Abrí mis ojos y me encontré momentáneamente confundida.No por la habitación que no conocía ni el por qué no había luz en la habitación, sino porque unas manos deliciosamente firmes se encontraban masajeando mi estómago mientras alguien gruñía en mi oído.-Regresaste, compañera. - Dijo sin dejar de masajear.Yo parpadeé porque había algo que estaba untando en mi piel.Giré mi cabeza y lo vi con la mano en su poderosa herramienta. Luego vi mi estómago y al menos la mitad de la situación tenía sentido.-¿Esto es algún raro fetiche tuyo? - Pregunté mientras sus caricias comenzaban a ponerme la piel de gallina. -No lo sé, es la primera vez que lo hago. - Dijo entre gemidos. - A mi lobo le gusta especialmente que lleves nuestro aroma.-¿Y a tus bebés? - Dije divertida. - Dile a tu lobo que los bebés van dentro, no fuera.Él se encogió de hombros.Siguió con ese maravilloso ritmo lento hasta que le supliqué que me tomara nuevamente.Tenía muy poca experiencia con qué compararlo ya que solo
-¿Puedes alejar a tu personal de aquí? Interrumpen mi arte y no cantan mis canciones. - Dije distraídamente mientras sacaba una bandeja para mi último piso del pastel. Jeremiah había conseguido que el dueño del lugar nos prestara su cocina, pero durante la última hora habían estado llegando algunos chicos que miraban fijamente el horno. No importaba cuánto Jeremiah les gruñera, ellos no se iban, así que simplemente se resignó a ser mi ayudante y a sacar sus garras cuando su personal ponía un pie en la cocina. -Tu manada está molestando a mi pareja. - Dijo Jeremiah al chico vampiro que, ¡Sorpresa! no era un vampiro. Solo era una tierna y para nada peligrosa pantera negra. ¿Qué hacía yo con todo el conocimiento con el que me había bombardeado Jeremiah en la última hora? Nada. Como que dejé de prestar atención cuando comenzó a enumerar la lista de todas las manadas que habitaban en América. Batir siempre ha distraído mi mente, así que actualmente estaba felizmente ignorante de las tr
Los gritos asustados de mis amigos y una fuerte sacudida me hicieron abrir los ojos. -¿Qué? - Pregunté levantando mi cabeza de un muy buen pecho que olía divino. -Tu amiga casi hace que nos salgamos de la carretera. - Dijo Jeremiah con voz tranquila. -¿Yo? ¡¿Yo?! ¡Hay jodidos coyotes siguiéndonos! - Gritó Megan. -Los coyotes no son tan grandes, Megs. - Dijo Duncan con tono agudo. - Joder, mujer. Creo que me quedaré calvo a este paso. Yo miré a Jeremiah. -¿Ellos son tus lobos? -Nuestros. - Dijo asintiendo. - Nos escoltan. Duncan giró su cabeza desde su asiento de copiloto y estrechó los ojos. -No sé por qué no me sorprende. Un tipo amigo del hombre de los osos solo podría ser igual de excéntrico. ¿Estás segura de que quieres seguir involucrándote con éste, Stella? Jeremiah gruñó y yo le di algunas palmaditas en el pecho mientras terminaba un enorme bostezo. -Como dije, larga historia. Si Megan nos lleva vivos a su casa podría darles un resumen. -Eres tan graciosa. - Dijo ell
Los seguimos dentro mientras Jeremiah daba instrucciones rápidas de vigilar el perímetro. -Danos un par de minutos, debemos hacer las maletas.- Dijo Megs subiendo a toda prisa las escaleras. -¿Qué? Duncan resopló. -Si tú crees que dejaremos a Stella que vaya sola a tu manada estás muy equivocado. Llamaré a nuestro jefe y le diré que estamos fumigando el restaurante; encontraremos a la abuela y hablaremos de los detalles después. Él también subió las escaleras. Jeremiah me miró y yo le sonreí dulcemente. -Te emparejaste con alguien que viene en paquete. Puedes jugar con la esposa de Duncan mientras voy por algunos suministros. - Dije corriendo hacia las escaleras también. -¿Y esa quién es? - Preguntó confundido, pero yo solo me reí sin mirar atrás. Mis amigos me acompañarían a todo esto y eso me hacía muy feliz. Y esta felicidad solo estaría completa cuando la abuela estuviera aquí. Mientras hacía una pequeña maleta pensé en mi abuela; estaba segura de que estaría bien, pero
