—¡Me encanta como quedaste!—exclamó y me reí. —Creo que exageras.—No, no lo hago. Ya verás.Entonces Brenda me tomó de la mano y me hizo caminar hasta quedar de pie frente al espejo. De verdad no lo podía creer. El vestido que Brenda me prestó me quedaba muy lindo, es azul cielo con estampado de diminutas flores de colores, ceñido al cuerpo, con mangas flutuantes y escote discreto, me llegaba por encima de las rodillas y podía estar cómoda con él. Preferí utilizar unas sandalias blancas con poco tacón para la ocasión, quería estar lo más cómoda posible.—¿Esa soy yo?Me observé tan diferente que mi cara era de asombro total. El maquillaje que Brenda me hizo quedó espectacular, el cabello suelto y en ondas me fascina. Nunca me había arreglado tanto, tan solo espero que a Edward también le guste como me veo.—Por supuesto que eres tú, estás hermosa. Mejor dicho, eres hermosa. —Sí, casi no me reconozco—dije a modo de broma para aligerar mis nervios.Me siento muy nerviosa porque esta
Que Edward me dijera eso tan tranquilo me dejó petrificada. ¿Qué debo responder? Si le digo que sí, pensará que soy una chica fácil, pero si le digo que no pensará que no estoy interesada en él y no sé qué hacer.Entonces me quitó de las manos la pequeña cuchara con la que estaba degustando mi postre, cortó un trozo y me lo ofreció, presa de su mirada y de todo lo que me hace sentir abrí la boca y él introdujo el postre en el interior de mi boca. De pronto se acercó más a mí y yo retrocedí un poco en mi asiento, de verdad que no sé qué hacer y estoy aterrada en estos momentos porque siento que él despierta en mi cuerpo sensaciones que jamás había sentido. He odiado a los hombres por mucho tiempo y por más que quiera temerle a Edward simplemente no puedo. Finalmente Edward colocó sus manos en ambos lados de la silla y la arrastró hacia él cortando así la poca distancia que nos separaba, nos miramos y no puedo tragar con rapidez el postre que tengo en la boca, siento la garganta sec
Moría por besarla y que ella me dijera que no sabía cómo hacerlo, fue el detonante de todo mi autocontrol. Sin perder el tiempo la aseguré entre mis brazos y la besé, lento y pausado, quería darme el tiempo de degustarla a mi antojo, de besar sus suaves labios, de saborear su exquisita boca con sabor a chocolate y saberla mía por completo.Ella me seguía el paso un poco torpe, me transmitía su miedo, como también me hacía saber con su agarre firme en mi camisa que no quería alejarse de mí. Cuando se acopló a mis besos y en cuanto me siguió el paso, profundicé más el beso tomándola por sorpresa cuando introduje mi lengua en el interior de su boca y ella se sorprendió ante la invasión de lo desconocido.La sentí temblar entre mis brazos, rompimos el beso por falta de aire y junté nuestras frentes. Entonces mirándola a los ojos le dije:—Eres preciosa y no sabes cómo me encantas—se sonrojó hasta más no poder y yo aún no tenía suficiente de eso—, quiero mostrarte algo y está en otro luga
Besarla me sabía a gloria y despegarme de su boca era una tortura para mí, sus manos al principio estaban quietas, pero luego se movían alrededor de mí cuello, de mis brazos, de mi pecho. Su simple toque enviaba descargas eléctricas por todo mi cuerpo y quería tenerla desnuda en mi cama y yo entre sus piernas. Entonces tuve que parar esto porque como siguiéramos así, no iba a poder detenerme haciendo uso de todo mi autocontrol.Rompí el beso antes de que mi deseo se hiciera más grande y notable. Ella me miró confundida y podía notar sus pupilas levemente dilatadas, sus labios hinchados, su respiración agitada y se veía ante mis ojos hermosa de esa manera. —¿Pasa algo? ¿Hice algo que no te gustara?—me preguntó.—No es eso pequeña—la tomé del rostro y juntando nuestras frentes le dije—: No quiero hacer algo que te incomode y terminar faltando a mi palabra. —Dijiste que no harías nada sin mi permiso.—Y es lo que pretendo hacer, pero soy hombre Letty y también siento, por eso preferí
