Caminé con el doctor Collins de regreso a la clínica en completo silencio, al llegar fui directo a mi casillero, saqué mi bolso y me encaminé al baño, arreglé un poco mi desastroso cabello y me miré en el espejo.
No sé porqué mi corazón late tan rápido, me siento nerviosa, mi sexto sentido me advierte que lo que tiene mi madre qué decirme no me va a gustar. Entonces sin perder más tiempo caminé en dirección a la salida de la clínica, no quise buscar al doctor Collins para que no piense que me quiero aprovechar de él.
Cuando llegué a la parada del bus estaba sola como siempre, pero no me dió tiempo de hacer nada cuando un espectacular auto frenó enfrente de mí. Juro que los intestinos me llegaron a la garganta, pensé lo peor, enseguida a mi mente vinieron imágenes que no quisiera recordar nunca más y comencé a temblar sin control.
La puerta del conductor se abrió y, el doctor Collins bajó de su auto para abrirme la puerta del copiloto con galantería.
—Te dije que te llevaría—me dice con su sonrisa espectacular—. Además no puedes seguir esperando aquí sola, está oscuro y desierto. Para una señorita resultaría peligroso.
—L-lo s-sé—las palabras casi no salían de mi boca. Estoy aterrada.
—¿Te pasa algo? Puedo ayudarte, confía en mí.
—Estoy bien, no es nada, no se preocupe.
Cuando voy a subir en su espectacular auto me detiene tomándome por él codo y, mirándome a los ojos me dice:
—No te conozco muy bien, pero estás actuando extraño. Estás temblando y no hace frío. Puedes confiar en mí Letty, no soy un enemigo al que tengas que tenerle miedo.
—Lo sé doctor Collins, créame que no es por usted; me disculpo si es lo que le he dado a entender.
—Tranquila.
Es todo lo que me dice, me suelta y subo en el interior de su auto, cierra la puerta de mi lado, rodea el auto y luego sube él. De pronto, en un movimiento rápido se gira hacia mí y me ayuda a colocarme el cinturón de seguridad, su hermoso rostro está muy cerca del mío y huele exquisitamente bien.
—Tranquila pequeña, puedes respirar.
Me dice y no sabía que estaba conteniendo el aire en mis pulmones, se ríe y es precisamente esa sonrisa la que me tranquiliza.
—Coloca tu dirección en mi G****e Maps, por favor. Así tendré tu ubicación exacta.
Así lo hago y coloca el auto en marcha, luego de unos cortos quince minutos llego a casa.
—Te he traído sana y salva. Ya puedo dormir tranquilo.
Me hace reír con lo que me dice.
—Muchas gracias por traerme, doctor Collins.
—Es un placer para mí, pero quiero pedirte una cosa…
—Usted dirá.
—Por favor, deja de tutearme. Para tí soy Edward o como quieras llamarme.
En mis labios aparece una tonta sonrisa tímida, jamás me había reído con un hombre e incluso ahora, me siento un poco más cómoda con él.
—Está bien, Edward—se ríe—, pero en la clínica sí lo trataré de usted.
—Me parece bien, el profesionalismo ante todo—sonríe—. Espera ahí un segundo.
Sale del auto, lo rodea y gustoso abre mi puerta, con seguridad extiende su mano y yo dudo en tomarla, pero finalmente lo hago. Edward es muy amable y sobre todo un caballero.
—Letty, ¿podrías darme tu número de teléfono?—se rasca la parte posterior de su cabeza.
—Yo…—estoy tan sorprendida que no sé que decir.
—Letty, créeme cuando te digo que solo tengo buenas intenciones.
Con esa respuesta ya me tiene, no sé porqué, pero creo en todo lo que sale de su boca. No debería creerle, los hombres son engañosos, crueles, despiadados y solo buscan hacer daño.
Pero ahí estaba yo, de pie como una tonta cayendo en su impecable sonrisa.
—Está bien—contesté.
Intercambiar con él mi número telefónico, era lo que más quería. Entonces tomó mi mano y dejó un beso en el dorso de ella, en ningún momento apartó sus enigmáticos ojos azules de los míos y, supe en ese preciso instante que Edward Collins sería mi perdición.
