═∘◦✧◦∘═Bastiaan estaba furioso, mientras Leander le había informado de lo ocurrido. —¿Cómo la policía puede ser tan inepta? —le había preguntado a su mejor amigo. —No lo sé, pero esto está cada vez más raro —había confusión en la voz de Leander.—¡¿Y es que hay más?! —inquirió Bastiaan con incredulidad. —¡No me lo vas a creer! —hasta él mismo estaba asombrado. —¡Maldita sea, Leo habla de una jodida vez! —el temperamento de Bastiaan estaba aflorando. —El hombre que le proporcionó la golpiza a Cara, es nada más y nada menos que Walter Johnson. —¡¿Quién?! —Bastiaan no lo podía creer— ¡No juegues con mi mente!—Para mí también fue una gran sorpresa enterarme de que el asesor de Ernesto Samper fuera un maltratador de mujeres.En ese instante, para Bastiaan todo tuvo sentido. Era obvio que Samper lo había ayudado, recordó su llamada informándole de que había tenido una emergencia familiar. Pero surgió una duda: ¿Era su cómplice? De ser así, ¿por qué lo protegía? —¿Samper y Johnson s
═∘◦✧◦∘═Bastiaan cuadró los hombros, por el momento se sentía victorioso. Había matado tres pájaros de un solo tiro, se deshizo de la imagen de conducta intachable, que Raissa tenía en frente de su madre, a Néstor le dejó claro que no tenía ninguna relación con su hija, esperaba que este le prestara un poco de atención, ya que por lo que le habían informado iba rumbo al libertinaje. Y por supuesto, a Minerva, una vez más, le hizo saber que no estaba dispuesto a que se entrometiera en su vida privada.—A veces tu comportamiento deja mucho que decir, Bash —su madre le reprochó en el instante en el cual el vehículo arrancó—. Actuaste como si Raissa fuera tu enemiga. ¿Cómo has podido hacer eso?—No es mi enemiga, pero es una loba disfrazada de cordero y esa hipocresía no me gusta. Te has dejado engañar por ella, no parecen cosas tuyas, mamá. —¡Por Dios, Bash! —Minerva exclamó indignada—. Raissa es muy buena chica, la conozco desde que estaba en el vientre de Alcina. —Pero no sabes nada d
═∘◦✧◦∘═Cara estaba mucho mejor, en su rostro sus golpes ya estaban de un color amarillo, lo que decía que ya estaba mejorando. Le habían quitado la venda del ojo, pero el médico le informó que iba a necesitar lentes, ya que la lesión fue grave. El dedo meñique de su mano derecha, había quedado con poca flexibilidad. Eso no le importaba mucho, tampoco la pequeña cicatriz que le había quedado por encima de la ceja, y otra debajo de su barbilla. Un recordatorio de que Walter había pasado por su vida. Ya no estaba esposada a la cama, pero igualmente tenía incertidumbre. Los familiares de Astrid, que la habían ayudado más de la cuenta, lograron que se quedara un par de días más en el hospital. Ellos decían que era para ganar tiempo. Uno de los oficiales que la resguardaban le comentó que la contrademanda que le hizo a Walter, estaba procediendo. También, estaba bajo averiguaciones. Ya que se habían descubierto cosas que no sabía, como por ejemplo que le debía una suma fuerte de dinero a
═∘◦✧◦∘═La chica iba de salida, cuando tropezó en la puerta con un hombre alto. Demasiado guapo para su propio bien. —Disculpe —dijo ella de manera tímida, y salió prácticamente que corriendo de la habitación. Era imponente, con cuerpo atlético. Piel bronceada, cabello oscuro, rostro varonil con una nariz perfilada. Su boca era grande, con labios gruesos. Era obvio por la perilla oscura bien arreglada que los cubría. Sus ojos eran de un verde hermoso, pero brillaban con un toque de peligro, recordando a la bruma del mar. Bordeado por gruesas y largas pestañas, cejas pobladas. Aunque estaba vestido con un jeans desgastado, una camiseta negra y una chaqueta de cuero, y botas al estilo Chukka. Era obvio que el dinero, para él recién llegado, no era un problema. Además del delicioso perfume costoso de hombre, lo delataba. Pues inundó toda la habitación, en sus manos llevaba un ramo de rosas blancas. —Lo siento, no quise interrumpir —aquella voz grave, pausada y con un acento, la hizo p
