—¿Estamos bien?—ella asiente—, entonces vayamos a comer algo, muero de hambre y supongo que tú también.—No tengo hambre, solo cansancio y sueño. —¿Desde cuándo te sientes así?—me preocupo.—Desde hace unos meses, pero hoy es cuando más he sentido los síntomas.Ella continúa abrazándome con los ojos cerrados. —¿Tienes algún otro síntoma?—El cabello se me cae a montones, por eso siempre lo llevo recogido. Supongo que es por el estrés.—Mmm, tienes que hacerte los exámenes de sangre pequeña.—Lo sé, me los haré el lunes a primera hora. —Me parece bien. Quiero que te quedes conmigo el fin de semana, ¿crees que pueda ser posible?—¿Desde hoy?—pregunta con sorpresa.—Si es posible y quieres, no estás obligada. —Si quiero, solo… solo no intentes nada. Hago que me mire y noto como esas horribles ojeras adornan sus hermosos ojos. —La última vez no intenté nada, no busqué obtener algo más de ti. Lo que hice fue porque me gustas, porque me atraes y porque estoy loco por ti cariño. Es t
Que me dijera que quería ser mía tan segura me hizo lanzarme al precipicio sin paracaídas.Quiero poder besarla sin tener noción del tiempo, quiero poder tocarla sin restricción y quiero hacerla mía sin contemplación. Quiero que ella experimente el auténtico placer de morir y revivir una y otra vez, pero en mis brazos. El sabor de su boca es delicioso, sus besos me llevan al mismo cielo y por primera vez en mi vida puedo sentir espasmos en todo mi cuerpo tan solo con besarla, siento como el corazón se me saldrá del pecho ante las miles de emociones que estoy experimentando en este momento. Es ella la mujer que quiero a mi lado, la mujer que me hace suspirar y de la que estoy completamente enamorado. Profundizo el beso e introduzco mi lengua dentro del interior de su boca, haciendo que se le escape un pequeño jadeo que es música para mis oídos. Mis manos por más que quiera no puedo dejarlas tranquilas, las paseo por todo su cuerpo con delicadeza sin llegar a tocar sus pechos y su zon
No sé en qué momento nos quedamos dormidos luego de la confesión de Letty, me siento herido por ella, su verdad me desgasta porque me duele el corazón. Ella es una chica tan joven, tan hermosa, tan llena de vida que, en mi cabeza no entra que haya pasado por una violación.Con razón su timidez, su desconfianza, las ganas de irse y alejarse de mí por pensar que yo la rechazaría o que le haría lo mismo que ese maldito hombre. Tan solo espero que anoche ella pasara la página para permitirse ser feliz conmigo, porque estoy deseoso de poder ayudarla y con amor curar sus heridas, sus cicatrices; porque sé que ella está falta de afecto y de amor. Ella está plácidamente dormida entre mis brazos, con su rostro descansando en mi pecho, tiene una pierna enredada con la mía y jamás me había sentido tan bien. Ella me complementa y estoy seguro de que es la mujer que quiero que se quede en mi vida. Con sumo cuidado la acomodo en la cama para que continúe descansando mientras me levanto, voy al ba
Letty con cada unos de sus gemidos me vuelve loco, con la manera en que me toca siento que no podré aguantar mucho y terminaré corriéndome aún con bóxer. Su sexo está empapado y muero por probar sus fluidos directamente de la fuente. La manera en que frotamos nuestros sexos de manera lenta, pero deliciosa me hace gemir a la par de ella. Creo que nunca antes llegué a experimentar tal grado de excitación, siento como me humedezco junto a ella y como el corazón late desbocado por ella. Muerdo su labio inferior y suelta un pequeño gemido cuando aprieto su seno izquierdo sin llegar a lastimarla, hago presión en su sexo con mi gran erección y es magnífica nuestra química, la manera en que nos acoplamos, todo encaja perfecto.—Edward...por… favor, por favor… —Dilo.—Yo…—Vamos nena, pídeme lo que quieras—susurro en su oído. —Hazme tuya, lo necesito, te necesito. —Eso va a tener que esperar, pero calmaré tu deseo. Beso sus labios con verdadero deleite y me lleno de placer con sus gemid
Letty se sostiene fuerte de mis hombros mientras nos besamos con desenfreno, ahogo sus gemidos en el interior de mi boca mientras le proporciono inmenso placer en su botón hinchado y palpitante. —Vente para mí pequeña—susurro contra sus deliciosos labios mientras gime para mí sin cohibirse—. Hazlo—ordeno y abre más sus piernas dejando entrar con más facilidad dos de mis dedos en su interior.—¡Edward!—exclama. Con mi mano libre masajeo sus pechos y cuando sus paredes se contraen, muevo mis dedos con mayor intensidad sin llegar a lastimarla. Cuando el éxtasis la alcanza abandono su seno para posar mi mano en su espalda baja. Ella convulsiona encima de mí y coloca su rostro en mi húmedo pecho por unos minutos, trata de normalizar su respiración y entonces me dice:—Me duelen las piernas y tengo mucho sueño—sonrío, tomo su rostro en mis manos y nos observamos con complicidad.—Es normal que te sientas cansada amor. Te ayudaré para que descanses.—Por favor—dejo un beso en su frente.