No sentí asco y mucho menos incomodidad cuando lo hizo. Me despedí de él para que no se le hiciera más tarde, y cuando iba a retirarme me cerró el paso posándose frente a mí y me dijo:
—No dudes en llamarme a cualquier hora si algo pasa—lo que me dice me hace levantar la cabeza sorprendida, —. Quiero que me tomes en cuenta como un amigo a partir de este momento.
—Está bien Edward. Todo está en orden, vete tranquilo.
—Solo si sonríes.
Le sonrío sin el más mínimo esfuerzo, porque despierta en mí sensaciones y emociones que jamás había sentido. Las mariposas revolotean en mi interior y puedo escuchar claramente los fuegos artificiales alrededor de mí.
—Que pases buenas noches pequeña—antes de irse deja un beso en mi mejilla y me quedo congelada observando cómo se marcha.
Cuando vuelvo en mí, camino en dirección a la puerta de mi casa, saco las llaves del bolso y abro la puerta. Al estar adentro aviso que ya llegué, subo como de costumbre a mi habitación, me doy un baño y me visto con un short de jeans, una camisa ligera de mangas cortas, coloco mis pantuflas de estar en casa y bajo a la cocina.
Observo a mi madre moverse con maestría en la cocina y está muy contenta. Al darse cuenta de que la miro me pide sentarme, lo hago y sirve la cena para ambas. Ella toma asiento y no puedo pasar un bocado más, necesito saber o la ansiedad y los nervios van a acabar conmigo.
—¿Qué es eso tan importante que tienes que decirme?—finalmente pregunto y me preparo mentalmente, pues, algo me advierte que no me va a gustar lo que me tiene que decir.
—Hija, sabes que tengo muchos años trabajando y ya estoy muy cansada. Entonces ha llegado a mi vida un hombre maravilloso que quiere ayudarme y me propuso irnos a vivir con él.
—¿Quién es ese hombre?—las alarmas se activan en mi interior.
—Alessandro Brown, tu padre—dice mirando el plato.
No doy crédito a lo que escucho.
—Debe ser una jodida broma y una de muy mal gusto. ¿Acaso tú me quieres?—se queda callada y no levanta la cabeza—. ¿Cómo puedes pensar en volver con ese ser asqueroso y despreciable? Y encima dices que es un hombre maravilloso que ha llegado a tu vida. ¡Ay por dios! No me digas que jamás dejaste de verlo.
—Hija necesitamos dinero, observa bien el entorno en el que vivimos.
Estaba que me arrancaba la cabeza para no escucharla.
—Pues, yo soy feliz así como vivimos porque tengo algo de paz. Hasta esta m*****a casa me trae malos recuerdos, me cambié de habitación y eso no hace que olvide, jamás olvidaré y con todo eso tú quieres vivir con ese hombre nuevamente—continuaba sin mirarme y prefería que no lo hiciera—. Solo te diré una cosa, ya pasé por esto una vez y no volveré a pasar por lo mismo—empecé a temblar sin control—. Sabes lo que me ha hecho ese hombre y solo piensas en ti, en lo que necesitas. Ni siquiera te das cuenta del daño que me harás a mí. ¡¿Qué clase de madre eres?!
—Entonces si no te gusta vete y no regreses nunca más, porque no cambiaré de parecer. De ahora en adelante busca donde comer, porque no cocinaré para ti y mucho menos dejaré que tomes algo de la nevera, todo lo que está ahí lo he pagado yo. Busca un hombre y vete de esta m*****a casa como dices, vete y no regreses.
—Nada puede hacerme más daño del que ya me ha hecho ese maldito hombre que odio con toda mi alma. Desde ese entonces a ti también te desprecio por dudar de mí, aún así aquí estoy contigo apoyándote y encima quieres volver con él después de todo—sonrío con amargura—, por supuesto que me iré de este infierno cuánto antes.
No dije nada más, dejé la cena a medio tocar y subí a desahogarme en mi habitación. Enormes lágrimas salían de mis ojos y corrían por mis mejillas a raudales, me sentía sola, herida y sin nadie a mi lado que me abrazara y me dijera que no me preocupara, que todo iba a estar bien.
Necesitaba pensar muy bien lo que haría. Aunque tenía la decisión tomada de dejar todo atrás y empezar de cero sola, no contaba con el suficiente dinero para poder hacerlo.
Brenda es mi única salvación, pero, ¿cómo hablar con ella sin contarle mi desgracia? Es mi mejor amiga desde hace más de dos años, pero me avergüenza contarle mi verdad, temo su reacción, me da pánico que piense que yo lo provoqué. ¡Dios ilumíname!, porque me siento perdida.