—Preciosa, ¿qué ocurre? ¿Por qué lloras?—me preguntó con cariño.Sé que Edward está preocupado por mi, pero yo estoy aterrada. No quiero arruinar esto con él cuando apenas está empezando, Edward me gusta demasiado, más de lo que llegué a imaginar. Jamás pensé que llegaría a gustarme tanto un hombre después de lo que sufrí.El miedo de perderlo está cada vez más latente en mi pecho y tengo mucho miedo de que se entere.No sé cuál será su reacción, pensé que estando a su lado estaría bien, pero la verdad es que en ese sueño volví a revivir todo una vez más. Me tranquilice cuando Edward envolvió mi cuerpo con sus brazos, cuando se acostó nuevamente en la cama conmigo sin soltarme y dándome toda la seguridad que necesitaba. Quería disfrutar de la calidez que desprende su cuerpo, de la tranquilidad de su respiración, de todo lo que él me brinda entre sus brazos.Aún entre sollozos contesté:—Tengo miedo de que cuando sepas mi verdad te alejes de mi—solté sin pensar y sentí como cada músc
El día transcurrió demasiado pesado para mí, Letty no me miró directo a los ojos y estaba incómodo trabajando con ella así. Cuando terminó nuestro turno ella salió del consultorio como alma que lleva el diablo y no la vi más.Quería poder entenderla, ¿tan malo fue lo que le hice?Solo me deleité con el olor que desprende su cabello y toda ella, jamás moví mis manos de su cintura y solo dejé un beso en su cuello. Solo quería ver su reacción y fue lo que me dió la pista para que las opciones que tengo rondando en mi cabeza solo se redujeran a una.Me decido y salgo del consultorio rápidamente para buscarla, pero me detengo cuando me encuentro de frente con Brenda, la amiga de Letty y Carl.—Edward, ¿ya te vas?—me pregunta Carl.—¿Por qué la pregunta? ¿necesitas algo?—Quería que tomáramos una copa juntos, desde que llegaste no hemos compartido.—Lo siento Carl, pero será otro día.—Está bien hermano. ¿Puedes llevar a Brenda a su departamento?—Por supuesto—esta precisamente era la opo
—¿Estamos bien?—ella asiente—, entonces vayamos a comer algo, muero de hambre y supongo que tú también.—No tengo hambre, solo cansancio y sueño. —¿Desde cuándo te sientes así?—me preocupo.—Desde hace unos meses, pero hoy es cuando más he sentido los síntomas.Ella continúa abrazándome con los ojos cerrados. —¿Tienes algún otro síntoma?—El cabello se me cae a montones, por eso siempre lo llevo recogido. Supongo que es por el estrés.—Mmm, tienes que hacerte los exámenes de sangre pequeña.—Lo sé, me los haré el lunes a primera hora. —Me parece bien. Quiero que te quedes conmigo el fin de semana, ¿crees que pueda ser posible?—¿Desde hoy?—pregunta con sorpresa.—Si es posible y quieres, no estás obligada. —Si quiero, solo… solo no intentes nada. Hago que me mire y noto como esas horribles ojeras adornan sus hermosos ojos. —La última vez no intenté nada, no busqué obtener algo más de ti. Lo que hice fue porque me gustas, porque me atraes y porque estoy loco por ti cariño. Es t
Que me dijera que quería ser mía tan segura me hizo lanzarme al precipicio sin paracaídas.Quiero poder besarla sin tener noción del tiempo, quiero poder tocarla sin restricción y quiero hacerla mía sin contemplación. Quiero que ella experimente el auténtico placer de morir y revivir una y otra vez, pero en mis brazos. El sabor de su boca es delicioso, sus besos me llevan al mismo cielo y por primera vez en mi vida puedo sentir espasmos en todo mi cuerpo tan solo con besarla, siento como el corazón se me saldrá del pecho ante las miles de emociones que estoy experimentando en este momento. Es ella la mujer que quiero a mi lado, la mujer que me hace suspirar y de la que estoy completamente enamorado. Profundizo el beso e introduzco mi lengua dentro del interior de su boca, haciendo que se le escape un pequeño jadeo que es música para mis oídos. Mis manos por más que quiera no puedo dejarlas tranquilas, las paseo por todo su cuerpo con delicadeza sin llegar a tocar sus pechos y su zon