—¿Cómo te sientes cariño?—me pregunta mientras acaricia el contorno de mi rostro.—Muy bien. Siento un poco de incomodidad, pero estoy feliz—Edward deja un casto beso en mi frente mientras desayunamos. —¿Estás segura de que no te he hecho daño? —Muy segura amor. Estoy bien, no te preocupes—acaricio su mejilla y veo cómo sus facciones se relajan.—Es que no te he dado descanso cielo, por eso me preocupo. Pienso que fui muy duro al poseerte por segunda vez en la ducha, no estás acostumbrada y…—Y nada amor. Me siento completa ahora porque tú eres mi otra mitad y me encanta hacer el amor contigo—le digo viéndolo fijamente a los ojos y él sonríe—. Eres cuidadoso, me transmites tu deseo, tu amor a cada instante. ¿Qué más puedo pedir? Soy demasiado afortunada.—El afortunado soy yo, mi cielo. Eres la mujer de mi vida—deja un casto beso en mis labios—. Me encanta cuando me llamas amor o con algún diminutivo cariñoso.Le devuelvo el beso en los labios, en la nariz, en cada una de sus mejil
Cuando llegamos al centro comercial la hice entrar en la tienda favorita de mi hermana Laura, muchas mujeres matarían por estar aquí dentro y dejar vacío el lugar, aprovecharse en estos momentos de mí y sacarme el mayor provecho posible. Precisamente eso no pasaba con Letty, no se inmutaba y mucho menos se sorprendía. Sentía como si ella no quería estar aquí.—Cariño, ¿qué ocurre? ¿No te gusta nada?Ella observaba todo con curiosidad, y podía ver claramente como sus ojos se querían salir de su órbita ante el asombro de ver los precios.—Si te digo que no me gusta nada sería mentir—se quedó en silencio unos segundos y dijo—: Creo que estamos en la tienda equivocada. Una camisa que lleguemos a comprar aquí con eso le damos de comer a un orfanato entero. ¿Podemos comprar en otra tienda?—Puedes comprar dónde te sientas a gusto amor, pero te recuerdo que lo mío también es tuyo y puedes adquirir lo que quieras. No te cohibas.—Pienso que es demasiado innecesario gastar esta cantidad de d
—¡Qué bueno que llegaste!—expresa Edward muy animado y dice—: Pasa por favor, estás en tu casa. —Gracias, Edward—contestó ella.Cada palabra que sale de su boca la dice de manera pausada, con coquetería y siento que la odio el doble. Ella tomó asiento y Edward le trajo una taza de café, respiré profundo porque sé que mi amor es todo un caballero, pero mis celos no me ayudan en nada.—Jessica, ella es mi hermana Laura—Edward señala a su hermana y ellas estrechan las manos sonrientes, Edward toma asiento a mi lado y dice—: Y esta hermosa chica es Letty, mi novia.Fue decir eso y la sonrisa de Jessica desapareció. Celebré en mis adentros que mi amor no me negara o dijera que solo soy una amiga. Estrechamos las manos y me di cuenta de que ella no apretó la mía, cuando retiró su mano la limpió disimuladamente del borde de su vestido con evidente asco.Entonces probó el café que hizo mi amor sin despegar sus ojos de él y dijo:—Tu café es delicioso, eres exquisito. «¡Eres exquisito!»—gri