JulsTomo eso como mi señal para irme y sin mirar atrás me encamino hacia las escaleras, de lejos alcanzo a escuchar la voz de mi hermano gritando un “No lo arruines” que decido ignorar, mientras que me dedico a seguir las indicaciones hasta que llego a la penúltima habitación del pasillo. No se escucha nada desde adentro del lugar y empiezo a dudar si la mocosa me dijo la verdad, sin embargo ya he llegado hasta aquí y no pienso irme sin averiguarlo, así que lo mínimo que puedo hacer es tocar. Levanto mis nudillos y toco tres veces la puerta pero nada se escucha, repito la acción y ahí si consigo oír como una puerta es cerrada desde dentro de la alcoba y luego llega a mis oídos la voz suave y apagada de la niña buena.—Margi, te prometo que en un momento voy a bajar— Su voz se oye nasal, como si hubiese estado llorando y me jode. Dios me jode mucho saber que algo la ha lastimado— Solo… solo dame unos minutos más. Por favor.Es una suerte que yo no sea Margot, porque no pienso darle
MalcomJuls sigue pegada a mi torso y puedo jurar que nunca me he sentido tan impotente en mi vida como ahora. No sé qué hacer o decir para que ella se sienta mejor. Dios, aún estoy tratando de asimilar que ha sido su madre quien le ha dejado el rostro marcado de tal manera y de solo recordarlo la ira y las ganas de buscarla se apoderan de mi. Lo único que he hecho en los últimos minutos ha sido sostenerla contra mi cuerpo mientras ella deja salir todo lo que tiene dentro. Puedo sentir como poco a poco la niña buena se va calmando hasta que su cuerpo deja de sacudirse y ahora simplemente somos dos personas que se abrazan. Mi mano lentamente empieza a moverse de arriba a abajo de su espalda y ella no muestra ninguna intención de alejarse, por el contrario se aferra un poco más a mi, lo que me lleva a querer ser un poco más osado. Así que afianzo mi agarre en su cintura y empiezo a moverme lentamente hacia atrás, dando pasos muy pequeños para evitar caernos, hasta que siento que toc
Mi voz es un gruñido bajo y no le doy tiempo para pensar cuando estrello mis labios sobre los suyos, esta vez en un beso real y apasionado. Mi boca se apodera de la suya y me sorprende la rapidez con que la niña buena abre sus labios para mí, respondiendo con la misma necesidad que estoy sintiendo yo. Ella lleva sus manos de mis brazos hasta mi cuello, para finalmente enredarlas en mi cabello.Cuando siento como tira de las hebras con fuerza, cualquier resquicio de cordura sale de mi mente y termino por darnos vuelta sobre la cama, dejándola a ella acostada sobre su espalda, con mi cuerpo cubriendo el suyo.Mis labios no se han separado ni un segundo de los suyos, mientras muerdo, chupo y beso cada parte de ellos. Y cuando Juls empieza a hacer pequeños sonidos de placer, Dios juro que la piel se me calienta como si estuviera puesto en candela y mi miembro salta dentro de mis pantalones mientras siento crecer una erección en ellos. Ella, sin darse cuenta, me abre espacio entre sus pi
JulsAcabo de tener un orgasmo. Dios amado, acabo de tener mi primer orgasmo con Malcom Fairchield y él ni siquiera me ha quitado la ropa, es que ni siquiera ha llevado sus manos… ahí. Y aún así consiguió hacerme enloquecer y disfrutar como nunca. Veo mi rostro sonrojado en el espejo frente a mi y llevo mis manos a mis mejillas para sentirlas calientes. Nunca antes me había pasado algo así. Con Sebastian, aunque él me hacía hacer algunas cosas y me hacía otras cuantas a mí, nunca fue así. Está vez no hubo sentimiento de incomodidad, ni presión. Fue como si lo único que importara fuera yo y eso me hizo sentir mejor de lo que quiero admitir.Después de arreglar mi cabello y poner un poco de compacto sobre el cardenal en mi mejilla, abro la gaveta del closet donde se que hay algunas prendas de ropa que he dejado aquí con el paso de los años y rezo por encontrar algún panty que me sirva para reemplazar el que llevo puesto y que ahora mismo es totalmente inservible. Para mi buena, o mal
