═∘◦✧◦∘═En el minuto en el cual iban llegando a la sala de espera, Leander se acercó a su amigo, poniendo la mano sobre su hombro. —Estás preocupado por la chica, ¿cierto?—Sí, hay algo que no me está del todo claro. —Sabes que no debemos interferir, pero al parecer Astrid la quiere mucho —le hizo mirar a su prima—. Será difícil no hacerlo, conociendo como es cuando se propone alguna cosa. —Estoy de acuerdo contigo, antes de que ella lo haga por su cuenta —Bastiaan se pasó la mano por la cabeza—. Aunque Astrid diga que no, pienso que el novio es el responsable que esté en una de las camas de este hospital.—También opino lo mismo. —Lo importante es que despierte, sin escatimar los gastos médicos —cruzó la mirada con Leander—. Al final de cuentas, es su asistente. Al pasar el umbral de la puerta, se encontraron a Astrid hablando con el doctor. —Nosotros nos haremos cargo de todo —la escuchó Leander y le dio una palmada en la espalda a su amigo, diciendo con ese gesto que sabían qu
═∘◦✧◦∘═Astrid se encontraba agobiada, puesto que habían transcurrido cuatro días, y Cara todavía estaba bajo coma inducido. Aunque el doctor Méndez le había dicho que estaba respondiendo de manera favorable al tratamiento, y que solo era cuestión de paciencia. Algo de lo que ella carecía, la hacía sentirse impotente.La puerta se abrió en ese momento con mucho cuidado, Bastiaan entró y se acercó a ellas. Le dio un beso sobre la cabeza a su prima, y no entendió el porqué con el torso de los dedos acarició la mejilla fría de Cara. Más que un impulso, fue una necesidad tocarla. —¿Pudiste averiguar algo de ese infeliz? —la voz de Astrid era fría. —Hasta ahora nada —Bastiaan apretó los dientes.—¿No se supone que eres lo suficientemente rico como para tener a mucha gente tras la pista de ese mal nacido? —ella le reprochó. —Lo mismo me pregunto a menos que lo estén ocultando. Bastiaan dijo aquello más para sí mismo, que para su prima. —¿Por qué dices eso? —se giró para mirarlo estrech
═∘◦✧◦∘═Cara se sentía desorientada, no había abierto los ojos, y sabía que estaba un tanto mareada. El frío y el olor a alcohol, subieron por sus fosas nasales. Supo que no estaba sola, porque aunque no era muy cerca, podía escuchar unas voces a su alrededor. Se sintió frustrada, ya que por más que lo intentaba, una y otra vez su cuerpo estaba tan pesado que no podía moverse. —¡¿Cómo que el tiempo de visita ha terminado?! —exclamó una mujer con voz furiosa que le resultaba muy familiar.—Usted puede ver que está dormida, no va a darse cuenta de que está aquí —replicó su interlocutor. —Pero puede despertar, el doctor Méndez dijo que ella estaba recuperándose satisfactoriamente, y que en cualquier momento podía despertar —insistía la chica—. Quiero estar ahí cuando eso suceda, y usted no podrá impedirlo. —Señorita, recuerde que solo estoy cumpliendo con mi deber —el hombre estaba perdiendo la paciencia. —Su deber es con la ciudadanía, no debería de olvidar eso. —Es usted quien está
═∘◦✧◦∘═—¿Y usted quién se cree para no dejarme pasar? —cuestionó una voz masculina afuera de la habitación—. Tengo todo el derecho del mundo a ver cómo está. Cara se despertó de golpe, con el corazón agitado, porque esa voz la conocía muy bien. Tampoco entendía el porqué había una persona afuera controlando las entradas y salidas de las personas que iban a verla. —La señorita Wanke, tiene visitas restringidas.—Pues, me importa una mierda lo que usted diga, voy a pasar y punto. El recién llegado entró de igual forma a la habitación, se detuvo en seco al verla. —¡Oh, Dios! —exclamó dando un paso hacia ella—. Lo siento tanto, cariño. Soy un completo idiota —se inclinó un poco más para acariciar sus cabellos enredados— ¿Cómo pude hacerte esto? Cara apretó de manera inmediata el botón para llamar a la enfermera. Puesto que no se sentía segura, con Walter a su alrededor. No sabía lo que había pasado con e
