Capítulo 26. Nunca subestimes a un contrario.

Al día siguiente, Trevor desayunó con su abuelo en la habitación del hombre, antes de irse a la oficina.

Albert había amanecido un poco indispuesto, aquejado por infinidad de dolencias.

—¿Has visto a George hoy en la mañana? —preguntó el anciano.

—Lo saludé antes de venir. Brianna le daba de comer en el jardín que está junto a su habitación.

—¿Y cómo se ha sentido? —quiso saber antes de que la tos lo molestara un poco.

—Con más ánimo. No se ha quejado de ningún dolor.

—Tienen que cuidarlo mucho, para que no termine como yo —clamó y tomó un bocado pequeño de su comida.

Trevor pensó que si George fuese su hijo, velaría por él día y noche. Lo llevaría a dar largas caminatas por parajes naturales, para que el niño aprendiera con sus propias experiencias.

Le contaría cientos de historias y le leería cuentos cada noche antes de dormir, para que su mente nunca dejara de soñar con mundos llenos de magia. Eso lo haría un hombre creativo y esperanzado, no agobiado por traumas y soledades, como
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo