«¿En dónde está Smith, cuando se lo necesita? Debería sacar de aquí a la señorita Katherine» dijo en su mente Fernando molesto. El instinto de protección, lo hizo acercarse más a la mesa, sobre todo cuando se dio cuenta de que Kate, iba a caer él corrió a ayudarla, la joven cayó en sus brazos.
—¡Eres mi héroe García! —pronunció esas palabras con verdadera admiración hacia su escolta, mientras él la sostenía en sus brazos.
Era evidente que estaba pasada en tragos. Fernando buscó a Smith, por todo lado; pero su compañero no aparecía.
—¿Está bien señorita? —preguntó el agente.
—Sí, se siente muy agradable estar en tus brazos García. —Suspiró Kate inh
«A love so beatiful by Michael Bolton» sonaba en el salón, mientras Ignacio se reflejaba en la mirada de Laura y bailaban con lentitud. Las manos del chico sostenían con firmeza la cintura de ella, y era inevitable para la muchacha no sentir el revoloteo de las mariposas en su estómago. Habían bailado casi toda la noche; y a pesar del cansancio que Laura sentía, la dicha que su corazón percibía aminoraba los calambres de sus piernas. — ¿Estás bien, cariño? —preguntó Ignacio al notar en el semblante de su chica el cansancio. Laura negó con la cabeza. —Me gustaría descansar un poco, y tomar aire —solicitó algo fatigada. Ignacio la cogió de la mano y salieron afuera del salón, entonces se recargaron en el balcón y una ráfaga de viento erizó la piel de la chica, tiritó de frío y
A una cuadra de Queens Blvd esa misma noche el agente García aparcó su auto frente a un conjunto de edificios. Inhaló profundo al instante que apagó el motor, se sentía bastante nervioso, desde que empezó a vivir solo, nunca había llevado a una mujer ahí, él era demasiado reservado en su vida privada. —Ya llegamos señorita —musitó, bajó del auto y le abrió la puerta a Kate, le extendió su mano para ayudarla a salir. Ella le brindó sus dedos temblorosos y cuando se puso de pie se miraron a los ojos, tampoco era fácil para aquella joven hablar con un desconocido sobre sus secretos; porque eso era Fernando para ella. La chica observó la fachada de aquellos edificios, nunca había estado en un condado como ese, miró las escaleras de emergencia de cada uno de los pisos, y luego sus piernas temblaron cuando subieron tres escalones para llegar a la entrada principal. —Siga —dijo él y el guardia abrió el portón
Laura empezó a bostezar y su novio le acarició el cabello.—Descansa, yo no me moveré de aquí —aseveró el jovencito besando la frente de su chica.La joven lo miró con ternura y su corazón se agitó.—¿Crees que tenga algo grave? —cuestionó y mordió sus labios.Ignacio percibió como un escalofrío le recorrió la columna, su cuerpo por completo se estremeció ante aquella pregunta.—No pienses en esas cosas —respondió aclarándose la garganta—. Lo que te puedo asegurar es que no importa el diagnóstico, yo no te voy a abandonar, siempre voy a estar a tu lado para cuidarte —confesó.El rostro de la chica se llenó de lágrimas al escucharlo,
Fernando arrugó el ceño, y la observó con seriedad. —No diga eso —expresó—, no es bueno guardar tanto resentimiento y dolor en el alma —recomendó. —¿Para qué? —inquirió Kate y se puso de pie. —¿Cambia en algo las cosas? —indagó observando a Fernando—, no de nada sirve andar quejándose por la vida, la soledad me ayudó para aprender a ser fuerte —expresó la chica. Fernando no intentó hacerla cambiar de opinión, no podía, cuando él también guardaba secretos. —¿Cómo murió su madre? Kate inclinó su cabeza, y luego tomó asiento en uno de los sillones. —Una noche mi papá llegó como un energúmeno, empezó a lanzar cosas, escuché gritos —relató mientras se aclaraba la garganta—, abrí despacio la puerta de mi habitación, y... observé como en el pasillo, golpeaba a mi madre sin piedad —declaró sollozando, se llevó las manos al pecho in
Fernando sintió estremecerse, inhaló profundo, tampoco le gustaba hablar sobre las cosas que le hacían daño; pero tenía que confesarse con Kate, tal como ella lo hizo. Se puso de pie tomó en sus manos el retrato de su familia. —Yo no confío en las mujeres —habló y su mirada oscureció—. Cuando yo tenía ocho años mi madre nos abandonó por irse con su amante. —El semblante de Fernando denotaba una profunda tristeza—. Nosotros teníamos un rancho en México; sin embargo, las cosas por allá estaban difíciles y mi padre decidió venderlo. Según él acá íbamos a tener mejores oportunidades; no obstante, no fue así. Cruzamos la frontera de ilegales, mi papá a veces tenía trabajo otras no, se ganaba la vida en lo que podía. —Encogió sus hombros y resopló afligido, recordar toda su infancia no era fácil. Escuchar a Kate le hizo darse cuenta de lo afortunado que era, quizás a él le hicieron falta muchas cosas materiales cuando era niño; sin embar
Al día siguiente, cuando los primeros rayos de sol alumbraban la gran ciudad, Ariadna llegó al hospital donde Laura pasó la noche debido a su desmayo.La señora Grimaldi caminó por los elegantes pasillos hasta llegar al consultorio de su mejor amiga y casi hermana Ana Cristina. Necesitaba saber los resultados de los exámenes que le realizaron a su niña, porque para ella todos los chiquillos y jóvenes del orfanato eran como sus hijos.La doctora estaba sin pacientes, entonces la asistente hizo pasar a la señora Grimaldi.—Hola Ana Cristina... Eres una amiga muy ingrata —regañó Ary acusándola con el dedo.—Buenos días.Ana se levantó de la silla, saludó a Ary con un fuerte abrazo.—Ariadna discúlpame por no ha
Días después Fernando en la cocina de la casa de Kate, conversaba con Smith, el jefe de seguridad de la familia; Y sin querer escuchó un comentario de una de las empleadas más antiguas.—Es una pena que el cumpleaños de la señorita Kate sea el fin de semana, justo cuando tengo libre —mencionó el ama de llaves—. Pobrecita otro año más que va a pasar solita.La mente de Fernando, viajó al momento en que ella le confesó a él, todo su sufrimiento.—¿García? ¿Me escuchas? —inquirió Smith, al darse cuenta de que el joven agente estaba en otro mundo en ese momento.—Perdón Smith, me distraje. Tengo todo claro no te preocupes —respondió y luego rascó su barbilla. —Necesito libre este fin de semana —solicitó Fernando.<
Los pequeños se llevaron a Katherine hasta el amplio patio de la parroquia; la invitaron a jugar con ella. Una vez que Fernando terminó de ayudar a meter las cajas fue a buscarla, se quedó mirando lo feliz que se veía, sonriendo como si fuera una niña pequeña jugueteando con los infantes a la ronda. Los chiquillos percibieron la presencia de Fernando, lo invitaron a jugar al lobo; los pequeños le pidieron que él hiciera el papel del animal. —Juguemos en el bosque, hasta que el lobo esté, si el lobo aparece enteros nos comerá —cantaban los niños con Kate, tomados de las manos—. ¿Qué está haciendo el lobo? —preguntaron a coro. —Estoy levantándome —indicó Fernando haciendo la voz más gruesa de lo que tenía, así seguían cantando hasta cuando el lobo les respondió: —Listo para comerlos. Los niños empezaron a gritar, correr, reír, junto con Kate. Entre tanto