CAPITULO 8

Los dos jóvenes estaban parados junto a la puerta, el joven Mago intentaba calmar los nervios de su Princesa, ella estaba fría y sus manos sudaban, pero ya no había marcha atrás, si había un momento para defender su amor era este, así que después de suspirar una vez más, ellos tocaron la puerta

__ Entren _ les dijo el Rey, con un tono tan fuerte que caló hasta los huesos de su hija, pero Hasim tomo la palabra e intento disculparse con el Rey

__ Su Majestad, sé que no tengo perdón, no debí… _ el joven Mago trataba de expiar sus culpas a través del perdón, pero fue interrumpido por su Princesa

__ No Hasim, tú no tienes la culpa, bastante me lo advertiste y yo no te quise escuchar, Padre,  Madre lo siento, pensé en decírselos muchas veces, pero estaba muy nerviosa y padre cuando al fin decidí hablar contigo, me acerqué a este lugar y sin querer te escuché, hablar pestes del Rey Leónidas, el padre de Sebastián y su Reino, en ese momento todo mi valor se esfumó y sentí miedo que quisieras alejarme de él. 

__ Hija pero ¿Por qué no te acercaste a mí? _ dijo la Reina, con un rastro de reproche en  sus palabras y la princesa solo agacho su cabeza, en señal de vergüenza

__ Lo siento Madre, Padre yo no conozco su historia, ni el origen de su odio, pero tanto el príncipe Sebastián como yo, somos inocentes de todo, nosotros no tenemos por qué cargar con los rencores del pasado, cualquier problema que haya ocurrido entre ustedes, debe morir con ustedes, no deben heredarnos ese odio y ese rencor a nosotros.

El Rey Damián se sintió molesto por las palabras de su hija, pero también se sintió avergonzado, pues ellos debieron prever que algo así podía suceder, pero de igual manera el trataría de persuadir a su hija, pues estaba más que seguro que el Rey Leónidas estaba utilizando a su hijo, para acercarse a su Reino y a su princesa con la intención de hacerles daño., así que después de suspirar, al fin le respondió:

__ Hija, entre el Rey Leónidas y nosotros pasaron cosas muy graves, pero no creas que este odio viene de generaciones atrás, solo nosotros y el Rey Leónidas somos partícipe en esto, no creo que sea necesario contarte esa terrible historia en este momento, pero quiero que entiendas que el Juramento de venganza y las amenazas realizadas por el Rey Leónidas contra nosotros, es lo que me mantiene alerta, durante todos estos años, él ha intentado acercarse a nosotros, con ofertas de negocios y alianzas, pero yo lo he rechazado, por eso me parece sospechoso que ahora su hijo te corteje, pero mi pequeña Princesa, si aun sabiendo todo esto tu decides seguir adelante con tus planes de compromiso, incluso en contra de nuestra voluntad, te apoyaremos, y trataremos de dejar el pasado atrás, pero pequeña necesito que estés segura de tu amor por su hijo, solamente así aceptaré este compromiso, que de igual manera, no deja de parecerme una locura.

__ Entiendo padre, y me avergüenza ponerlos en esta situación, pero en el corazón no se manda, y te puedo asegurar que yo amo al Príncipe Sebastián más que a mi propia vida y se que el me ama de igual manera.

El Rey Damián resopló y trato de calmar su tormenta interna, aunque el no pensaba darse por vencido, pero ya pensara en algo para salvar a su pequeña de las garras del maldito del rey Leónidas, pero por lo pronto el no romperá el corazón de su pequeña, así que la miro a los ojos y le dijo:

__ Está bien mi pequeña, te apoyare, pero primero debo oír lo que ese atrevido príncipe me tiene que decir, así que anda hija y busca al príncipe, mientras tanto, Hasim tenemos que hablar _ termino de decir el Rey fijando su vista en el joven Mago, que estaba realmente avergonzado.

Apenas la princesa salió y el Rey Damián escuchó la puerta cerrase, se levantó de la silla y se posó frente al joven Mago con sus dos manos apoyadas sobre el escritorio

__Me puedes explicar ¿qué fue todo esto Hasim?, ¿Esta es la manera en que proteges a mi hija?, ¿dejando que se arroje a los brazos del hijo de mi enemigo?

Hasim cerro sus ojos y una gota de sudor bajo por su frente, pues estaba realmente avergonzado, aunque no estaba arrepentido, el estaba para complacer a su princesa y para protegerla, pero hasta ahora el Príncipe Sebastián no ha mostrado ninguna señal de que sea un peligro para ella

__ Lo siento su majestad, sé que le he fallado, pero yo le advertí a la Princesa Alana que el Rey Leónidas, no era una persona grata en el Reino, pero no pensé que fuera un tema de odio, más bien pensé que era intolerancia a su arrogancia y a su fama de tirano, en cuanto al Príncipe Sebastián, yo no he detectado ningún rastro de maldad en él, mi instinto me dice que verdaderamente él esta enamorado de la Princesa

La Reina posó su mano sobre el hombro del Rey y lo apretó levemente, lo que le indicaba al Rey que ella estaba molesta, así que el Rey sabia lo que esa señal significaba, él debía dedicarle unos minutos a solas para escucharla o estaría en serios problemas con ella,

__ Esta bien Hasim, después continuaremos hablando, ahora por favor retírate y abre bien los ojos Hasim, yo conozco muy bien al maldito de Leónidas y se que algo se trae entre manos

__ esta bien señor, así lo haré _ dijo Hasim haciendo una reverencia y saliendo rápidamente

Después de quedarse solos, la Reina se sentó en el regazo de su esposo y le dio un casto beso en los labios, para después mirarlo directamente a los ojos,

__ Amor, no lo culpemos a ellos, cuando los únicos culpables somos nosotros, no debimos criar a Alana en un mundo de fantasía, debimos contarle todo desde el principio y que conociera la existencia de la maldad del mundo por boca de nosotros, o por lo menos debimos contarle todo a Hasim, y así él hubiese podido cuidar mejor su corazón.

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