Mi madre me ha dejado sin salida, ¿Cómo puede pensar solo en ella? La odio, aunque no quiera llenarme de rencor y ensuciar mi corazón es inevitable.
Cuando desperté al día siguiente me sentía en extremo cansada. Tenía meses sin tener esas terribles pesadillas, vuelvo a sentirme observada, insegura, aterrada.¡Hasta cuándo tengo que vivir así! Trato de calmarme y decirme que no pasa nada, pronto me iré de aquí. Camino en dirección al baño para hacer mis necesidades, tomar un baño y cepillar mis dientes. No reparo en mi aspecto hasta que estoy frente al espejo, noto que tengo unas tremendas ojeras, estoy más pálida que de costumbre y el estómago me ruge, tengo hambre. Con la bomba que me soltó la que se hace llamar mi madre hasta el apetito se me fue. Me visto rápidamente con el uniforme, recojo mi cabello en una cola alta, no lo dejo suelto porque el cabello se me está cayendo demasiado, si antes estaba preocupada por mi situación, ahora lo estoy el doble y me estreso por querer encontrar una solución rápida. Todavía faltan doce días para mí próximo pago, si Brenda no puede ayudarme tendré que tocar los ahorros que tengo para la
Mi amigo y colega Carl Johnson me pidió el favor de trabajar en su clínica unos meses. Acepté, porque tenía pensado abandonar Los Ángeles y viajar por un tiempo, ya había dejado todo listo y en orden en la clínica de la cual soy dueño, mi hermana mayor que es ginecóloga y obstetra quedará al frente mientras estoy ausente. Quería tomarme unas vacaciones, explorar en otro lugar y tener una nueva clínica, quería un cambio de entorno, de personas y aunque aquí tengo a mi familia, tengo que perseguir mis sueños, lo que quiero hacer y alcanzar.De pronto se escuchó en el interior del departamento el timbre, caminé en dirección a la puerta y abrí. Ya sabía que Stella vendría.—Hola—me saluda con una cándida sonrisa y un beso en la mejilla—,pero, ¡qué guapo estás! Me río por lo que me dice. —Gracias, aunque tú no te quedas atrás, estás muy hermosa.—Qué galante. Le hago seña para que entre y toma asiento en el mueble de la sala. —¿Quieres algo de tomar?—El exquisito café que preparas es
Cuando les di la noticia de que me iría un tiempo a Nueva York, sus caras palidecieron. Adriana se soltó a llorar al igual que mi madre, ellas son muy sentimentales y por todo lloran.—Hijo, si ya la decisión está tomada no nos queda más que apoyarte y desearte lo mejor.—Gracias papá —lo abrazo y camino en dirección a mi madre—, mamá no llores, podrás ir a visitarme las veces que quieras y yo vendré también, recuerda que no puedo dejarle la responsabilidad de la clínica a Vanessa en su estado. Solo serán unos meses, lo necesito. —Lo sé mi bebé, es solo que te amo tanto que no quiero que te vayas de mi lado. No me gusta tener a mis hijos lejos de mí, pero entiendo que tienen que luchar por sus sueños y si necesitas estar un tiempo alejado lo entiendo. Prométeme que te vas a cuidar y me vas a llamar.—Lo prometo, te amo madre.—Y yo a ti mi cielo. Cuando vuelvas espero que lo hagas con una bella chica, quiero nietos, aunque Vanessa ya te ganó la partida quiero verlos a todos con una
Al llegar a mi destino Carl me recibió y me dió alojamiento en su departamento unos días, mientras encontraba un buen lugar para mí, compré un espectacular departamento en Upper East Side de Manhattan, es una buena zona y de noche tiene una vista preciosa.Contraté a una persona capacitada que se encargará de remodelar el departamento, los colores no me gustan y quiero que lo deje impecable. Amo el blanco en todas sus tonalidades y ver el departamento así me dejó satisfecho, la diseñadora me sugirió colocar unas fotos familiares y unas plantas para que le den vida al lugar, dijo que se sentía tétrico, sin vida e impersonal. No me importa lo que los demás piensen, a mi me gusta la pulcritud, la sencillez y el minimalismo, me encanta el espacio que tengo y lo amplio que se ve el departamento.Teniendo el departamento en orden, decidí que era el momento de ir a la clínica para conocer al personal de trabajo y empezar de una vez con mi labor. También le conseguí un departamento a mi herm
