Laura empezó a bostezar y su novio le acarició el cabello.
—Descansa, yo no me moveré de aquí —aseveró el jovencito besando la frente de su chica.
La joven lo miró con ternura y su corazón se agitó.
—¿Crees que tenga algo grave? —cuestionó y mordió sus labios.
Ignacio percibió como un escalofrío le recorrió la columna, su cuerpo por completo se estremeció ante aquella pregunta.
—No pienses en esas cosas —respondió aclarándose la garganta—. Lo que te puedo asegurar es que no importa el diagnóstico, yo no te voy a abandonar, siempre voy a estar a tu lado para cuidarte —confesó.
El rostro de la chica se llenó de lágrimas al escucharlo,
Fernando arrugó el ceño, y la observó con seriedad. —No diga eso —expresó—, no es bueno guardar tanto resentimiento y dolor en el alma —recomendó. —¿Para qué? —inquirió Kate y se puso de pie. —¿Cambia en algo las cosas? —indagó observando a Fernando—, no de nada sirve andar quejándose por la vida, la soledad me ayudó para aprender a ser fuerte —expresó la chica. Fernando no intentó hacerla cambiar de opinión, no podía, cuando él también guardaba secretos. —¿Cómo murió su madre? Kate inclinó su cabeza, y luego tomó asiento en uno de los sillones. —Una noche mi papá llegó como un energúmeno, empezó a lanzar cosas, escuché gritos —relató mientras se aclaraba la garganta—, abrí despacio la puerta de mi habitación, y... observé como en el pasillo, golpeaba a mi madre sin piedad —declaró sollozando, se llevó las manos al pecho in
Fernando sintió estremecerse, inhaló profundo, tampoco le gustaba hablar sobre las cosas que le hacían daño; pero tenía que confesarse con Kate, tal como ella lo hizo. Se puso de pie tomó en sus manos el retrato de su familia. —Yo no confío en las mujeres —habló y su mirada oscureció—. Cuando yo tenía ocho años mi madre nos abandonó por irse con su amante. —El semblante de Fernando denotaba una profunda tristeza—. Nosotros teníamos un rancho en México; sin embargo, las cosas por allá estaban difíciles y mi padre decidió venderlo. Según él acá íbamos a tener mejores oportunidades; no obstante, no fue así. Cruzamos la frontera de ilegales, mi papá a veces tenía trabajo otras no, se ganaba la vida en lo que podía. —Encogió sus hombros y resopló afligido, recordar toda su infancia no era fácil. Escuchar a Kate le hizo darse cuenta de lo afortunado que era, quizás a él le hicieron falta muchas cosas materiales cuando era niño; sin embar
Al día siguiente, cuando los primeros rayos de sol alumbraban la gran ciudad, Ariadna llegó al hospital donde Laura pasó la noche debido a su desmayo.La señora Grimaldi caminó por los elegantes pasillos hasta llegar al consultorio de su mejor amiga y casi hermana Ana Cristina. Necesitaba saber los resultados de los exámenes que le realizaron a su niña, porque para ella todos los chiquillos y jóvenes del orfanato eran como sus hijos.La doctora estaba sin pacientes, entonces la asistente hizo pasar a la señora Grimaldi.—Hola Ana Cristina... Eres una amiga muy ingrata —regañó Ary acusándola con el dedo.—Buenos días.Ana se levantó de la silla, saludó a Ary con un fuerte abrazo.—Ariadna discúlpame por no ha
Días después Fernando en la cocina de la casa de Kate, conversaba con Smith, el jefe de seguridad de la familia; Y sin querer escuchó un comentario de una de las empleadas más antiguas.—Es una pena que el cumpleaños de la señorita Kate sea el fin de semana, justo cuando tengo libre —mencionó el ama de llaves—. Pobrecita otro año más que va a pasar solita.La mente de Fernando, viajó al momento en que ella le confesó a él, todo su sufrimiento.—¿García? ¿Me escuchas? —inquirió Smith, al darse cuenta de que el joven agente estaba en otro mundo en ese momento.—Perdón Smith, me distraje. Tengo todo claro no te preocupes —respondió y luego rascó su barbilla. —Necesito libre este fin de semana —solicitó Fernando.<
Los pequeños se llevaron a Katherine hasta el amplio patio de la parroquia; la invitaron a jugar con ella. Una vez que Fernando terminó de ayudar a meter las cajas fue a buscarla, se quedó mirando lo feliz que se veía, sonriendo como si fuera una niña pequeña jugueteando con los infantes a la ronda. Los chiquillos percibieron la presencia de Fernando, lo invitaron a jugar al lobo; los pequeños le pidieron que él hiciera el papel del animal. —Juguemos en el bosque, hasta que el lobo esté, si el lobo aparece enteros nos comerá —cantaban los niños con Kate, tomados de las manos—. ¿Qué está haciendo el lobo? —preguntaron a coro. —Estoy levantándome —indicó Fernando haciendo la voz más gruesa de lo que tenía, así seguían cantando hasta cuando el lobo les respondió: —Listo para comerlos. Los niños empezaron a gritar, correr, reír, junto con Kate. Entre tanto
La lluvia azotaba los ventanales de la habitación de Katherine, parecía que el firmamento deseaba acompañarla en su dolor. La chica miraba como el agua bañaba los cristales, entonces su mente evocó el último cumpleaños que vivió junto a su madre.Se vio de niña corriendo con sus amigos, recibiendo abrazos, felicitaciones y sobre todo en aquella época tenía el cariño de su madre, doce primaveras habían pasado desde la muerte de ella.Kate cumplía aquel día veinte años, y lágrimas viajaban por sus mejillas. Agradeció tanto el hecho de que Damián estuviera fuera de la ciudad, entonces recordó la invitación del agente García, se secó el rostro, y se metió al cuarto de baño.****Mientras tanto despu&eac
Luego que la canción finalizó, Katherine sintió sus piernas temblar al ver la silueta de Fernando acercarse a ella.—¿Está contenta? ¿Le gusto la fiesta?Katherine no pronunció nada, tan solo se lanzó a los brazos del agente, lo abrazó emocionada.—Fernando García después de muchos años, este ha sido el mejor cumpleaños de toda mi vida, estoy en deuda contigo. No tengo como pagarte —expresó Katherine aun en los brazos de él.—Yo me conformo con que hoy sea feliz. Deseo que disfrute de su fiesta, no me gusta ver tristeza en su mirada.El corazón de ambos a ritmo lento se fue acelerando. Los dos se observaron a los ojos. La aflicción, y soledad de Kate se iban dispersando aquel día; sin embargo, la inseguridad de Fer
Esa misma noche Fernando, impulsivo como era él, redactó su renuncia; sin embargo, no iba a esperar al día siguiente para entregársela a Kate, tomó las llaves de su auto y salió rumbo a la mansión Blake, junto con el obsequio que ella dejó olvidado.Encendió su reproductor de música: «No volveré by José Luis Rodríguez» sonaba en ese momento. Entonces decidió hacer algo para despedirse de ella.*****La habitación de Kate de nuevo se inundó de tristeza, por más que trataba de entender a Fernando, no tenía explicación a su comportamiento, entonces recordó todo lo que había vivido aquel día al lado de él.Una de las empleadas golpeó la puerta de la habitación de la joven:—Señorita Katherine, l