Capítulo 59. El resultado de lo prohibido. 

Horas después, Salvador llegó a la granja, subió corriendo al segundo piso. Con mucho cuidado y cautela, logró desarmarlo. Este, sorprendido al verlo allí, lo miró con desdén y, lleno de rabia y desesperación, comenzó a recriminarle.

—¿Tú también sabías del engaño? —gritó Lucas, y su voz tembló de furia. — ¿Por qué no me lo dijiste? ¡Eras mi amigo!

Salvador, manteniendo la calma, respondió con firmeza:

—No lo sabía todo, Lucas. Pero lo que sí sé es que esto no es el camino. No puedes dejar que la ira te consuma. Hay otras formas de afrontar la traición.

Lucas, con la mirada fija en Salvador, sintió cómo la confusión y la rabia luchaban dentro de él. Sin embargo, seguía mirando a Elijah con ira y le volvió a propinar otro puñetazo en la cara. Esta vez, Elijah escupió sangre.

—¡No, Lucas! —gritó Salvador con la voz llena de emoción. —¡Estoy aquí porque te quiero y no quiero que te metas en problemas! ¡No puedes dejar que la ira te controle! ¡Suelta a Elijah, por favor!

Lucas, con la mir
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