Capítulo 22.

-Buenos días. - Dijo mi hermano abriendo la puerta ruidosamente. Yo gemí molesta, pero los machos de la habitación solo se rieron. - Vamos, hermanita. Alguien tiene que ir y vigilar que los lobos cumplan su palabra en el salón.

-Ve tú . - Dije acurrucándome más en mi almohada. Sin embargo, mi almohada se movió y yo fruncí el ceño.

-Ah, no. Tú querías el negocio, ve y arregla las cosas. Cuando te despiertes, pueden ir al comedor, papá les dejó el desayuno.

Cuando se alejó por fin abrí los ojos y miré a un Duncan muy divertido.

-¿No te gusta levantarte temprano, no es así?

-Ni un poco.

-Anotado. ¿Desayuno?

Bajamos después de que él se pusiera algunas ropas que mi hermano le dejó mientras discutía conmigo. Yo me puso cualquier cosa, no es como si ese día esperara clientes de todas formas... y no los dejaría entrar al salón, por supuesto. No hasta que estuviera presentable.

-¿Necesitan un aventón al salón? Voy a la ciudad. - Preguntó uno de los lobos mayores mirando a Duncan.

-Eso estar
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