Desperté a mis amigos para que bajaran del auto más dormidos que despiertos.-Whoa... linda casa la que tienes, chico lobo. - Dijo Duncan mirando la imponente mansión frente a nosotros.-Esa es la casa de nuestro cocinero. - Dijo Jeremiah divertido. - La Casa de la manada es por aqui.Jeremiah hizo un gesto para que lo siguieran y ellos se despertaron tan pronto como nuestras "escoltas" se transformaron en humanos frente a nuestros ojos para ayudar con el equipaje.-Les presentaré oficialmente a su Luna. - Dijo Jeremiah con orgullo mirándo de mí hacia los chicos.-Luna Stella. - DIjeron con profundas inclinaciones. - Es un honor y nuestro placer conocerla al fin.Si, yo podía acostumbrarme al respeto.Mis amigos y los lobos iban delante de nosotros mientras que Jeremiah y yo nos quedamos un poco rezagados. Disfrutaba enormemente y por alguna razón el calor de su mano sobre la mía.-¿No necesitan desnudarse para cambiar y que cuando se transformen no razguen sus ropas? - Pregunté en voz
-De verdad lo siento. - Dije ante la mirada acusadora de Megs.-¿Lo sientes? ¡¿Lo sientes?! ¡Solo dormí tres horas por el amor de Dios!-Pudiste haber esperado a que estuviéramos despiertos para, ya sabes, meterte en problemas, cariño. - Dijo Duncan estirándose.-Has estado lo suficiente conmigo como para saber que yo no me meto en problemas, los problemas se meten conmigo. - Dije con un suspiro cansado.Justo como decía Megs, habíamos dormido unas tres horas antes de que Jeremiah nos despertara para que pudiera presentarme a su manada y pudiéramos comer un poco.Y, en el enorme comedor comunitario del lugar, comenzaron a presentarse conmigo. No me molestaban todas las inclinaciones y alabanzas a mi belleza, pero las preguntas incómodas que vinieron después fueron difíciles de contestar.¿Cómo iba a saber que los lobos y lobas a nuestro paso me preguntarían sobre el Gran Evento para patear a la Zorra?Sus palabras, no las mías.De alguna forma se había esparcido el rumor de que la nue
-¿Por qué la pantera nos sigue? - Preguntó Megan después de diez minutos de caminata entre las mansiones del lugar.Todos los lobos se detenían y se inclinaban ante mí. Yo me di por vencida al tratar de decirles que no era necesario que lo hicieran todos los días, así que ahora solo saludaba con la mano muy a la Lady Di.-Ni idea. Toma mi nueva filosofía: ¿La mierda rara te sigue? Nada de eso importa. Lo importante es el tamaño del pastel que comeremos en cuanto regresemos a investigar la cocina.Ella arqueó una ceja.-¿Qué no era "Las propinas son igual de grandes que la sonrisa y el vistazo a tu escote que le das a los ancianos"?-¿Por qué crees que dije "nueva" filosofía?- Dije rodando los ojos. - Tú solo deja de preguntar los "por qués" y vive el momento.-¿Hakuna matata? - Preguntó Duncan divertido.-Sin preocuparse es como hay que vivir. - Dije uniendo mis manos al estilo oriental para una reverencia. - Senseis Timón y Pumba.A nuestra espalda, el enorme gato resopló.-No es un
-No creí que fueras a utilizar mi regalo tan pronto. - Dijo Duncan cuando me vió en el pasillo.Megs arqueó una ceja y luego regresó a su habitación de invitados.Yo saqué de mi bolsillo mi móvil recién recuperado y le envié un mensaje."Jeremiah dice que no pelearé y que todo esto solo es la cortina para que pueda matar a algunos lobos y a la loba que se supone es la protagonista de esta tontería".Duncan alzó las cejas al leer el mensaje y luego ambos vimos a Megan salir de la habitación cargando su propia ballesta.-¿Qué? No creo que sea una mala idea llevarlas con nosotros. - Dijo ella encogiéndose de hombros.Yo le sonreí.-Muéstrale el mensaje mientras bajamos. - Dije a Duncan y luego nos dirigimos a las escaleras.No creía que matar a algunos lobos molestos fuera algo de conocimiento común, así que prefería que esto quedara entre nosotros.Los osos se encontraban merodeando por el vestíbulo pero al vernos hicieron ruidos extraños.-No puedo hacerles en este momento delicias horn