Octavia la mira con curiosidad, pudo notar desde que la vio por primera vez que esa mujer esconde algo. Su cabeza comienza a pensar en miles de posibilidades.
—¿Tengo derecho a hacer una pregunta luego? —levanta una ceja y hace sonreír a la castaña
—Depende. ¿Puedo evadirla si no quiero responderla? —Octavia se ríe cuando ella arruga la nariz.
—Puedes. —la castaña levanta las cejas, esperando la respuesta anterior—. ¿Sabes porqué estamos aquí?
—¿Tus amigos y tú? —Octavia asiente
—Nosotros nos sentimos atrapados todo el tiempo, en la ciudad. Mi padre tiene una empresa, él me dio un empleo allí y soy buena en ello, pero no siento que sea lo mío. he convertido en directora del lugar, imagina
Un día caluroso en Hawaii, el grupo de amigos decidió ir a los puestos pequeños que había en una calle famosa de la ciudad, dónde vendían artesanías y había pequeños puestos de comida y bebidas refrescantes.Ésta vez fue Octavia quien se adelantó y pidió dos jeeps alquilados en el complejo para que pudieran ir más cómodos y en el caso de que compraran varias cosas poderlas transportarlas con facilidad.Pasó una semana desde aquella noche en la piscina, después de eso Charlotte se había prometido relajarse un poco más y luego pensar en regresar a casa y solucionar el asunto.—¿Te gustan las frutillas? —pregunta Octavia con una sonrisa mientras caminan por allí—Si, las he probado ¿Hay frutillas aquí?&mdas
La luna brillaba en todo su esplendor en aquella noche de verano, dándole a Camila una hermosa vista desde su baño mientras desanudaba la bata de seda. Las burbujas estaban esperándola en aquella enorme tina mientras que la música sonaba por los altavoces.Ella, con una sonrisa en el rostro se sumergió en el agua tibia mientras tarareaba las estrofas de su banda favorita.El día había sido agotador, según ella, el centro comercial y la visita obligada a la empresa de su padre la había estresado a niveles inesperados.Camila con solo veinticuatro años se había recibido de diseñadora de modas y recientemente obtuvo un título en Máster marketing de moda, tiene su propio penthouse enPuerto Madero donde almacena tres de sus cinco autos de lujo.Era asquerosamente rica.S
Sarah la tomó de la mano para entrar en el hotel. La música invadió sus oídos y comenzaron a bailar mientras saludaban a muchos de sus amigos, incluso Justin Luke, la gran estrella de fútbol, se acercó a Camila para darle un abrazo.—Tenemos que ir al VIP, es en el segundo piso —dice Justin tomándola de la mano.Esto no era extraño para nadie, cuando tienes dinero y vas a lugares como este puedes hacerte amiga hasta del hijo del presidente.Camila fue saludada y elogiada por todos los que se cruzaban en su camino. Ella subió las escaleras mientras recibía un trago de Denise.Su mirada se perdió en el pasillo de abajo, dónde había un hombre muy parecido a su novio, pero creyó que estaba alucinando, había demasiadas personas y era imposible que él estuviera aquí.&nb
Alejandro le ordenó a su mano derecha que arreglara el asunto con los paparazzi y con Maxwell, que debió comprarle un auto nuevo.—Estoy cansado de que Camila actúe así ¿Cuándo fue que permití que sucedieran este tipo de cosas?—Creo que le diste demasiadas libertades, Alejandro —contestó Damián, su gran amigo.—¿Qué crees que deba hacer?—Sabes muy bien que Camila siempre ha sido consentida y ha tenido todo lo que quiso, aunque jamás se había comportado de esta manera. Últimamente sale en todas las tapas de revistas, estando ebria, con muchos famosos con mala reputación y es absolutamente irresponsable con todo lo que se le encargue. A este paso las cosas terminarán muy mal.—Creí que hacía bien las cosas con ella &mdas
Pov Camila—¡No sé de que te reís, idiota!—gruño y le tiro la miga de tostada que hay sobre la isla de la cocina. Nicolás está tentado como si le hubiesen contado el mejor chiste de su vida.—Es que de verdad te imagino en el medio de un campo y no logro entender cómo es que vas a sobrevivir ahí.—No voy a sobrevivir una mierda. Vas a ir a buscarme, inútil.—Guarda, porque si me tratas mal te dejo entre las vacas —él sonríe—. ¿Estás segura de que él va a dejarte ahí?—Si, idiota. Dijo que no tenía otra opción, pero siempre hay otra opción.—Si es un asunto mediático, ¿No te conviene quedarte al menos por un tiempo?—No. Puedo
Alejandro se sienta en su cama luego de darse una ducha y comienza a revisar su celular, esperando el mensaje de su hija que nunca llega. Él está preocupado, ha estado pensando en esa situación desde el día que se enteró de todo el lío mediático.Trató de ser el mejor padre que pudo. Desde que no está Florencia, la madre de Camila, todo fue el doble para él. Tuvo que hacerse cargo de la empresa, de su hija adolescente y de todo el peso que ya traía encima. Nada de eso fue fácil, pero al menos Camila le dio una tregua de unos cuantos años, porque el lío de su desobediencia comenzó hace unos pocos meses atrás.Necesitaba a su esposa, la extrañaba y le hacía falta sus consejos para saber si todo esto estaba bien. Y aunque lo deseaba, ella ya no estaba y solo podía seguir amándola como hasta ahora, pero en c
—¿Tu no piensas decir nada? ¿Como puedes permitir algo así?—Amelia le dijo a Alex—¿Que cosas no tengo que permitir?—Arrugó sus cejas—. Deja de hacer ese tipo de comentarios, porque al fin y al cabo soy como ella.—¿Que diablos dices, Alex?—Que soy gay y siempre lo he sido—dijo mirándola a la cara—. Esa fue la razón principal de nuestro matrimonio y no queremos ocultar más lo que sentimos.—¡Alexander!—su padre habló por primera vez—¿Que tantas explicaciones tenemos que darles?—dijo Lena— ¡Hemos sido los mejores hijos que puedan pedir, no estamos en nada extraño, tenemos nuestras carreras y trabajos, siempre hicimos las cosas bien!—Tú er
Bella traga saliva y decide tomar las riendas de la situación, por más de que dentro de su cabeza tenga mil preguntas. El hombre tiene sus ojos fijos en ella, sin embargo, no hace ni una sola mueca hasta que está cerca del mostrador.—Buenos días, ¿Qué se le ofrece? —la sonrisa fingida de Bella no es captada por el hombre—¿Usted es la dueña del lugar? —pregunta con su rostro serio—Sí, señor.—¿Es la única dueña? —Bella frunce el ceño—Disculpe, ¿Por qué necesita esa información?—En realidad estoy buscando a una vieja amiga, y por lo que me informaron era la dueña de este lugar. Verá, no la encuentro hace mucho tiempo y por un momento pensé que podría tener información sobre ella, ¿La conoce?—No, no a conozco, lo siento. He comprado este lugar hace poco tiempo, pero no tengo información sobre ella.—¿Tampoco sabe dónde puedo encontrarla? —el hombre hace una mueca—. No se da una idea lo mucho que me ayudaría, es muy importante saber su paradero.—Siento mucho no poder ayudarlo, seño