes y porque estoy loco por ti cariño. Es t
Que me dijera que quería ser mía tan segura me hizo lanzarme al precipicio sin paracaídas.Quiero poder besarla sin tener noción del tiempo, quiero poder tocarla sin restricción y quiero hacerla mía sin contemplación. Quiero que ella experimente el auténtico placer de morir y revivir una y otra vez, pero en mis brazos. El sabor de su boca es delicioso, sus besos me llevan al mismo cielo y por primera vez en mi vida puedo sentir espasmos en todo mi cuerpo tan solo con besarla, siento como el corazón se me saldrá del pecho ante las miles de emociones que estoy experimentando en este momento. Es ella la mujer que quiero a mi lado, la mujer que me hace suspirar y de la que estoy completamente enamorado. Profundizo el beso e introduzco mi lengua dentro del interior de su boca, haciendo que se le escape un pequeño jadeo que es música para mis oídos. Mis manos por más que quiera no puedo dejarlas tranquilas, las paseo por todo su cuerpo con delicadeza sin llegar a tocar sus pechos y su zon
No sé en qué momento nos quedamos dormidos luego de la confesión de Letty, me siento herido por ella, su verdad me desgasta porque me duele el corazón. Ella es una chica tan joven, tan hermosa, tan llena de vida que, en mi cabeza no entra que haya pasado por una violación.Con razón su timidez, su desconfianza, las ganas de irse y alejarse de mí por pensar que yo la rechazaría o que le haría lo mismo que ese maldito hombre. Tan solo espero que anoche ella pasara la página para permitirse ser feliz conmigo, porque estoy deseoso de poder ayudarla y con amor curar sus heridas, sus cicatrices; porque sé que ella está falta de afecto y de amor. Ella está plácidamente dormida entre mis brazos, con su rostro descansando en mi pecho, tiene una pierna enredada con la mía y jamás me había sentido tan bien. Ella me complementa y estoy seguro de que es la mujer que quiero que se quede en mi vida. Con sumo cuidado la acomodo en la cama para que continúe descansando mientras me levanto, voy al ba
Letty con cada unos de sus gemidos me vuelve loco, con la manera en que me toca siento que no podré aguantar mucho y terminaré corriéndome aún con bóxer. Su sexo está empapado y muero por probar sus fluidos directamente de la fuente. La manera en que frotamos nuestros sexos de manera lenta, pero deliciosa me hace gemir a la par de ella. Creo que nunca antes llegué a experimentar tal grado de excitación, siento como me humedezco junto a ella y como el corazón late desbocado por ella. Muerdo su labio inferior y suelta un pequeño gemido cuando aprieto su seno izquierdo sin llegar a lastimarla, hago presión en su sexo con mi gran erección y es magnífica nuestra química, la manera en que nos acoplamos, todo encaja perfecto.—Edward...por… favor, por favor… —Dilo.—Yo…—Vamos nena, pídeme lo que quieras—susurro en su oído. —Hazme tuya, lo necesito, te necesito. —Eso va a tener que esperar, pero calmaré tu deseo. Beso sus labios con verdadero deleite y me lleno de placer con sus gemid
Letty se sostiene fuerte de mis hombros mientras nos besamos con desenfreno, ahogo sus gemidos en el interior de mi boca mientras le proporciono inmenso placer en su botón hinchado y palpitante. —Vente para mí pequeña—susurro contra sus deliciosos labios mientras gime para mí sin cohibirse—. Hazlo—ordeno y abre más sus piernas dejando entrar con más facilidad dos de mis dedos en su interior.—¡Edward!—exclama. Con mi mano libre masajeo sus pechos y cuando sus paredes se contraen, muevo mis dedos con mayor intensidad sin llegar a lastimarla. Cuando el éxtasis la alcanza abandono su seno para posar mi mano en su espalda baja. Ella convulsiona encima de mí y coloca su rostro en mi húmedo pecho por unos minutos, trata de normalizar su respiración y entonces me dice:—Me duelen las piernas y tengo mucho sueño—sonrío, tomo su rostro en mis manos y nos observamos con complicidad.—Es normal que te sientas cansada amor. Te ayudaré para que descanses.—Por favor—dejo un beso en su frente.
—¿Cómo te sientes cariño?—me pregunta mientras acaricia el contorno de mi rostro.—Muy bien. Siento un poco de incomodidad, pero estoy feliz—Edward deja un casto beso en mi frente mientras desayunamos. —¿Estás segura de que no te he hecho daño? —Muy segura amor. Estoy bien, no te preocupes—acaricio su mejilla y veo cómo sus facciones se relajan.—Es que no te he dado descanso cielo, por eso me preocupo. Pienso que fui muy duro al poseerte por segunda vez en la ducha, no estás acostumbrada y…—Y nada amor. Me siento completa ahora porque tú eres mi otra mitad y me encanta hacer el amor contigo—le digo viéndolo fijamente a los ojos y él sonríe—. Eres cuidadoso, me transmites tu deseo, tu amor a cada instante. ¿Qué más puedo pedir? Soy demasiado afortunada.—El afortunado soy yo, mi cielo. Eres la mujer de mi vida—deja un casto beso en mis labios—. Me encanta cuando me llamas amor o con algún diminutivo cariñoso.Le devuelvo el beso en los labios, en la nariz, en cada una de sus mejil