—¡Presiento que Zoé puede estar en peligro! —exclamó Grace, con preocupación reflejada en su rostro y un palpitar acelerado en el pecho.Ada, al escucharla, respondió de inmediato:—¿Qué le hace sentir eso, señora?—No lo sé, es una corazonada.—Entiendo, señora. A veces, esas sensaciones pueden ser confusas. ¿Le gustaría hablar más sobre lo que siente? —preguntó Ada con empatía.—No estoy segura, Ada. Es como si algo me estuviera presionando por dentro, y no sé cómo explicarlo —respondió Grace, frunciendo el ceño.—Quizás podríamos intentar identificar qué podría estar causando esa sensación. A veces, hablar sobre lo que nos preocupa ayuda a aclarar las cosas —sugirió Ada, tratando de tranquilizarla.—Puede que sea el estrés por todo lo que ocurre con Zoé o quizás algo más personal. No lo sé —dijo Grace, mirando hacia el suelo.—Es completamente normal sentirse así. ¿La situación de Zoé le está causando ansiedad? —preguntó Ada, manteniendo un tono suave y comprensivo.—Claro que sí
Es tarde cuando Lucas llega a la granja y, de repente, comienza a llover. Desde su coche ve que hay gente en la casa, ya que las luces están encendidas. Una mezcla de tristeza e ira se apodera de él, incapaz de creer lo que está a punto de descubrir.Lucas, con un tono urgente, se dirige a su jefe de seguridad:—Escucha, necesito que vigiles la zona, pero no me sigas al entrar. No quiero que se interponga nadie en lo que estoy a punto de hacer.El jefe de seguridad asiente, preocupado:—Entendido, jefe. Pero tenga cuidado. No sabemos quiénes están ahí.Lucas lo mira fijamente, decidido:—Lo sé. Pero esto es algo que debo enfrentar solo.Lucas se puso el impermeable, sintiendo el peso de la decisión que estaba a punto de tomar. Con determinación, se acercó a la puerta y sacó su juego de llaves de la granja. Con un giro firme de la muñeca, introdujo la llave en la cerradura y, tras un leve clic, la puerta se abrió y dejó ver la oscuridad que lo aguardaba al otro lado.Zoé se encontraba
Horas después, Salvador llegó a la granja, subió corriendo al segundo piso. Con mucho cuidado y cautela, logró desarmarlo. Este, sorprendido al verlo allí, lo miró con desdén y, lleno de rabia y desesperación, comenzó a recriminarle.—¿Tú también sabías del engaño? —gritó Lucas, y su voz tembló de furia. — ¿Por qué no me lo dijiste? ¡Eras mi amigo!Salvador, manteniendo la calma, respondió con firmeza:—No lo sabía todo, Lucas. Pero lo que sí sé es que esto no es el camino. No puedes dejar que la ira te consuma. Hay otras formas de afrontar la traición.Lucas, con la mirada fija en Salvador, sintió cómo la confusión y la rabia luchaban dentro de él. Sin embargo, seguía mirando a Elijah con ira y le volvió a propinar otro puñetazo en la cara. Esta vez, Elijah escupió sangre.—¡No, Lucas! —gritó Salvador con la voz llena de emoción. —¡Estoy aquí porque te quiero y no quiero que te metas en problemas! ¡No puedes dejar que la ira te controle! ¡Suelta a Elijah, por favor!Lucas, con la mir
Lucas, con un poco más de calma, comienza a sacar conclusiones sobre cómo llegó el correo electrónico a su ordenador y quién pudo haberlo enviado sin conocer su identidad. Llama rápidamente al jefe de tecnología para que averigüe la dirección IP de donde salió el correo misterioso que confirmó la traición de Elijah y Zoé.Lucas, en voz baja y tensa, le dice:—Camilo, necesito que me ayudes con algo. He recibido un correo electrónico anónimo que revela algo muy importante. No sé cómo llegó a mi ordenador, pero necesito que averigües la dirección IP del remitente. Hazlo con la máxima discreción, por favor.—Claro, jefe. Lo entiendo. Deme un momento y lo llamo para darle los detalles.Minutos más tarde, el jefe de tecnología llama a Lucas.—Jefe, he encontrado la dirección IP del remitente del correo electrónico. Parece que proviene de un ordenador de la Universidad de Los Ángeles.—¿De verdad? ¿Puedes decirme de qué ordenador se trata?—La dirección IP coincide con la computadora del ár
