Capítulo 32.

Nadie habló en todo el camino.

En cuanto bajamos del auto llamé a mi hermano pero me envió directo al buzón.

Vi de reojo a la abuela y al Alfa Linden dar algunas órdenes para informar a la manada que había sido una falsa alarma y que todos fueran a comer o descansar.

Enojada y frustrada, le dejé un mensaje de voz llamándole de todos los adjetivos que se me ocurrieron por todo lo que acababa de pasar. Después llamé a mi padre, pero tampoco contestó.

-Hey, tranquila. - Dijo Duncan acariciando lentamente mis brazos de arriba hacia abajo. - ¿Qué es lo que pasa?

Suspiré y me recargué en su pecho sin importarme que estuviéramos a mitad de camino de la casa de la manada de los pumas y que un montón de were gatos nos miraran con curiosidad.

-Pasa que no tenemos el dinero para pagar nuestra deuda con los otros pumas. - Dije suavemente en su pecho. - Estaba tratando de conseguir un préstamo de los tigres prometiéndole que tendrían una celebración organizado por nosotros en nuestro jardín de ev
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