Al día siguiente tras hacer mis necesidades, ducharme y cepillar mis dientes supe que en la mañana no tendría trabajo, no tenía ni siquiera un paciente como para tomarlo de excusa e ir a la clínica cuánto antes para ver a Letty, tendré que contener mis repentinas ganas de ir a verla.Entonces tomé mi teléfono y escribí un mensaje para ella de buenos días. Solo pasaron dos minutos cuando un mensaje de ella llegó en respuesta al mío y eso solo hizo que pasara una mañana estupenda, riendo como un puberto en cada espacio del departamento.Hice desayuno y al terminar busqué el ordenador, lo encendí y entré al correo. Tenía muchísimos mensajes sin contestar, así que me puse manos a la obra, así transcurrió toda mi mañana.Al mediodía cociné mi almuerzo escuchando esa música instrumental titulada "Autumn Leaves de Yenne Lee". La buena música siempre me ha encantado, sobre todo cuando está tan cargada de sentimiento y verdad. Incluso cuando solo es melodía, es perfecta. Las letras serían so
Dos días habían pasado desde que Edward me dejó esa noche en casa. Debo admitir que todo lo que me dijo me volvió loca, me encantó escuchar de su boca tales palabras.Siento miedo, inseguridad, terror de que se dé cuenta o descubra lo que tanto escondo. Que se decepcione, se aleje de mí y me vea como la peor plaga que pueda existir, por eso hice lo posible por tratar de que se dé cuenta y rectifique su error.Aunque me entristece, veo que funcionó, me trata de usted, solo se dirige a mí para lo puntual y no ha vuelto a decir que me lleva a casa. Me siento triste y la culpa es mía, él trató de ser amable conmigo siendo un caballero de verdad y yo solo lo traté a las patadas, soy una estúpida.Ahora me encuentro buscando mi bolso para irme a casa, pasado mañana recojo mis cosas y me voy de ese infierno. Mi madre cada vez se pone más pesada, está loca porque me vaya y ya no quiero estar un día más ahí, mucho menos encontrarme con el degenerado.Observé a Edward salir de la clínica en cam
Tener una oportunidad con ella era toda la ventaja que necesitaba para conquistarla.Sonreía como un idiota tan solo de pensar en ella, pero me inquietaba algo y quería descubrirlo cuánto antes, sus ojos me gritan, me imploran ayuda y no sé por qué, pero siento que Letty está sufriendo. Algo dentro de mí me dice que no me aparte, que no la deje sola porque me necesita y con ese abrazo que me dió me lo hizo saber. No sé cuáles sean sus problemas, pero me está preocupando su salud, el semblante y la palidez que tiene no es normal, además es sumamente delgada y eso me inquieta, no sé si se está alimentando bien. Tomo mi teléfono y escribí un mensaje para ella de buenas noches con una sonrisa de idiota en mi rostro.Edward—9:15pm.Hay algo en ti que me resulta adictivo, ¿sabes qué es?Lo envío y espero unos minutos, como no me llega respuesta de ella supongo que ya se debió quedar dormida. Entonces coloco el teléfono en la mesa de noche, me acuesto y de pronto mi celular vibra y lo tomo
Por alguna extraña razón no pude seguir durmiendo aunque quisiera, recibí mensajes de Brenda diciéndome que me esperaba pasado mañana en su departamento y sonreí, ella quiere remodelarlo para hacerlo más acojedor, dice que antes no se había animado, pero que siempre quiso hacerlo y ahora tenía un buen motivo. Lo que me decía me sacaba una inmensa sonrisa, cuando el reloj marcó las 8:00am, me levanté y caminé directo al baño, hice mis necesidades, cepillé mis dientes y me duché. Aproveché de lavar mi cabello para plancharlo, al terminar, me coloqué un vestido lila de tirantes delgados, con estampado de diminutas flores de colores que me llegaba hasta el inicio de mis rodillas, me puse mis converse blancas y busqué una chaqueta de jeans. Entonces a las 9:00am recibí un mensaje de Edward, diciéndome que le avisara cuando estuviera lista para venir por mí, le respondí enseguida con una enorme sonrisa y luego de hacerlo, mi madre tocó la puerta de mi habitación. Al abrir me sorprendí dem