Al caer la noche, desde el silencio de su alcoba, Zoé notó algo raro en Elijah y, de inmediato, le preguntó:—¿Estás bien, Elijah? Te veo un poco distante.Elijah la miró, sorprendido por su preocupación, y respondió:—Sí, solo estoy pensando en algunas cosas. No te preocupes.Zoé frunció el ceño, sin convencerse del todo.—No me engañes. Sabes que puedes hablar conmigo.Elijah la miró con mucha seriedad y, tras un momento de silencio, decidió romper el hielo.—Zoé, escuché lo que hablabas con tu madre —dijo con voz grave y tensa. —Ella mencionó que yo no soy lo suficientemente bueno para darte una vida de lujos.Zoé se quedó boquiabierta y con los ojos como platos.—¿Qué? No debiste haber escuchado eso. Mi madre a veces habla sin pensar.Elijah suspiró, sintiendo el peso de sus palabras.—No quiero que pienses que me importa el dinero o los lujos. Solo quiero que sepas que estoy aquí por ti, no por lo que puedo ofrecerte.Zoé se acercó a él, buscando su mirada.—Elijah, lo que import
Los días pasaban más rápido de lo que Lucas hubiera querido. Se mantuvo firme en su postura y desheredó a Elijah de su fortuna. Sin embargo, el joven aún contaba con la herencia de su madre fallecida. Elijah, que nunca había sentido apego por lo material, poco le importaba reclamar esa fortuna junto a su hermana Linda.Por otra parte, Linda hablaba muy seriamente con su tía Emma sobre la situación.—No puedo creer lo que Zoé y Elijah le hicieron a nuestra familia; mantuvieron su relación en secreto y hasta tuvieron un hijo—decía Linda con voz tensa. —Eso fue un error y han llegado demasiado lejos. Pero Elijah es mi hermano y no me parece justo que siga viviendo una vida sin las comodidades que siempre tuvo por ser el hijo de un poderoso magnate.Emma la miró con preocupación:—Entiendo tu frustración, Linda, pero ¿realmente crees que forzar a Elijah a reclamar lo que le corresponde solucionará algo? La vida no siempre se trata de dinero.—Tal vez no, tía —respondió Linda. —Pero él mer
Juzgado de familia de Portland. Lucas llegó antes de lo acordado. Al instante, hizo contacto visual con Zoé, quien llegaba acompañada de Emily. Lucas se acercó a ellas y las saludó con cortesía, algo que sorprendió a Zoé, ya que había imaginado una reacción muy diferente tras lo sucedido meses atrás en la granja.—Hola, Zoé. Emily —dijo Lucas, con una sonrisa que no lograba ocultar la tensión en el aire.—Hola, Lucas —respondió Zoé, sintiendo cómo el nudo en su estómago se hacía más fuerte.—No esperaba verte tan pronto —añadió Emily, intentando romper el hielo.—Sí, pensé que sería mejor llegar antes —dijo Lucas, mirando a Zoé con una mezcla de nerviosismo y determinación.Zoé se sintió atrapada entre el deseo de hablar y el miedo a lo que pudiera suceder.—¿Te gustaría ir a ese café de la esquina? —preguntó Lucas, rompiendo el silencio que se había instalado entre ellos.—Claro, suena bien —respondió Zoé, tratando de sonar más tranquila de lo que se sentía.Mientras caminaban, Luc
Al llegar a casa, Zoé vio a Elijah de pie en la ventana, mirando al vacío. Se acercó con cautela, temiendo su reacción. Elijah se giró y, al percatarse de su presencia, la miró con una expresión dura y fría. De inmediato, comenzaron sus reclamos.—¿Qué estaba pasando, Zoé? —preguntó Elijah, su voz cargada de reproche. —Te vi besando a mi padre en la salida del juzgado. ¿Cómo pudiste hacerme esto?Zoé tragó saliva, sintiendo el peso de su mirada.—Elijah, no fue lo que parece. No quise que sucediera, fue un momento confuso —respondió, tratando de mantener la calma.—¿Confuso? —replicó Elijah, cruzando los brazos— ¿Cómo puedes justificar eso? ¿No piensas en cómo me hace sentir?—Lo sé, y lo siento mucho. Necesito explicarte lo que pasó —dijo Zoé, acercándose un poco más. —Por favor, escúchame. Todo fue un malentendido.—¿Un malentendido? —replicó Elijah, su voz cargada de incredulidad. — ¿Besar a mi padre es un malentendido? ¿No te das cuenta de lo que eso significa?—Elijah, por favor,