JulsDespués de la cena todo transcurre con normalidad. Malcom y yo no volvemos a mantener una conversación demasiado larga, pero por alguna razón siempre termino cerca de él. No se si se trata de que yo lo busco o si es él quien se me acerca, pero el punto es que nunca estamos demasiado lejos. Justo como ahora que nos encontramos los siete: Margot y Jayden. Sheryl y George, Sam, Malcom y yo sentados en la garita donde hace un rato estuve con Margi. Yo me encuentro justo al lado del principito y ni siquiera sé en qué momento llegué hasta aquí.Él me ha descubierto mirándole en más de una ocasión y lo único que hace es darme esa sonrisa enloquecedora que me provoca golpearlo y besarlo en partes iguales. Es totalmente desesperante. A mi lado Sam no ha dejado de patearme cada vez que comparto una mirada con él y Dios ella no disimula en absoluto. Hoy parece ser el día “Avergüencen a Juls”.Mirando mi reloj me doy cuenta que son más de la una de la mañana y como no sé a qué hora vamos a
JulsSin mirar una sola vez hacia atrás camino a paso apresurado hacia que llego a la entrada de mi edificio donde el señor Juan sostiene la puerta para mi y solo ahí me permito dar una mirada por encima del hombro hacia el auto que continúa parqueado en la entrada.Las ventanas están tintadas de negro, pero aún así podría jurar que siento todo el peso e intensidad de su mirada puesta en mi, por lo que dejandome llevar por un arranque de locura llevo una de mis manos a mis labios y lanzo un beso en su dirección antes de girar sobre mis talones y prácticamente correr dentro del edificio.El edificio no tiene ascensor, por lo que termino corriendo tres pisos hacia arriba hasta llegar a mi portal. Tengo el corazón latiendo muy deprisa y no puedo evitar que un
MalcomEstoy bastante seguro que traer a la niña buena a dormir a mi penthouse no es una buena idea, por muchas, muchas razones. Pero, aunque mi lado racional trata de advertirme de la cagada que estoy haciendo, el resto de mi cuerpo simplemente decide ignorar todas las alertas. En especial, cuándo veo la sonrisa enorme que tiene Juls en el rostro en el momento en que ponemos un pie dentro de mi penthouse y no es para menos, porque, fuera de chiste, soy muy consciente de que mi apartamento es bastante impresionante. Ventajas de ser un ingeniero aeroespacial, duque y huérfano heredero de una compañía multimillonaria.—Dios amado… esto es… Es impresionante.Siento como una sonrisa satisfecha aparece en mi rostro mientras veo a la niña buena dar vueltas sobre su propio eje tratando de apreciar todo el apartamento, aunque sé que no va a conseguir hacerlo. Al menos no completo, con todos los detalles y lujos que me he encargado que tenga en los últimos años.—Me alegra que te guste, niña
MalcomElla me sorprende al quedarse firme en su lugar, con el rostro levantado hacia el mío y la mirada oscura y expectante fija en mi.—Bella… ¿Tu crees que soy bella?— me pregunta dudosa, como si no estuviera segura de si estoy hablando en serio o simplemente la estoy molestando, lo que me hace fruncir el ceño, porque creí que a estas alturas lo había dejado claro.—Yo creo que eres hermosa, niña buena.— Le digo viéndola de frente para que se de cuenta que no estoy bromeando— Creo que tienes todo para enloquecer a cualquier hombre, para enloquecerme a mi y eso te hace especialmente peligrosa.Veo como traga saliva y cuando habla su voz es más un susurro que cualquier otra cosa.—¿Peligrosa? No lo entiendo.No, por supuesto que no lo hace. Yo le doy una sonrisa y me inclino para dejar un pequeño beso en la punta de su nariz, que la hace darme una pequeña sonrisa de boca cerrada.—Vamos a mostrarte tu habitación, es hora de que descanses.Ella parece querer preguntarme algo más, pero