═∘◦✧◦∘═Cara observaba la ciudad mientras iba de camino a la estación de policía. No se merecía aquello, le reprochó a la vida. Todos sus sueños se habían esfumado, todas sus esperanzas se marchitaron. Sin embargo; se preguntó en ese instante qué debía hacer. Estaba entre la indecisión de quedarse callada o entregar las fotos que tenía de Walter con su amante o hacerle frente a la situación. «¿Por qué debo actuar como cobarde?», se cuestionó. Nunca lo fue, incluso cuando sus padres murieron. Jonas prácticamente era un bebé y ella estaba entrando a la adolescencia. Se fueron a vivir con su abuela; y aunque su familia era muy pequeña, se sentía bendecida. Walter, en un tiempo, fue para ella el príncipe azul con su armadura reluciente. Nunca la abandonó, nunca la dejó atrás. Hasta hacía unos meses, en los cuales él había cambiado completamente. Pensó que la falla era por parte de ella, que le estaba exigiendo demasiado. Tal vez su necesidad de formar una familia, un hogar. Lo había ago
═∘◦✧◦∘═—¿Qué quiere decir? —Neo formuló la pregunta con los ojos estrechados hacia el hombre—. Ingresa a un hospital una mujer que fue encontrada en la calle. Golpeada, que tuvo que ser operada de emergencia, estuvo en coma inducido, y que cuando despierta la intentan matar —apretó los dientes—. Y ningún oficial de policía se acercó al lugar para investigar el suceso. El uniformado abrió mucho los ojos, porque el abogado tenía un punto. —Entiendo, y tiene usted toda la razón —se encogió de hombros—, porque ese debió ser el procedimiento. Neo pudo notar el desconcierto en el hombre, se calmó un poco. Se notaba que no estaba de acuerdo con lo que estaba pasando con Cara, quizá sería de alguna ayuda. —Esa ineficiencia se tratará más adelante —habló de manera pausada, y comenzó a revisar en su maletín para sacar un documento—. Aquí tiene formalmente la denuncia de mi representada, en contra de Walter Johnson, contiene los informes médicos de manera detallada. Una mujer con la piel ch
═∘◦✧◦∘═—Espero que no me estés mintiendo —sacó su teléfono celular del bolsillo del pantalón, rebuscó en la galería y le mostró a Cara una foto—, porque si no tu hermanito, será quien pagará las consecuencias —le tocó la punta de la nariz con el dedo índice, y por último le guiñó el ojo—. Ahora estás advertida, mi querida Cara Wanke. Después de decir aquello, guardó el aparato de nuevo y salió de la sala sin mirarla.Cuando sintió el golpe de la puerta, Cara se permitió que las lágrimas rodaran por sus mejillas. Puso los codos en la orilla de la mesa, para cubrir su rostro, que todavía ardía por el maltrato, ya que le había golpeado sobre los otros golpes que estaban amarillentos.La puerta se abrió de golpe, y el oficial que fue por ella al hospital y la llevó a la estación apareció. —¿Qué ha sucedido? —le preguntó, acercándose de manera inmediata a ella— ¿Cómo vino a parar usted aquí?Cara lo miró un poco desorientada.—¿Cómo se le ocurre preguntarme eso? —no pudo controlarse— ¿Cr
═∘◦✧◦∘═El oficial se tardó alrededor de cuarenta y cinco minutos, la paciencia del abogado que lo acompañaba estaba llegando a su límite. Miraba de cada rato su costoso reloj en la muñeca, todo en ese hombre exudaba peligro. Para guinda de pastel, aquel perfume costoso de hombre la tenía borracha. No era justo para una simple mortal como ella, si ese iba a ser su otro ángel guardián. De manera inmediata a su mente llegó el rostro del primo de Astrid, y Leander se removió en su asiento. Esos tres hombres debería acercarse a una mujer con instrucciones de advertencia. —Ya está hecho, señorita Wanke —informó el hombre apartando los ojos del monitor de baja calidad y quitándose las gafas de leer—. Como lo expresó el demandante, los cargos fueron retirados. Cosa que me parece algo fuera de lugar, porque verdaderamente el señor Johnson debería pagar por lo que le hizo. ¿Cómo podía Cara explicarle que no podía hacer eso?—Eso quiere decir que ya puedo irme, ¿verdad? —dijo en voz baja. —E