═∘◦✧◦∘═El silencio reinó por varios segundos, lo que le pareció a Cara una eternidad, que junto a la incertidumbre de no saber nada hizo que su respiración fuera forzada.—Te hice una pregunta, Astrid —el tono en la voz de Cara, era ronco por el tiempo que había permanecido en el coma inducido, el dolor en la garganta había desaparecido un poco. —Cara… yo… El hombre que acompañaba a Astrid, se sintió fuera de lugar. Tenía los dientes apretados, mientras miraba de un lado a otro incómodo. —Es mejor que me retire y las deje hablar a solas —le dio un beso por encima de la cabeza a Astrid, y le hizo un gesto a Cara. En cuanto observó la puerta, cerrarse, presionó a su amiga. —Por favor, dime la verdad —suplicó.—Tienes una demanda por agresión…—¡¿Qué?! —chilló Cara completamente confundida—¿Demanda? No entiendo a qué te refieres. —Fue Walter —le informó Astrid.Cara cerró los ojos, no podía ser cierto. Esperaba que fuera una pesadilla, Walter no podía actuar de manera tan baja. Lo
═∘◦✧◦∘═—Toma —le entregó a Cara su teléfono celular y lo puso debajo de sus sábanas—, espero que no te lo pillen. Cara solo asintió, al momento en que Astrid la abrazó para despedirse, una lágrima rodó por su rostro magullado todavía. —Gracias, Astrid. No sé qué sería de mí sin ti. —No te preocupes, cariño. Una vez más, el oficial entró a la habitación, y ella le hizo gestos a Cara de que ocultara bien su teléfono celular. —¡Está bien, oficial! —alzó las manos en exasperación— Ya vamos de salida. —Buenas noches, Cara —le dijo Leander, y ella contestó con asentimiento de cabeza. Cuando la puerta se cerró sintió que la soledad llegó de golpe y se había instalado en el lugar como si le perteneciera. Miró hacia el blanco techo, y cerró los ojos. Se preguntó en qué momento había permitido que su vida girara en torno de Walter. Al punto de dejar a un lado a su hermano menor. Estaba preocupada por él, iban vario
═∘◦✧◦∘═Cara apenas había reaccionado a las palabras de Leander, no podía creerlo. Era cierto que lo que había descubierto de Walter era muy comprometedor, pero cuando la visitó apenas hacía unas pocas horas sintió que en el hombre, todavía quedaba un poco de amor hacia ella.«¿Toda aquella disculpa era solo para que le entregara la foto?», se cuestionó.—¿Estás bien, cariño? —Astrid interrumpió sus pensamientos poniendo una mano sobre la de ella.—Sí, lo estoy —miró a Leander—. No tengo ningún enemigo —dio una respiración profunda—. Al menos hasta ahora, no lo tenía. Tampoco se el porqué, soy una mujer común y corriente. «¡Pagarás las consecuencias!».Aquellas palabras, por parte de Walter, estaban en su cabeza y desgarraba su corazón una y otra vez. —Tendremos que averiguarlo entonces —habló Astrid.—¿Estás segura de que no sabes por qué esta noche intentaron matarte? —presionó de nuevo Leander. «Has m
═∘◦✧◦∘═Bastiaan estaba furioso, mientras Leander le había informado de lo ocurrido. —¿Cómo la policía puede ser tan inepta? —le había preguntado a su mejor amigo. —No lo sé, pero esto está cada vez más raro —había confusión en la voz de Leander.—¡¿Y es que hay más?! —inquirió Bastiaan con incredulidad. —¡No me lo vas a creer! —hasta él mismo estaba asombrado. —¡Maldita sea, Leo habla de una jodida vez! —el temperamento de Bastiaan estaba aflorando. —El hombre que le proporcionó la golpiza a Cara, es nada más y nada menos que Walter Johnson. —¡¿Quién?! —Bastiaan no lo podía creer— ¡No juegues con mi mente!—Para mí también fue una gran sorpresa enterarme de que el asesor de Ernesto Samper fuera un maltratador de mujeres.En ese instante, para Bastiaan todo tuvo sentido. Era obvio que Samper lo había ayudado, recordó su llamada informándole de que había tenido una emergencia familiar. Pero surgió una duda: ¿Era su cómplice? De ser así, ¿por qué lo protegía? —¿Samper y Johnson s